jueves. 25.04.2024

La meta de más de quince organizaciones no gubernamentales para 2025 era, entre otras no menos urgentes, erradicar el trabajo infantil y la explotación laboral en las regiones más afectadas por esta aberración en América Latina. Sin embargo, a tres años del tiempo propuesto como fin de la “esclavitud moderna”, el propósito aún está lejos de materializarse. 

Luego de algunos años en los que los indicadores señalaban una tendencia a la reducción, la pobreza, la miseria y el prolongado cierre de escuelas que causó la pandemia de Covid19 forzaron a cientos de miles de niños y niñas al trabajo infantil. El número total es difícil de establecer, aunque UNICEF estima que son alrededor de ocho millones y medio de menores de entre 5 y 17 años que trabajan tanto en zonas rurales como urbanas; muchos de los cuales realizan labores que afectan su salud física y psíquica. 

A nivel mundial el trabajo forzoso genera ganancias por unos 150 mil millones de dólares, de los cuales la mayor parte, 99 mil millones, provienen de la explotación sexual comercial

Es evidente que la manera de detener la proliferación del trabajo infantil es mediante un adecuado diálogo social, la cooperación internacional, la implicación de todos los cuadros políticos y la aplicación de medidas de protección social; además de un impulso que mejore la educación y el compromiso gubernamental de cumplir con las inspecciones laborales y de ofrecer trabajos dignos a quienes están en edad y condiciones de trabajar. Cuando estas condiciones no están dadas se abre la puerta a la explotación de niños y niñas cuyos progenitores se ven forzados a interrumpir su formación escolar para que se transformen en una fuente de ingresos para el hogar. 

TRABAJO ESCLAVO

Claro que no son sólo los niños y niñas provenientes de familias vulnerables los explotados por empresarios inescrupulosos que saben ver en la necesidad ajena una oportunidad lucrativa. La Organización Mundial del Trabajo (OIT) estima que existen en América Latina más de un millón y medio de personas sometidas a trabajo forzoso que constituye una grave violación de los derechos humanos y de los derechos fundamentales en el trabajo. En el informe “Ganancias y Pobreza: Aspectos económicos del Trabajo Forzoso”, realizado por esta organización, se denuncia que a nivel mundial el trabajo forzoso genera ganancias por unos 150 mil millones de dólares, de los cuales la mayor parte, 99 mil millones, provienen de la explotación sexual comercial. 

Nestlé es una de las multinacionales que están sometiendo a miles de niños y niñas guatemaltecos que recogen granos de café por menos de un dólar diario

Pero volviendo al trabajo infantil (“la mayor aberración y una de las más miserables formas de explotación”, según las opiniones de los investigadores a cargo de datos y estadísticas a este respecto, y recogidas de los informes de las entidades a las que representan), el descaro de reconocidas multinacionales no tiene límites. Y Nestlé es una de ellas, sometiendo a miles de niños y niñas guatemaltecos que recogen granos de café por menos de un dólar diario, mientras paga millones de dólares por publicidad, en especial al actor George Clooney, su cara promocional.

Para UNICEF, el método más efectivo para erradicar el trabajo infantil y la explotación de niños y niñas, es establecer por ley la edad laboral, el control y las inspecciones de trabajo, la acción social de los gobiernos y el apoyo a las familias en riesgo de exclusión.

Aún ante la existencia de una Convención de los Derechos del Niño que contempla que “La Humanidad debe al niño lo mejor que puede darle”, la explotación infantil no se detiene. Y por lo que las estadísticas señalan, la meta de erradicar esta violación de derechos aún está lejos de cumplirse. 

Trabajo infantil, explotación laboral y otras aberraciones por erradicar