Miguel Ormaetxea | Sabemos de varios intentos de fusión de cabeceras de diarios nacionales y de grupos editoriales, empantanados todos hasta ahora. Y no es fácil que salgan de la ciénaga si analizamos los últimos datos disponibles, que son un océano de números rojos. Mientras no aprueben la gran asignatura de la transición digital, en la que están muy retrasados, no estarán en posición favorable de salida. Y no es probable que suceda con sus más altos directivos de siempre instalados en la "zona de confort".
Con los datos de los nueve primeros meses de este año, "El País" pierde 13,14 millones de euros. "ABC" pierde 5,51 millones. "El Mundo" no da datos desagregados, pero su matriz, Unidad Editorial, perdió 36 millones en ese periodo. Vocento, la editora de "ABC", pierde 9,1 millones, cuando las "vacas lecheras" de su prensa regional empiezan a aguarse. Prisa, la editora del "El País" pierde 2.082 millones, pero la mayor parte de esa colosal cifra se debe al efecto contable de la venta de Digital +. Su división de medios impresos pierde 7 millones. La deuda de Unidad Editorial es de 250 millones, la de Vocento de 146 y la de Prisa, después de varias amortizaciones, está en 2.599 millones. Entre los tres suman unos 3.000 millones de deuda neta. ¿Cómo van a pagarla?
Si la relativa mejoría del crecimiento económico español hubiese dado signos de frenar el desplome de la prensa nacional, podría establecerse una estrategia de salida. Pero no es así ni de lejos. Los últimos datos de OJD correspondientes a septiembre 2014 muestran que las ventas de “El País” caen de nuevo un 13,4%, hasta los 145.000 ejemplares, un mínimo histórico para el diario de Prisa. “El Mundo” cae un 11,9%, hasta los 110.000 números y “ABC” retrocede un 10,3%, hasta los 128.000 ejemplares. Los tres grandes diarios nacionales suman unas ventas promedio de 347.000 ejemplares, que son menos de los que tenía solo “El País” en sus años de máxima bonanza. El diario líder de la información económica, “Expansión”, también cae un 2,34% en septiembre. Se queda en 28.000 ejemplares. “Cinco Días” reduce su difusión un 7,7%, hasta los 24.000 ejemplares. Y “El Economista”, en difusión mixta como “Cinco Días”, se queda en 13.000 ejemplares, después de haber mantenido una difusión mínima en julio y agosto.
También los diarios regionales se anotan verdaderos desplomes en ventas en septiembre: “La Vanguardia” cae un 15,3% (39.000 ejemplares). “La Voz de Galicia” cae un 8,5% y se queda en 34.000 ejemplares. “El Heraldo de Aragón” cae un 14,3% y se queda en 19.000 ejemplares.
En este terrible contexto, negociar fusiones entre cabeceras o empresas editoras es un ejercicio cuando menos arriesgado. El principal problema de fondo es que las editoras españolas están muy retrasadas en su transición digital. Algunas muestran como gran hito que en estos nueve meses han logrado que su facturación digital esté en torno al 25% de su facturación publicitaria total. Pero es que algunos grandes editores globales, como "Financial Times" o Axel Springel, por citar a algunos, están ya por encima del 50% de facturación digital sobre facturación total.
Los máximos directivos empresariales de los grandes grupos han podado sin piedad las redacciones, las plantillas y los gastos, pero han protegido cuidadosamente su propio nicho, como suele ser habitual. Han renovado a los directores de los principales diarios, pero ellos siguen siendo los mismos, a veces cambiando tan solo de grupo.
El resultado es una prensa nacional depauperada, un periodismo manso, sumiso y desorientado, unas empresas arruinadas, en un contexto general conservador mientras fuera cabalgan los jacos desbocados del cambio y la revolución. ¿Necesitamos algún Bezos, Musk, Omidyar, Soros, Buffett, Murdoch? Pero, por favor, ¡que venga alguien!