jueves. 25.04.2024
NUEVATRIBUNA - 6.7.2010

El enfrentamiento entre ambos se visualizó el pasado mes de mayo, cuando José Joaquín Ripoll no acudió a la reunión de la dirección del PP valenciano, que arropó a Francisco Camps tras ordenar el Tribunal Supremo reabrir la investigación sobre su relación con la trama Gürtel.

Poco después, en declaraciones a los periodistas, Ripoll aseguraba que había tomado la decisión de ausentarse "conscientemente", que Génova conocía sus razones y dejaba claro que, además de él, también decidieron no ir a Valencia "las personas que conforman la ejecutiva provincial del partido y que representan al PP en esta provincia".

De Ripoll y Camps se dice que rompieron hace mucho tiempo, que apenas tienen contacto más allá de la relación puramente institucional, y que mantienen una visión absolutamente opuesta sobre el futuro del PP en la Comunidad Valenciana.

Detrás de los desplantes de Ripoll a Francisco Camps se oculta la necesidad de mantenerse activo y en primera fila de la política para, llegado el momento, jugar un papel en los movimientos que se puedan producir ante una eventual relevo de la cúpula regional de los 'populares'. Dentro de esta estrategia, el dirigente alicantino -detenido esta misma mañana- se ha exhibido como ejemplo de 'limpieza' y pulcritud política en contraste con las salpicaduras del caso Gürtel que han alcanzado a Camps.

Junto a Alfonso Rus, el presidente del PP de Valencia, es el 'barón' territorial más díscolo de los tres con que cuenta el presidente del Consell. Su poder se ha visto acrecentado en los últimos tiempos ante la debilidad en la que el caso Gürtel ha sumido a Camps, hasta el punto de hacer saltar las alarmas en la sede nacional del partido. El tercero, Carlos Fabra, responsable del PP en Castellón, se ha mantenido más tranquilo quizá porque bastante tiene con hacer frente a sus propios casos de corrupción y contra la Hacienda Pública que mantienen abiertas varias causas judiciales contra él.


Ripoll y Camps, una vieja enemistad