jueves. 28.03.2024
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Foto: @vox_es

El fascismo crece en Europa y lo hace sin pudor ni sentido de la lógica: "Vox copió el protocolo de Castilla y León de la ley antiaborto de Viktor Orban" es el titular del ligero artículo de Miguel González para El País del 16 de enero e, igualmente en dicho ejemplar, Juan Navarro recordaba que Juan García Gallardo (Vox) "definió al aborto como 'drama social' y esgrimió "que atenciones como la atención psicológica específica, podrían servir para que las mujeres tomaran decisiones de forma 'mucho más consciente'". 

Miguel González aseguraba en dicho ejemplar de El País que la "Agenda España, el programa político de Vox, proclama como uno de sus objetivos 'salvaguardar jurídicamente el derecho a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, comenzando con la derogación de la ley de Eutanasia y de la Ley de Aborto Libre'". Y es que, para Vox, "el derecho al aborto no puede ser aceptado ni siquiera si democráticamente así de decide", según González en el citado trabajo.

Terrible. Pero la verdad es que, en Las hermanas Grimké, Gerda Lerner ya entiende que, en "noviembre de 1829, Angelina Emily Grimké se fue de Charleston para convertirse, por voluntad propia, en una exiliada". Lean el libro del sello pamplonés Katakrak Liburuak: "Cuando dio el paso definitivo, no podía caber ninguna duda respecto a sus motivos para ello: su propia marcha era una protesta pública contra el sistema de la esclavitud". 

Trump, Bolsonaro... son algunos de los esclavistas que no aceptan la alternancia y pretenden mantener en el poder al gobernante derrotado en las elecciones

En este ensayo, pueden hallar algunas de las razones que han llevado a las mujeres de todas las épocas tras la senda de la reivindicación de sus derechos. "La oleada de actividad femenina que acabaron desencadenando las Grimké iba a reflejarse en una avalancha cada vez mayor de peticiones antiesclavistas", añade Lerner en este estudio. Eso sí: la lucha contra la esclavitud es solo una de las actividades diarias de las hermanas Grimké, como lo es el día a día de la existencia de cualquier mujer de nuestros días, cuando el fascismo se viene arriba. En América y en Europa. 

Por ello, artículos como el de Javier García Fernández para Nuevatribuna publicado el 15 de enero, adquieren enorme importancia cuando, en dicho trabajo, puede leerse que identificar "el trumpismo con una determinada política neoliberal extremista en lo económico y en lo social no parece suficiente porque esa misma política económica y social la practicó Reagan con creces y también, en menor medida, Bush hijo". Trump, Bolsonaro... son algunos de los esclavistas que no aceptan la "alternancia" y pretenden "mantener en el poder al gobernante derrotado en las elecciones”.

Y son, éstos, los esclavistas que pretenden borrar el derecho de las mujeres a defenderse de la violencia sexual o a decidir no traer a este mundo más población forzada a sufrir la desigualdad radical e incluso la llegada a este mundo de niños y niñas programados por dicha violencia. ¿Es, todo ello, lógico? ¿Es humano? Afortunadamente, "el Gobierno responde a la Junta de Castilla y León por el protocolo 'antiabortista'", según nos hacía saber, al igual que otros, Nuevatribuna ese 15 de enero.

Algo es algo... pero, y con perdón, ¿es suficiente ante el avance de la extrema derecha en el poder?

Crece el fascismo