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NUEVATRIBUNA.ES / I.G.C. 24.06.2009

El Gobierno necesita sacar adelante la previsión macroeconómica de lo que va a gastar el próximo año como paso previo a la elaboración de las cuentas públicas. Será una de las últimas votaciones en Pleno antes de que finalice el periodo ordinario de sesiones en el Congreso -por las vacaciones de verano- y su aprobación dará un respiro al Ejecutivo para que pueda arrancar con fuerza un otoño muy difícil, en el que de nuevo se evidenciarán sus débiles apoyos parlamentarios.

Tras el chasco que ha supuesto la ruptura del acuerdo con IU-ICV para una reforma fiscal, CiU parece tener la sartén por el mango y la abstención de su Grupo le basta al PSOE para dar luz verde al techo de gasto. Las conversaciones se sucedieron a lo largo de este miércoles con el portavoz económico de Convergencia, Josep Sánchez Llibre.

La dirección del Grupo Socialista, con José Antonio Alonso a la cabeza y Eduardo Madina de ‘número dos’, trabaja más que nunca en eso que llaman “aritmética parlamentaria” (uno de allí, otro de aquí), y, en esta ocasión, parece evidente que han preferido asegurarse 10 votos de los nacionalistas catalanes (con vistas también a aprobar los Presupuestos) que sólo los dos que corresponden a Joan Herrera (ICV) y Gaspar Llamazares (IU).

Durante los primeros meses de legislatura el PSOE estuvo razonablemente tranquilo. Fue la etapa de Ramón Jáuregui de secretario general del Grupo (se va al Parlamento Europeo), pero también el tiempo en que estaba asegurado el apoyo de los peneuvistas, un apoyo que quedó roto tras las elecciones en el País Vasco y el pacto PSE-PP. A día de hoy, el PNV no da ni agua a los socialistas y su único objetivo es que éstos pierdan una votación tras otra. “No les importa sacar o no adelante una iniciativa. No quieren negociar nada. Sólo quieren que perdamos las votaciones”, se queja un diputado.

El acoso y derribo por parte de los nacionalistas vascos ha hecho al PSOE buscar cobijo en CiU, aunque sin olvidar mimar en lo que pueda al resto de minorías parlamentarias, mientras el PP asiste, en apariencia tranquilo, a los malos tragos por los que tiene que pasar el partido del Gobierno en materia de política económica y aprovecha cualquier ocasión para echarse encima como pasó en la última sesión de control. PP y CiU se mantienen cerca pero se distancian cuando lo consideran necesario. “Nosotros no estamos en buscar el voto en contra a toda costa para el Gobierno. No estamos en eso”, se jacta un diputado popular.

Sea o no así, al PSOE lo que más le molesta es la imagen de “soledad parlamentaria” que reflejan día sí y día también los medios de comunicación. “En lo que va de legislatura sólo hemos perdido el 0,8% de las iniciativas. Todas nuestras propuestas las hemos sacado adelante, y el PP ninguna”, se defiende un parlamentario. “Lo que sucede �critica este mismo diputado- es que se presentan mociones e iniciativas endiabladas que nosotros no podemos aceptar”.

Para aprobar el techo de gasto solo se necesita mayoría simple. Cumplido este paso pasaría al Senado para su ratificación. Mientras queda por conocer cuál será el sentido del voto de ICV-IU, CC, BNG y Nafarroa Bai (en el Grupo Mixto el único ‘sí’ confirmado es el del diputado de UPN Carlos Salvador), el PSOE tiene casi asegurada la abstención de CiU que pretende también rentabilizar para salvar el veto en la Cámara alta donde el PP cuenta con mayoría.

El PSOE resiste� por los pelos