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NUEVATRIBUNA.ES - 20.3.2010

Inés Sabanés, diputada de IU, se indigna sobre todo por la sordina que la mayoría de los medios han impuesto a lo que el pasado 17 de marzo la subcomisión del Congreso para la reforma de la ley. Lamenta Sabanés que los medios de comunicación de este país han formadoo parte de la estrategia de consolidar el bipartidismo frente a la pluralidad política y la alternancia frente a la alternativa. Y, en cuanto al fondo de la cuestión, reflexiona: ¿ Y la proporcionalidad ? ¿Y la injusticia que supone que un escaño para el PP o el PSOE suponga más 60.000 votos y para IU -como ejemplo de fuerza minoritaria de carácter estatal -suponga aproximadamente medio millón de votos ? De eso nada de nada , silencio y a otra cosa . Se han pasado por el forro las recomendaciones y propuestas del Consejo de Estado.

Y termina alertando sobre los riesgos de no haber afrontado la reforma en profundidad: el riesgo de esta situación no es sólo electoral : es el blindaje institucional, Parlamentario y Político . El riesgo es el silencio , es la mordaza a voces distintas que aportan valor añadido, voces de otras fuerzas políticas pero también de la sociedad civil y de colectivos. El riesgo es que el control social, la transparencia, la lucha por la regeneración democrática, la lucha contra la corrupción o la participación son meras palabras en un sistema bipartidista que se ha impuesto a hierro y fuego que acompañado por un bipartidismo mediático produce opacidad y una alternancia tan esteril como peligrosa.

Pero Inés Sabanés no es la única que levanta la voz contra el blindaje de la actual normativa. "Nos están robando" es otra de las entradas que abordan los beneficios que para el PSOE y el PP se derivan de la actual Ley Electoral, lo que se traduce en que los dos principales patidos del sistema en la actualidad, nos roban el preciado tesoro de nuestros votos para convertirlo en escaños propios, y eso lo vemos elección tras elección en las cirsuncripciones como la mía (Salamanca) donde los votos de Izquierda Unida no se suman a los de otras circunscripciones para sumar los diputados correspondientes a nuestra formación política, sino que se traducen en representantres de PP y PSOE, algo que no hemos votado. Y esto se puede disfrazar como sistema mayoritario o como ustedes quieran, pero en mi pueblo lo tenemos muy claro: cuando a uno le quitan lo que es suyo y se lo queda otro o se lo reparten entre dos, a esto ya digo, se le llama robar.

En definitiva, lo que está en juego es la legitimidad del actual sistema: por muy legal que sea, no es legítimo democráticamente. Si a esto sumamos que no hay artículos en nuestra sagrada Constitución, salvo la dificílísima y no vinculante ILP (Iniciativa Lesgislativa Popular), para poder participar en los periodos entre elecciones, no queda sino lamentar este juego de exclusiones que tan bien les va a los grandes y a los regionalistas. Asegurando su poder de acuerdo a unos déficits democráticos que no quieren corregir.

La Iniciativa Legislativa Popular, según esta entrada, tiene un valor prácticamente testimonial y escasamente operativo en nuestro sistema político que dice muy poco a favor de la consolidación de nuestra democracia: No vale aquello de que no es posible. Las constituciones de los países andinos –la que más la de Bolivia, pero también la de Colombia, Venezuela y Ecuador— prevén referendos e iniciativas populares de los electores para asuntos importantes y existe un artículo por el que se puede revocar a los gobernantes por el pueblo si hay una mayoría de los ciudadanos que así lo solicitan, cosa impensable en la adelantada y “democrática” Europa.

La miseria de nuestra democracia que fomenta el bipartidismo y favorece a la derecha, escribe Ignacio Escolar: Es una cuenta tan evidente, tan escandalosa, que sorprende que el Congreso haya necesitado dos años de comisión para llegar a cero, a la nada con sifón. Si divides el número de diputados de cada partido por sus votos descubres, con pavor, que cada parlamentario del PSOE o del PP representan, de media, a unos 67.000 votantes; mientras que en cada escaño de Izquierda Unida se amontonan, apretujados, casi medio millón de electores. Ésa es la grandeza de las matemáticas, ésa es la miseria de nuestra democracia. Y añade que si se aplicasen algunas de las reformas propuestas para avanzar hacia un sistema verdaderamente proporcional, sería casi imposible que un PP tan radical como el de los últimos años pudiese aspirar a gobernar con mayoría absoluta, al tiempo que permitiría muchas opciones de alianzas entre partidos de izquierdas. Como ha escrito en Público Vicenç Navarro, ese sistema electoral injusto, que nació bajo la amenaza del golpismo, es una de las principales causas del subdesarrollo social de España, el país con menor gasto social por habitante de nuestro entorno.

La conclusión, pese a todo, es que hoy por hoy no va a haber reforma electoral: Así las cosas, PP, PSOE , PNV y CIU vuelven a dividir España en tres, la del uno, la del otro y la de los nacionalistas. A IU cada escaño le seguirá costando cientos de miles de votos y la pluralidad seguirá siendo sólo una ilusión. Ya sabíamos que jugábamos con el balón de uno y el árbitro del otro, pero por lo menos las reglas podían ser las misma para todos, ¿no?

El 'robo' de los votos: ¿Podría el PP ganar si no fuera por la Ley Electoral?