sábado. 20.04.2024
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Y finalmente llegó el día. Luego del vertiginoso ciclo de endeudamiento -sin precedentes en la historia argentina- el oficialismo, a través del flamante Ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, reconoció la imposibilidad de cumplir con los vencimientos de capital e intereses en las condiciones pactadas. Toda la deuda pública está hoy en default y sin acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional.

El anuncio de Lacunza se produjo en el momento en que el dólar tocaba el récord histórico de 60 pesos y el riesgo país (Prima de Riesgo) alcanzaba los 2.200 puntos, una escalada que coloca a la Argentina en un privilegiado puesto en el ránking de los países de economías más vulnerables y al borde del colapso.

La estrategia del presidente argentino es responsabilizar de este desastre a la oposición; una infantil argucia que abona aún más la nula seriedad que caracteriza a sus discursos. Según Macri, los mercados advierten el posible triunfo de Alberto Fernández en las elecciones generales del próximo mes de octubre. Y esa sería la razón por la cual se está produciendo este escenario de catástrofe económica. Macri responsabiliza al voto democrático, a cada uno de los electores que le demostraron, a través de las urnas, que ya no desean continuar padeciendo las consecuencias de un modelo que no ha hecho otra cosa que fracasar.

Macri ha renunciado a la inmunidad soberana sobre los bienes estratégicos. Una irrefutable traición a la patria por la que ya ha sido penalmente denunciado

La megadevaluación macrista arrojó a la economía a un escenario en el que pagar la deuda es una misión prácticamente imposible. Macri recibió una economía desendeuda, con excelentes indicadores de solvencia y sustentabilidad. Sin embargo, el daño producido por sus propias decisiones provocó el default técnico que Lacunza ha anunciado, utilizando el eufemismo de “reperfilamiento” de deuda; un término que la Real Academia Española desconoce.

El equipo de gobierno que se autoproclamó como “el mejor de los últimos 50 años” termina su gestión dejando tras de sí una auténtica bomba de tiempo. El próximo gobierno deberá tener la cintura necesaria para hacerle frente a una herencia que ahora sí, será mucho más que “pesada”. El gobierno argentino ha puesto como garantía del pago de la deuda las riquezas y recursos naturales del país. Grecia debió vender parte de su geografía para afrontar este mismo desafío. Macri ha renunciado a la inmunidad soberana sobre los bienes estratégicos. Una irrefutable traición a la patria por la que ya ha sido penalmente denunciado.

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