miércoles. 24.04.2024
 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló en 2017 que más de 150 millones de niños de entre 5 y 17 años están siendo esclavizados por multinacionales. “Los niños son retenidos contra su voluntad en granjas aisladas, encerrados por la noche, amenazados con palizas y obligados a trabajar muchas horas incluso cuando están enfermos”.

Los datos y testimonios divulgados por la Asamblea General de las Naciones Unidas son escalofriantes. Las consecuencias físicas y psíquicas de la explotación que sufren millones de menores en el mundo -víctimas de las grandes firmas multinacionales- han sido expuestas mediante testimonios recogidos en diez países africanos, en los que la mano de obra barata acrecienta las fortunas de empresas como Nestlé, en cuyas granjas de cacao de Costa de Marfil y Ghana son esclavizados más de un millón de niños.

Menores mal alimentados cargan enormes sacos que les provocan graves daños físicos. “Gran parte del chocolate del mundo nos llega gracias al trabajo agotador de los niños esclavos”, señala el informe de la OIT.

152 millones de niños –64 millones de niñas y 88 millones de niños– están sometidos al trabajo infantil, casi uno de cada diez niños en el mundo. El mayor número de niños entre 5 y 17 años, víctimas del trabajo infantil, se encuentra en África (72,1 millones), seguida por Asia y el Pacífico (62 millones), las Américas (10,7 millones), Europa y Asia Central (5,5 millones) y los Estados Árabes (1,2 millones). Aproximadamente una tercera parte de los niños, entre 5 y 14 años, en trabajo infantil está fuera del sistema escolar, 38 por ciento de los niños entre 5 y 14 años que realizan trabajos peligrosos, y casi dos terceras partes de los que tienen entre 15 y 17 años trabajan más de 43 horas por semana.

152 millones de niños –64 millones de niñas y 88 millones de niños– están sometidos al trabajo infantil, casi uno de cada diez niños en el mundo.

En 2018 Nestlé reconoció la explotación de menores dentro de su cadena de suministro, cuando se opuso a la propuesta de Ley de Esclavitud Moderna de Australia. La legislación había exigido a las empresas que informaran de sus progresos en la eliminación de la trata de personas, la esclavitud, la servidumbre sexual y el trabajo infantil dentro de sus operaciones y cadenas de suministro. Voceros de Nestlé informaron que el requisito de dicha ley “añadiría costes y tiempo, que habría que sufragar en alguna parte”. La excusa de la multinacional chocolatera fue acompañada por un amparo presentado ante la Corte australiana. “Aunque opinamos que los requisitos obligatorios son sensatos, en términos prácticos esta diferencia significa que las empresas multinacionales tendrán que preparar declaraciones a medida para cada país en el que deban informar. No todos los proveedores pueden asumir esos costes por sí mismos; algunos pueden trasladarlos a los clientes/consumidores”, sostuvieron los abogados de Nestlé.

Para UNICEF “hay trabajo infantil inapropiado cuando se obliga al niño a trabajar a una edad muy temprana, en jornadas excesivas, en condiciones de estrés, en ambientes inapropiados, con exceso de responsabilidad, y bajo salario, sin acceso a la educación, y minando su dignidad y su autoestima; en suma, dificultando su pleno desarrollo social y psicológico”.

La explotación infantil existe aunque la Convención de los Derechos del Niño contemple que “la humanidad debe al niño lo mejor que puede darle”, y esto es lo que le ayudará a “desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente, en forma saludable, en condiciones de libertad y de dignidad”, debiendo ser protegidos “contra toda forma de abandono, crueldad y explotación”.

Sin embargo, y a pesar del esfuerzo de las entidades que denuncian la explotación infantil de importantes firmas multinacionales, la pobreza que asola a los países africanos juega a favor de esas grandes marcas que los medios de comunicación imponen a través de la publicidad. Los mismos medios de comunicación que, claro está, evitarán referirse a la esclavitud moderna que estas mismas multinacionales llevan a cabo en pos de obtener mayores réditos. 

Los niños esclavos de Nestlé