miércoles. 24.04.2024
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Padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad

El 6 de Julio se presentó en Berlín el denominado Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad de Colombia. Sorprendía que no se celebrará en el Instituto Iberoamericano, porque a mucho se nos antojaba un marco idóneo para un evento como ese.

Pero tuvo lugar en otro lugar muy emblemático, el auditorio Leibniz de la Academia de Ciencias de Brandemburgo, en pleno corazón de la capital alemana. Bien mirado un pensador como Leibniz, quien meditó sobre la resolución de los conflictos y creía que una Característica universal podría dirimirlos al neutralizar las tergiversaciones de los malentendidos, no dejaba de ser una referencia ideal para presidir simbólicamente la sesión.

Se nos informó cumplidamente del trabajo realizado. Han conseguido recopilar miles de testimonios, hacer dialogar a las victimas con sus victimarios y confeccionar un mapa de los lugares más problemáticos. La infancia, las mujeres y ciertas minorías étnicas han recibido especial atención, al ser blanco preferente de una violencia indescriptible.

Cuando se les pone rostro las cifras dejan de ser fríos datos estadísticos y nos permiten conocer mejor las tragedias humanas que han protagonizado décadas de conflictos armados cuyas causas casi nadie lograba recordar y mucho menos explicar. Para evitar que se repita, hay que conocer los errores históricos cometidos, máxime cuando el desatino alcanza proporciones gigantescas.

Fue también muy interesante oír hablar del exilio forzoso que nunca puede ser dorado al tratarse de algo involuntario. El colectivo colombiano en Alemania, por ejemplo, ha tenido que hacerse con un idioma complicado y adaptarse a unas costumbres muy diferentes, intentando conservar su identidad originaria.

Las intervenciones del público también fueron interesantes. ¿Podrían acabarse con los intereses pecuniarios que hacen atractiva la explotación en ciertas regiones donde sus habitantes resultan molestos para optimizar los beneficios? En muchas ocasiones los países amigos no ponen trabas a sus empresas nacionales, pese a que sus declaraciones institucionales mantengan lo contrario en materia de principios.

El acto lo cerró el canciller designado, que todavía debe tomar posesión de su cargo cuando lo haga el propio presidente. No estaba el embajador colombiano en Berlín, porque había dimitido tras las elecciones, al igual que su homologo en Washington y el jefe del ejército. En realidad esas bajas voluntarias pueden facilitar la difícil tarea del nuevo gobierno.

Por primera vez tiene un signo progresista y le tocará templar muchas gaitas en frentes muy amplios. Las palabras del futuro ministro de asuntos exteriores resultaban esperanzadoras. Hablaba una persona con dilatada experiencia en los asuntos que le tocará manejar.

Dado que se quiere internacionalizar el informe colombiano, quizá fuera conveniente hacer un apéndice donde se recojan someramente procesos paralelos. Pienso en los obvios casos argentino y chileno, pero no habría por qué limitarse a ese continente. Sin ir más lejos Alemania y España también tienen historias que aportar. En un caso durante varias décadas hubo dos naciones alemanas y en el otro tenemos un prolongado exilio republicano. El País Vasco vivió durante mucho tiempo un ambiente de violencia que no se correspondía con su visión extramuros. Basta leer la novela Patria o ver la serie televisiva homónima para comprobarlo.

La nueva presidencia colombiana tiene ante sí un desafío tan complejo como apasionante, como también es el caso de Chile. No es algo distintivo de Colombia el que la sociedad civil esté partida en dos mitades. Por desgracia esa polarización político-social parece interesar mucho a los partidarios de la posverdad y los negacionismos de las evidencias más palmarias. Da igual cómo se llamen los bloques antagónicos: trumpistas y demócratas, favorables al Brexit o a la permanencia en Unión Europea, nostálgicos del franquismo y defensores de un espíritu republicano. Siempre nos encontramos con dos tendencias opuestas que, como bien expresó Antonio Machado, helarán tu corazón.

Se avecinan tiempos difíciles, con una pandemia que sigue ahí aun cuando ahora miremos a otra parte, un rearme militar que arruinará unos esquilmados recursos púbicos y una mentalidad ventajista que socava las reglas de una convivencia pacífica.

Lo que amenaza las democracias liberales no son tanto los conflictos bélicos como una terrible desigualdad entre ciudadanos de primera y gente a la que se va expulsando del sistema con una precariedad insostenible. Sean bienvenidos informes como el que han logrado hacer los colombianos, porque no vale de nada no afrontar los traumas colectivos. Pero seamos más ambiciosos y démosle un marco más cosmopolita, dado que compartimos los problemas y esa puesta en común seguramente podría servir para hacernos encontrar soluciones conjuntas.

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