domingo. 28.04.2024
Continúa el fuego cruzado entre la dirección nacional del PP y el sector aguirrista. Más que un pacto, lo que parece que han firmado Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre es una guerra fría en toda regla. El carpetazo dado por el presidente del PP a la investigación interna sobre el caso de los espías le sitúa en una posición aún más difícil, sobre todo cuando la ‘guardia pretoriana’ de la lideresa no deja de lanzar pildoritas envenenadas.

Después de que nos deleitara con "El País publica basurilla para ver si le ayudan a superar la crisis de Prisa", el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, vuelve a la caga apuntando directamente a su jefe de filas. El yerno de Carlos Fabra cree que debe ser Rajoy quien dé las explicaciones oportunas sobre los dossieres que circulan por la sede de Génova 13.

‘Pullazo’ donde los haya, habida cuenta de que el propio Rajoy afirma que nunca ha visto ningún informe: "No he visto jamás ningún dossier, si ustedes tienen uno, me gustaría verlo", dijo ayer después de asegurar que "una cosa es que se publiquen rumores y otra cosa es que, como ha sucedido, se publiquen muchos documentos. Esos documentos existen”.

A Rajoy solo le queda recoger el guante lanzado por el niño bonito de la lideresa y acudir a la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid para que explique todo lo que sabe, si es que sabe algo. Porque en este asunto tan escabroso, las preguntas empiezan a acumularse: ¿Qué le pasa a Rajoy, falta de autoridad o falta de transparencia? Como viene a decir José Blanco en su blog: una de dos, o al líder del PP le falta autoridad suficiente para dar un golpe en la mesa, o sus silencios evidencian que sabe mucho más de lo que dice. Doble pecado por tanto.

A todo esto, la lideresa se ha dado a la vida alegre (en el mejor sentido de la palabra, entiéndanos) y está a punto de convertirse en la principal protagonista de un culebrón esperpéntico. A Aguirre le da lo mismo. Hoy ni siquiera se ha sentido molesta cuando los periodistas le han preguntado sobre el espionaje en su gobierno; dice que es normal y que si ella fuera ‘plumilla’ no haría más que preguntar, preguntar y preguntar. Acto seguido ha deleitado a los presentes (durante la inauguración de un centro escolar en Chamartín) cantando el cumpleaños feliz a la consejera de Educación, Lucía Figar, casada por cierto con el siempre gris Carlos Aragonés, ex asesor de Aznar. Así todo queda en casa.

La presidenta madrileña ha activado a tope sus terminales mediáticas, sobre todo Telemadrid, donde son ya habituales las bochornosas puestas en escenas de la propaganda aguirrista. Ahora toca ‘mimar’ a sus huestes en la comunidad, así nada mejor que invitar al programa de debate de Ernesto Sáenz de Buruaga al alcalde de Alcobendas para su autobombo.

Y qué decir del sin par Hermann Tertsch. Bochornoso ‘diario de la noche’. Si eso no es manipulación informativa� apaga y vámonos.

¡Ah! Volvió a hablar Manuel Fraga, quien después de decir que en sus tiempos no pasaban estas cosas (¿a qué tiempos se refiere, cuando había fusilamientos?) ahora va y nos cuenta que el PP no ha dado carpetazo a la investigación, que sólo la ha encarrilado. Claro, con tantas ovejas negras�

Rajoy, ¿falta de autoridad o falta de transparencia?