viernes. 29.03.2024
geopoltiica

Sin lugar a dudas el mundo se enfrenta hoy a un nuevo reto, un virus global pandemico que fruto del proceso globalizador ha comunicado rápidamente a los países en una batalla compartida contra un nuevo virus , el Covid19 o también denominado coronavirus, que viene a fijar en el tablero de la geopolítica y la economía varios retos a los que como sociedad tendremos que enfrentarnos. Desafíos de los que necesariamente tendrán que sacarse conclusiones que deben servir para entender que tal vez este episodio de pandemia mundial sólo sea el principio de otros que en el futuro podrán darse como consecuencia de  un modelo de crecimiento económico mundial que está llevando al planeta hasta el extremo en un modelo de insostenibilidad que tiene en el cambio climático, el calentamiento global, la superpoblación y la contaminación algunos de sus escenarios más complejos.

Son así varios los análisis que deberán tener como consecuencia la toma de decisiones por parte de las administraciones públicas y las empresas tras la primera gran crisis global del siglo XXI que hoy va a poner al límite a los servicios públicos y las economías nacionales de gran parte del mundo.

Hoy todavía existen más de 300.000 nuevos virus por descubrir cuya frontera de conexión entre las infecciones animales y humanas destaca por la fragibilidad de las barreras que los retienen

De esta forma, en el ámbito de la economía no podemos dejar de destacar la fragibilidad de un sistema económico que dependiente del impulso de Asia en la estructura de sus cadenas de producción ve hoy como el proceso de deslocalización de los centros de producción y grandes empresas llevadas a cabo a partir de los años noventa hacía China y otros países del entorno ha venido a fijar la estabilidad de suerte de la actividad empresarial occidental a la realidad asiática. Algo que unido a la extrema interconexión del modelo económico globalizador ha servido para impulsar en este caso una cadena de contagio en las propias economías de los países que como un castillo de naipes han visto caer sus bolsas por el pánico generado por el Coronavirus. Habrá así pues que analizar tras esta crisis el modelo de globalización económica y de comunicación de unas economías más débiles de lo que antes hubiéramos pensado. Aún, cuando las anteriores crisis económicas habían demostrado ya la capacidad de contagio de las mismas entre los diferentes territorios.

Pero junto a este ámbito, habrá que analizar el modelo de sistema público de salud, decapado en los últimos tiempos por recortes de toda índole en nuestra país y en otros del ámbito europeo, sistemas por contra a los que hoy miramos todos con las esperanzas de que den  respuesta a los miedos e incertidumbres de una sociedad en shock ante una  pandemia que pudiera haber salido de las páginas de cualquier novela de ciencia ficción. Por ello, la salida de esta crisis deberá servir para entender que uno de los pilares fundamentales de cualquier estado del bienestar es el de la sanidad y por ello, los recursos deben siempre orientarse al fortalecimiento de un sistema que si bien hoy se enfrenta al Coronavirus, nadie niega la posibilidad de que en el futuro aparezcan otros riesgos de igual o peor categoría.

Parece así quedar hoy claro, que esa visión autocomplaciente antropocentrista del ser humano estructurada en sus sistemas de crecimiento basados en la innovación, la tecnología, la economía del conocimiento y de la denominada sociedad del conocimiento ha olvidado que lo minisculo en la tierra como la fue en su propia configuración es determinando y que el ser humano es un elemento prescindible. Una enseñanza que debería de hacernos entender además que el modelo de economía fósil contaminante que hoy rige el sistema productivo mundial, de ultrapolución de nuestro aire que hace que nueve de cada diez personas respiren contaminación diaria o de hábitos de consumo que sólo sirven para poner en jaque a un planeta al límite con un cambio climático y un calentamiento global que llevará a la aparición de más virus en el futuro. No por menos estos forman parte del propio ecosistema en el que vivimos, ese en el que hoy todavía existen más de 300.000 nuevos virus por descubrir cuya frontera de conexión entre las infecciones animales y humanas destaca por la fragibilidad de las barreras que los retienen, siendo un factor fundamental para romper las mismas las consecuencias del propio calentamiento global, ese que en forma de cambio climático viene a acelerar los procesos de contagio y puesta en jaque de la humanidad ante esos nuevos rivales en forma de partículas invisibles. Sería bueno recordar hoy las enseñanzas de Carl Sagan, esas que venían a definir al ser humano como una simple mota de polvo en el universo.


Josu Gómez Barrutia | Embajador en España del Think Tank 'The Future Society' y Profesor de Relaciones Internacionales de la 'Universidad Europea Miguel de Cervantes' y Director General del Instituto Internacional Magallanes'

Lecciones de una crisis global: el día después del Coronavirus