martes. 23.04.2024
ALBERTO Y CRISTINA
Alberto Fernández y Cristina Fernández en una imagen de archivo.

@jgonzalezok / La vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner, dio un espectacular golpe de mano contra el presidente, Alberto Fernández, sacando a los ministros y otros altos funcionarios que le responden políticamente, después de la espectacular derrota sufrida por el gobierno en las elecciones primarias del pasado domingo (12). La crisis institucional provoca una crisis de gobernabilidad y denota una brutal lucha por el poder real.

Desde el domingo por la noche, cuando se supo del fracaso electoral, Cristina Kirchner le viene exigiendo al presidente cambios en el gabinete y en política económica y social. Pero los hechos sorprendieron al propio Alberto Fernández, que había sostenido que se debía esperar al 14 de noviembre, cuando se celebrarán las elecciones parlamentarias.

Esta maniobra de la vicepresidenta, vaciando el gobierno del que ella misma forma parte, muestra que la coalición gobernante, aunque todos se dicen peronistas, atraviesa por una grave crisis. Algunos ministros no le responden al presidente, sino a su jefa política, la vicepresidenta.

El diario Clarín trae una cita que puede explicar lo que está sucediendo. La declaración es de Federico Martelli, vinculado al Grupo Callao, think tank de Alberto Fernández, que dijo: “Está claro que acá está operando La Cámpora para llevárselo puesto a Cafiero”. La Cámpora es el grupo de leales de la vicepresidenta y Cafiero es el jefe de Gabinete, el funcionario más leal y cercano al presidente. El gabinete del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, también renunció, aumentando de esta forma la presión sobre el presidente.

La maniobra de Cristina tiene la curiosidad de que los periodistas recibieron la información de las renuncias por llamadas telefónicas del entorno más cercano de la vicepresidenta. Incluso periodistas considerados como enemigos por dicho espacio político.

La ofensiva de Kirchner no es nueva. Hace casi un año la vicepresidenta ya habló claramente de “funcionarios o funcionarias que no funcionan”

La ofensiva de Cristina Kirchner no es nueva. Hace casi un año, a fines de octubre del 2020, la vicepresidenta ya habló claramente de “funcionarios o funcionarias que no funcionan”, provocando la dimisión de la ministra de Desarrollo Territorial, María Eugenia Bielsa, y a la de Justicia, Marcela Losardo. En aquél momento no logró que el presidente prescindiera del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Ahora, Cristina Kirchner insistía en la cabeza del ministro de Economía, Martín Guzmán, del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y seguía pidiendo la cabeza de Cafiero.

Presidente y vicepresidenta se habían reunido en la residencia presidencial de Olivos la noche del martes (14), cuarenta y ocho horas después de las elecciones, sin llegar a un acuerdo. Insistiendo el primero en esperar al resultado de noviembre, con la esperanza de poder recortar la ventaja que logró la oposición en los dos meses que quedan para la vuelta a las urnas. Cristina Kirchner, por el contrario, insistió en que lo que hay que hacer es redoblar la apuesta y radicalizar el gobierno.

Al mediodía de este miércoles (15), el presidente encabezaba un acto en el que participaba el ministro de Economía, Martín Guzmán, en un evidente deseo de respaldarlo. El ministro presentó la Ley de Hidrocarburos y dio definiciones económicas, reiterando el rumbo, mostraron diferencias con el sector cristinista. El presidente, por su parte, reiteró su estrategia en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, que era otro de los motivos de disenso en el seno del gobierno.

Poco después se anunciaban las renuncias, que se materializaron por orden directa de Cristina Kirchner. Primero fue la del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Le siguieron el resto de los ministros considerados como “cristinistas”, sumándose también funcionarios de organismos estatales, como Aerolíneas Argentinas.

En esta disputa de poder, la central sindical CGT cerró filas con el presidente y le ratificó su apoyo. El Movimiento Evita, una de las organizaciones del peronismo que tiene un gran poder de movilización, también respaldó a Alberto Fernández y convocaron a una gran manifestación de apoyo este jueves (16) en la Plaza de Mayo. Varios gobernadores también se han comunicado con el mandatario para expresarle su apoyo.

La jornada de este miércoles fue intensa, con múltiples reuniones, tratando de ver cómo se sale de esta crisis, que sigue abierta. A última hora de la noche, Alberto Fernández abandonaba la Casa Rosada, donde se reunió con los ministros que le siguen siendo fieles, sin aceptar aún las renuncias. Un papel clave es el que puede jugar Sergio Massa, presidente del Congreso, con buena relación con Máximo Kirchner y que estuvo muchos años alejado del peronismo. Es un hombre del establishment, con una enorme ambición política y que puede ver la oportunidad de obtener un rédito político en este trance.

Esta crisis parece marcar el fin de algunos mitos relativos al peronismo. Como que es una fuerza hegemónica y que unidos son invencibles. En este sentido es especialmente significativo que ya no controlan la provincia de Buenos Aires (principal distrito electoral, con el 37% de los votos). Y también se desmiente que el peronismo sea el único que garantiza la gobernabilidad de la Argentina.

Ultimátum de Cristina Kirchner a Alberto Fernández