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NUEVATRIBUNA.ES / ISABEL G. CABALLERO 25.06.2010

La expectación era máxima, alrededor de setecientos invitados acudieron este viernes al Hotel Ritz de Madrid para escuchar de primera mano las líneas generales del programa económico con el que Mariano Rajoy se presenta como alternativa de gobierno a poco menos de dos años de que se celebren elecciones generales. El líder del PP fue a hablar de economía, sólo y exclusivamente de economía, quizá por ello causó cierta decepción su falta de concreción en las propuestas y la omisión de asuntos como la reforma de las pensiones que ni siquiera citó en su exposición.

El presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato y el de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán fueron testigos de primera línea en la mesa principal ocupada por Manuel Fraga, María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Esperanza Aguirre o Alberto Ruiz-Gallardón entre otros. Al lado, empresarios, principalmente del sector de la construcción como Luis de Rivero (Sacyr Vallehermoso); Baldomero Falcones (FCC); Florentino Pérez (ACS). También José María Entrecanales (Acciona); Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola); y del mundo de la banca, como Alfredo Sáez (Santander) y Ángel Cano (BBVA), si bien faltaron los presidentes de estas dos entidades, Emilio Botín y Francisco González.

Rajoy descartó avalar un gobierno de concentración presidido por Zapatero y que había sido adelantado por Javier Arenas en una entrevista en el diario ABC: “Hoy en día es impensable”, afirmó, pero defendió los pactos de Estado en materias como la educación, la energía y la reforma de la administración pública; y confió en que el proceso de reformas en España cuenta con el respaldo de “una amplia mayoría parlamentaria” y “cuando menos, el de las dos grandes fuerzas políticas” del país, dijo.

El jefe de la oposición abogó por la despolitización (sacando a los cargos políticos de los consejos de administración) y la privatización de las cajas de ahorro “facilitando la captación de capital en los mercados” y posibilitando que “las entidades que lo deseen puedan separar la actividad bancaria de la fundacional”, creando “cuotas participativas con derechos de voto” y “definiendo de una forma más precisa la normativa de los Sistemas Institucionales de Protección”.

ESCASOS TITULARES Y POCAS NOVEDADES

El discurso de Rajoy dio escasos titulares y aportó pocas novedades a lo que viene planteando el PP desde hace tiempo. El jefe de la oposición criticó la reforma laboral del Gobierno pero evitó responder si pedirá la ampliación de las indemnizaciones por despido después de que su partido lleva días reprochando al Ejecutivo el abaratamiento del mismo.

El líder del PP se remitió a las enmiendas que su Grupo está preparando para el trámite parlamentario del decreto ley y solamente anunció la propuesta para que se cree “una cuenta de formación asociada al número de cotización a la Seguridad Social que permita identificar de forma inmediata la formación recibida por cada uno y contribuya a personalizar y mejorar los itinerarios formativos”, aseguró. Donde sí hincó el diente fue en el tema de la negociación colectiva para restar poder a los sindicatos en beneficio de los empresarios ya que, a su juicio, “apoyar a las empresas es apoyar a los trabajadores”.

Reforma educativa, “garantizando que el castellano sea lengua vehicular en toda España”; apuesta por la Formación Profesional; reforma fiscal con rebaja de impuestos (como el de Sociedades); reforma del sistema energético; reformas institucionales; fortalecimiento de la unidad de mercado; y reforma del Estado para “adelgazar el sector público”. Rajoy se comprometió a impulsar un consenso político para “constitucionalizar los principios de la estabilidad presupuestaria” y abogó por prohibir las transferencias y gastos de las Administraciones en ámbitos competenciales distintos a los propios: “Debemos avanzar hacia la segunda descentralización, delegándose más competencias a los ayuntamientos”.

Rajoy no se mostró a favor de imponer un impuesto a la banca y consideró que “no es una prioridad” reformar la pensiones para ampliar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. Eso sí, se mostró partidario de incentivar los planes de pensiones.

Rajoy quiere lanzar las Cajas al mercado