jueves. 25.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES - 28.1.2010

Este jueves, el juicio ha tenido que ser suspendido porque era imposible entender la traducción del discurso de Otegi durante el homenaje al etarra José María Sagarduy. Hasta ahí, todo entraba más o menos dentro de lo normal. Pero Murillo se ha encaramado de nuevo a los titulares cuando, ante las protestas de las acusaciones populares que no habían entendido la traducción del euskera, ha comentado: "Es evidente que la Sala no ha entendido ni papa".

El miércoles, la jueza también acaparó la atención de los medios presentes en la sala cuando la abogada de Otegi, Jone Goirizelaia, le preguntó si su defendido podía tomar agua tras haberse quejado de que un agente no se lo permitía a pesar de estar en huelga de hambre. "Como si toma vino", replicó la magistrada.

Lo que queda patente es que, además de ser amiga del lenguaje coloquial, Ángela Murillo no siente ninguna simpatía por Otegi y que, además, no le importa exhibir públicamente su animadversión cuantas veces tenga la oportunidad de hacerlo.

Durante la primera jornada del juicio, y tras el episodio del agua y el vino. Murillo le preguntó a Otegi: "¿Usted condena rotundamente la violencia?". "No voy a contestar", dijo el acusado a lo que la juez reaccionó con un "muy bien, ya lo sabía". La última palabra la dijo, sin embargo, el propio Otegi cuando comentó: "Yo también sabía que lo iba a preguntar".

La jueza de Otegi vuelve a dar la nota