sábado. 20.04.2024
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Ya no aguantan más… No puede ser que una trabajadora de 52 años se inyecte Urbasón para poder aguantar el ritmo de trabajo, el Espirifén ya no le quita los dolores

Sucedió en el Hotel Papagayo Arena, en Playa Blanca (Yaiza), Lanzarote:

Una camarera de piso fue a limpiar la plancha de la cocina con un líquido desengrasante de gran potencia y se provocó una reacción explosiva, al estar caliente la plancha, y la trabajadora sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en el pecho y los brazos. Al día siguiente, hablamos de los primeros días de Abril, fue despedida por la Empresa de Trabajo Temporal, se le rescindió el contrato y se quedó en la calle. Incluso la gobernanta le dijo: “Que cuando te recuperes, si tienes suerte, te haremos un nuevo contrato”. A todo ello, la despedida por accidentada, llevaba encadenando contratos de semana en semana, desde noviembre pasado. En el Hotel Papagayo Arena hay trabajadores que llevan así más de ocho años. Todo un fraude de Ley, consentido por autoridades incompetentes, que mirando hacia otro lado, aspiran a ser tan afortunados como aquel infame Ministro Soria con vacaciones “todo incluido” en Punta Cana.

Hace poco más de un año se constituyó a nivel español la Asociación de camareras de piso “LAS KELLYS” -tiene relación con un popular juego de palabras: “La Kelly, la que limpia”- Se presentaron oficialmente en Barcelona el pasado 11 de Octubre de 2016, tras un intenso rodaje previo y silencioso. Estaban y están sometidas a brutales presiones empresariales.

El dramático suceso ocurrido en Lanzarote fue denunciado por este colectivo en Lanzarote. Denuncian la precariedad laboral reinante en el sector hotelero, en toda Canarias. “Hemos perdido el miedo, se mantienen las condiciones abusivas” Tras la Reforma Laboral la externalización del servicio de limpieza de los hoteles ha destruido el frágil equilibrio laboral. Por cierto que “La Mutua ha catalogado el accidente como leve, cuando es grave, y así se evita que la Inspección de Trabajo vaya a realizar una investigación”

Este colectivo ha denunciado a 25 hoteles y complejos de apartamentos de La Isla, por fraude de Ley, acoso laboral, cesión de trabajadoras. Ya no aguantan más… No puede ser que una trabajadora de 52 años se inyecte Urbasón para poder aguantar el ritmo de trabajo, el Espirifén ya no le quita los dolores.

La Administración es colaboradora necesaria. No es posible mantener esta precariedad laboral sin la opacidad oficial. Muchos hoteles conocen con anticipación las  Inspecciones a las que son sometidos. Existen unas ratios indignantes de Inspecciones en el Sector Hotelero.

Hablamos de un gremio con más de 100 mil trabajadoras, más de 17 mil en Canarias, con un listado de dolencias dramático: problemas de cervicales, lumbares, tobillos y rodillas desgastadas. Las muñecas sufren síndrome del túnel carpiano, “se te duermen las manos al torcer los paños y la fregona”. Pero, con seguridad, el aspecto psicológico es el más determinante, están sometidas a presiones insoportables y acaban desquiciadas. Los ritmos son tan elevados que muchas mujeres “no bajan ni a comer, ni se detienen para ir al baño”. La situación del sector hotelero siempre ha sido extrema, pero con la llegada de la crisis, los empresarios han aprovechado las condiciones de semi-esclavitud, fomentada por una Reforma Laboral que ha dispuesto al país en posición de salida de cara a la involución laboral. Retrocedemos al siglo XIX, repartiendo la miseria y elevando los beneficios empresariales a límites infames -esa es la verdadera recuperación económica que nos anuncian- .

Canarias lleva varios años batiendo todos los records históricos de ocupación turística. El pasado año 2016 se cerró con más de 15 millones de turistas. Favorecidos por la inestabilidad del sur del Mediterráneo, sin competencia real en el mercado europeo. Mientras esto ocurre, los canarios somos líderes en paro, superior al 25%, más del 50% de los jóvenes destinados al exterminio laboral. La tasa de pobreza  afecta al  28,5% de la población. Más de 280 canarios viven en la pobreza extrema. Trece de cada cien ciudadanos.

Asistimos resignados a la degeneración política, tanto a nivel español, como en Canarias. En otros párrafos de otros escritos, hablamos de la degradación de una clase política en metástasis ética. La corrupción asola el paisaje, no existe día, semana en la que aquello que creíamos inaudito se ve superado por la siguiente corruptela. La infamia de un presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, corrupto y cómplice, a la espera del próximo escándalo que le ofrezca en bandeja la mayoría absoluta.

Canarias no es la excepción, Coalición Canaria gobierna desde hace más de 25 años, con el PPSOE como muletillas, la corrupción incrustada entre las uñas de los traidores que arañan la riqueza de esta gran nación. Los consistorios de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna se niegan a condenar y pedir perdón por el Caso las Teresitas. CC y Zerolo pasaban por allí… Más de 110 millones de Euros deben ser resarcidos al municipio santacrucero.

Los gobernantes se muestran sumisos al estamento hotelero, miran hacia otro lado, mientras la explotación se instala en el sector. Incluso tenemos que soportar frases tales como: “No somos los salvadores de la patria”, dicho en su día por el Presidente de la patronal tinerfeña. Nadie le pide que sea un patriota, aunque si le exigimos que no nos menosprecie, aquí nos conocemos todos y sabemos de dónde procede todo el mundo. De siempre, desde los tiempos más pretéritos, los canarios desconfiamos de los salvadores. Los únicos que pondremos en marcha este país somos los propios canarios.

De Canarias, de nuestros grandes recursos naturales, Reserva Universal de la Biosfera en gran parte de ella, de proteger este Paraíso nos encargamos los canarios. Nos encantaría contar con la colaboración empresarial y del gobierno canario, incluso ir de la mano. En caso contrario “mándense a mudar”, salgan fuera de estas tierras, los tiempos de explotación se están terminando. Un pequeño detalle: Las Islas Canarias se quedan aquí, son lo nuestro… Busquen otro Paraíso al que explotar, son indignos de estar entre nosotros.  

Las "Kellys", las esclavas del Siglo XXI