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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 27.10.2009

Este fontanero procedente del mundo de los negocios fue la mano derecha del ex presidente catalán Jordi Pujol durante los años 80, llegando a formar parte de la dirección nacional de CDC y siendo nombrado secretario general de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya en mayo de 1980. Diez años estuvo en el cargo, hasta mayo de 1990, cuando dimitió para dedicarse a la actividad empresarial. Y fue entonces cuando empezaron sus problemas con la Justicia.

A comienzos de los 90, la Fiscalía de Barcelona inició una investigación por supuestas incompatibilidades entre su actividad pública y empresarial, después de que el sindicato CNT y un grupo de abogados catalanes le acusaran de aprovecharse de su cargo público para intereses personales en la concesión de servicios y equipamientos para la Generalitat de Catalunya.

No obstante, tres años más tarde, en febrero de 1993, la Audiencia archivó las diligencias del llamado "caso Prenafeta" por entender que el acusado no había incurrido en ningún delito.

El juez de instrucción que decidió el archivo fue Lluis Pascual Estevill, condenado a la postre por prevaricación en otros casos. Prenafeta también fue imputado en 1996, junto a 30 implicados más, entre ellos el hijo del presidente del Comité Olímpico Internacional y ex presidente de La Caixa Juan Antonio Samaranch Salisachs, por el presunto desvío de 30.000 millones de pesetas de la constructora Huarte, que suspendió pagos en 1996. Prenafeta declaró en enero de 2000 en la Audiencia Nacional para explicar los ingresos procedentes de Huarte a empresas vinculadas con él, causas que fueron archivadas en mayo de 2001.

El ex secretario general de la Presidencia intervino en proyectos como la creación de la televisión catalana (TV3), la emisora institucional Catalunya Ràdio, la organización de las loterías de la Generalitat y en el proyecto de instalación de un parque temático en Tarragona, en lo que finalmente sería Port Aventura.

El 15 de junio de 1990 fue nombrado presidente de la compañía Petrolis de Catalunya (Petrocat), promovida por la Generalitat y participada por Repsol y CEPSA. En septiembre de ese mismo año, fue nombrado presidente de la empresa Túnel del Cadí.

Dentro de la empresa privada, a comienzos de los noventa estaba ligado a una treintena de sociedades. Prenafeta, principal inspirador de la fundación del rotativo El Observador, que salió por primera vez a la calle el 23 de octubre de 1990, y accionista mayoritario, vendió su participación del 51% en septiembre de 1992. El diario dejó de editarse en octubre de 1993.

En marzo de 1994 dejó tanto la presidencia de Petrocat como la del Túnel del Cadí. Estas salidas fueron interpretadas como una ruptura y distanciamiento respecto del gobierno catalán de Pujol.

Lluis Prenafeta desmintió a continuación esa explicación y argumentó que dejaba ambas entidades para dedicarse a sus inversiones en Rusia a través de su empresa Juspi, que años antes había creado con Chupa-Chups Invest, y de la que posteriormente se retiró Chupa-Chups para hacerse con el control Prenafeta.


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