viernes. 26.04.2024

A falta de cerrarse el escrutinio, ya puede confirmarse, sin embargo, que los conservadores obtienen un inesperado e incontestable éxito electoral, que podría proporcionarles la mayoría absoluta, algo impensable hasta el mismo día de los comicios incluso para los tories más optimistas.

Los segundos triunfadores son los nacionalistas escoceses, que podrían obtener casi todos los escaños en disputa en su territorio (56 de 59, a la hora de escribir esta crónica)

Los grandes derrotados son los laboristas, que son barridos del mapa en Escocia por los nacionalistas y no consiguen arrancar a los conservadores las circunscripciones más reñidas. El resultado final podría ser el peor desde 1987. A media mañana, la BBC ha anunciado la inminente dimisión de Ed Miliban como líder del partido.

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Más castigados aún han sido los liberales-demócratas, que podrían no llegar a los diez escaños en Westminster. La suerte de Nick Clegg parece también echada.

Los eurófobos del UKIP obtienen los resultados más o menos esperados y tendrán una presencia muy reducida en el Parlamento.

La victoria conservadora podría tener efectos paradójicos debido al auge del Partido Nacionalista Escocés. Dos procesos traumáticos se apuntan en el horizonte: la posible separación británica de Europa, si no se consigue una renegociación de su presencia en la Unión y se confirma el referéndum prometido por Cameron, y un más que probable nuevo intento de Escocia de conquistar la independencia mediante una nueva consulta.

Esta dinámica Britexit-Scottexit ha destrozado a los laboristas. A Cameron parece haberle dado resultado su estrategia del miedo; es decir, el anuncio de una coalición laborista-nacionalista para hacerse con el poder. En cambio, a Miliban su reiterada negativa al pacto post-electoral con los separatistas escoceses le ha ocasionado un daño enorme, ya que los habitantes del norte inclinados a la izquierda han preferido reforzar la vía independentista en detrimento de los laboristas. La debacle escocesa de Miliban lo ha condenado políticamente.

Sorpresa mayúscula en Gran Bretaña. Fracaso absoluto de las encuestas preelectorales