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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 28.2.2009

Para el primero, su liderazgo al frente del PP , confirmado en el congreso de junio pero no suficientemente consolidado, puede ser cuestionado de nuevo si no alcanza la meta de recuperar la mayoría absoluta en la comunidad gallega, única forma de que pueda volver a gobernar, evitando que continúe el bipartito entre PSdeG y BNG . El escaño 38 (la mayoría más uno de un total de 75 diputados) es la clave para recuperar la Xunta. Los pronósticos, sin embargo, apuntan un mantenimiento de la situación de la última legislatura con una victoria para el PP y un repunte de los nacionalistas. Con ello,el PSdeG y el BNG de Anxo Quintana podrían mantener holgadamente su gobierno bicolor en esta comunidad.

Teniendo en cuenta que el número de indecisos en Galicia son casi una cuarta parte del electorado, tanto PP como PSOE han puesto toda la carne en el asador para movilizar a sus respectivos electorados. Rajoy (natural de Pontevedra) se ha instalado prácticamente en Galicia durante los últimos quince días, protagonizando una campaña paralela a la de Alberto Núñez Feijóo, consciente de que recuperar la Xunta sería un gran argumento para acallar a los críticos que tiene dentro del partido, ocultaría las dificultades de los últimos meses (sobre todo en Madrid con los casos de espionaje y corrupción) y le colocaría en buena posición de cara a las próximas elecciones europeas.

Los socialistas no han querido ser menos y han hecho constantes llamamientos a la participación, esgrimiendo que la abstención es una de las grandes bazas con la que cuenta el PP para lograr la ansiada mayoría absoluta. Por eso José Luis Rodríguez Zapatero cerró la campaña y Galicia y por eso el vicesecretario general del PSOE, el gallego José Blanco , ha estado "al pie del cañón" en esta campaña electoral hasta el punto de que ni siquiera ha asistido a las últimas reuniones de la dirección socialista nacional en Ferraz. Para los socialistas, la derrota en Galicia sería el primer revés serio desde que Zapatero llegó a la Presidencia del Gobierno y podría interpretarse como una primera factura que la crisis económica pasa al PSOE.

Por Galicia han pasado también para arropar a su candidato, Emilio Pérez Touriño, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y los titulares de Defensa e Interior, Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba , los tres ministros mejor valorados. En el mítin de cierre de campaña estuvo, además, el miembro más reciente del Ejecutivo, el titular de Justicia, Francisco Caamaño , que es gallego.

EUSKADI PUEDE DAR UN VUELCO

En el caso de Euskadi, los vascos decidirán el 1 de marzo en un nuevo escenario político: por primera vez en 30 años, no concurre a las urnas ninguna organización política próxima a ETA . El tripartito vasco podría alejarse de la mayoría absoluta (que tampoco ha tenido en esta última legislatura), con un alza muy significativa de los socialistas y con la ausencia de candidatos de la izquierda abertzale radical por primera vez en unos comicios autonómicos.

Tras estas elecciones el panorama político del País Vasco podría cambiar sustancialmente a favor de los socialistas, que, de hecho, sólo contemplan el escenario de la victoria de su candidato y el desalojo de los nacionalistas de Ajuria Enea convirtiéndose así Patxi López en el primer lehendakari no nacionalista. Además, sería la primera vez que el Gobierno vasco dejaría de estar controlado por el PNV . El PSE ya triunfó en las elecciones de 1986, en las que logró dos escaños más que los nacionalistas, pero acabó cediendo la Lehendakaritza al PNV . Hoy el momento histórico ha cambiado por completo y es la primera vez que se apuesta claramente por un lehendakari socialista.

Si las expectativas del PSE se cumplen, Juan José Ibarretxe quedaría en una situación desairada dentro de su partido. Las viejas rencillas con el presidente del EBB , Íñigo Urkullu , acalladas durante los últimos meses debido a la proximidad de la cita electoral, podrían cobrar nuevos bríos y su futuro político estaría en entredicho.

En cualquier caso, y dado que ningún partido está en disposición de alcanzar por sí solo la mayoría absoluta, todos trabajan con el convencimiento de que las alianzas postelectorales serán básicas en este vacilante contexto, incluso aunque no culminen en pactos de gobierno estables y se limiten a forjar apoyos puntuales a un gobierno en minoría, sea del color que sea. Juan José Ibarretxe , que ha ganado las dos elecciones vascas a las que se ha presentado como cabeza de cartel del partido nacionalista (en 2001 y 2005), ha pedido el voto asegurando que lo ha dado todo por el País Vasco; Patxi López , que en 2005 mejoró notablemente los resultados electorales de los socialistas vascos, ha insistido en que si gana no gobernará ni con el PP ni con el PNV y Antonio Basagoiti, que se presenta por primera vez tras la renuncia de María San Gil a seguir en el partido por sus desavenencias con Rajoy , ha asegurado que el PP es la llave del cambio.

Ibarretxe y Rajoy se la juegan