jueves. 28.03.2024
NUEVATRIBUNA.ES 29.06.2010

Mariano Rajoy solo habla de economía salvo cuando se trata de apostar por la ‘roja’ en la porra quinielística del Mundial de Sudáfrica. Durante una charla informal con periodistas, el jefe de la oposición dijo que España ganaría a Portugal por 2-1 y por 2-0 a Paraguay el próximo sábado. Luego vaticinó 2-1 frente a Argentina –que según él ganará a Alemania- y la final, contra Brasil, hasta alzarse con el título por 2-1, lo que ya es arriesgarse mucho. Pero no le saquen de ahí.

Este martes, el líder del PP clausuró la Cumbre American Business Council, organización integrada por medio centenar de empresas norteamericanas, un día después de la sentencia del Estatut, lo que le obligó a hacer una primera valoración política después de que Soraya Sáenz de Santamaría y Federico Trillo se aplicaran horas antes, en un briefing con los medios de comunicación, en explicar las conclusiones jurídicas de la sentencia dictada por el Tribunal Constitucional.

“En España las instituciones funcionan aunque a veces con retraso. Ayer, el Tribunal Constitucional cumplió su función, adoptó su decisión con independencia. Estimó parcialmente el recurso (del PP) y mejoró aspectos muy importantes del Estatut. Acataremos la decisión y pedimos a los demás que lo hagan. Pedimos responsabilidad. No es momento para los excesos. Todos debemos respetarlo. Toca mirar al futuro y hacerlo con ánimo de concordia y recuperar los grandes consensos de la Transición que nunca se deberían haber perdido”.

Rajoy quiso cerrar con esta reflexión los ‘excesos’ protagonizados por su propio partido contra el Estatuto de Cataluña y bajo el lema de “se rompe España”. El PP quiere pasar página a una polémica que ellos mismos espolearon para que sus adversarios políticos no lo utilicen como clave electoral; no ya en Cataluña, algo previsible dada la cercanía de las elecciones, sino a nivel nacional. La consigna ahora, según fuentes consultadas, es que “lo importante es acatar la sentencia” y considerar que la misma “ha dado la razón parcialmente” al recurso de inconstitucionalidad presentado por el principal partido de la oposición produciendo “modificaciones importantes y sustanciales” al texto estatutario. Los populares tiran definitivamente la toalla y acatan las reglas del juego, las de hoy, pero no las de antes cuando ignoraron que el Estatut fue aprobado por referéndum.

El líder del PP quiere mirar al futuro y de ahí el giro dado a su discurso. De la crispación a la moderación. Rajoy no citó ni una sola vez al presidente Rodríguez Zapatero y en su exposición de contenido económico se limitó a criticar muy someramente la gestión que el Gobierno socialista está llevando a cabo en la crisis económica. Su intervención, prácticamente calcada de la efectuada hace unos días en el Hotel Ritz de Madrid, abundó en las “reformas estructurales” que necesita España, unas reformas que en su opinión sólo puede llevar a cabo el PP tras el “cambio político”. En palabras de Rajoy, “no se trata de insistir en el debate de lo que este gobierno hace mal, eso lo sabe todo el mundo, sino de que el cambio es posible”.

Rodeado de su guardia de corps con Dolores de Cospedal a la cabeza y todo su equipo económico liderado por Cristóbal Montoro, Rajoy alabó el papel que los empresarios están jugando en esta crisis poniendo en acento en la necesidad de la reforma del sector público. Lo hizo ante representantes empresariales de compañías americanas como JP Morgan, Citibank, American Expres, General Electric, Coca Cola, Deloite, Ford, General Motors, Pfizer, IBM… Y frente a empresarios españoles como Baldomero Falcones (FCC); y del Santander, el BBVA, Iberdrola, Martinsa o Sacyr Vallerhermoso y los presidentes de CEIM, Arturo Fernández, y de la Cámara de Comercio de Madrid, Santos Campano. A la Cumbre que inauguró Zapatero en octubre pasado y que Rajoy se encargó de clausurar en la Universidad Europea de Madrid, acudió el embajador de EEUU, Aaron Salomón, que conversó en inglés con la presidenta de la Comunidad, la otra gran protagonista del acto.

Como es habitual, Esperanza Aguirre se hizo notar. Sentada al lado de Rajoy no paró de hablar con él durante todo el almuerzo. Como ella misma aseguraba minutos antes de la apertura del acto, la huelga de metro era su prioridad: “Yo estoy con la huelga” dijo a los periodistas cuando trataron de pedir su opinión sobre la sentencia del Estatut. Y con la huelga estaba también Hermann Tertsch, uno de los periodistas vips invitados al acto y que se supone sigue de ‘baja médica’ por el altercado que protagonizó hace unos meses en un bar de copas a altas horas de la madrugada. El todavía ‘oficial’ conductor de Diario de la noche no tuvo nada mejor que transmitir a la presidenta su odio hacia los sindicatos: “Los echarás a todos, ¿no?”, le comentó en charla informal captada por los plumillas, a lo que Aguirre ni contestó, no era momento para echar más leña al fuego.

Rajoy da un giro radical: del Se rompe España a "toca mirar al futuro"