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NUEVATRIBUNA.ES - 27.10.2010

La 'marca Rubalcaba' es lo que concita las obsesiones del principal partido de la oposición. El nombre se lo ha puesto el diputado Ignacio Gil Lázaro, que es quien ha sacado a relucir, una vez más, el caso Faisán, no para hacer una pregunta concreta, sino para lanzar una sarta de acusaciones contra el vicepresidente y ministro del Interior. “El chivatazo -ha dicho el diputado 'popular'- lleva la marca Rubalcaba, lleva la marca de la manipulación y de la mentira. Usted es deudor de la democracia por la ruindad de su conducta durante la jornada de reflexión del 2004. (...) Representa el felipismo hundido por la corrupción y por los crímenes de Estado”. No han quedado ahí las descalificaciones. Gil Lázaro ha rematado su discurso de esta manera: “El caso Faisán pende sobre su cabeza. El señor Zapatero, en su agónica desesperación, ha entregado en sus manos una gran concentración de poder. Sabemos cómo y para qué lo va a utilizar. Usted y Zapatero son las equis del Faisán”.

En contra de lo que cabía esperar, la respuesta del vicepresidente primero ha estado despojada de crudeza. En lugar del estilo agrio y descarnado que ha introducido su interlocutor, Alfredo Pérez Rubalcaba se ha limitado a despreciar sus acusaciones y simplemente le ha dicho: “Yo tengo una ventaja y es que esto lo va a escuchar más gente. Usted tiene una desventaja y es que esto quedará para siempre en el diario de sesiones para su oprobio”.

Antes de la intervención de Gil Lázaro, el también diputado 'popular' Rafael Hernando ha interpelado al vicepresidente sobre le caso Malaya y la siglas JAG que, según el abogado de uno de los acusados, corresponderían a un miembro de la policía judicial que investigó el escándalo. La respuesta del ministro ha sido tajante: “Se trata -ha explicado- de una estrategia legítima de una de las defensas. El problema es que cualquier día ese abogado se puede levantar en el juicio y enseñar el diario de sesiones del Congreso para intentar que su defendido quede impune. Yo le pregunto: ¿Se puede defender a los presuntos corruptos atacando a las instituciones del Estado?". En definitiva, Rubalcaba ha acusado al PP de utilizar la misma táctica que los delincuentes ante los casos de corrupción.

Pero el duelo más esperado era sin duda el que producido en el primer lugar entre la portavoz del grupo popular, Soraya Sáenz de Santamaría, y Alfredo Pérez Rubalcaba. La diputada ha empezado atacando los motivos que han llevado al nombramiento del vicepresidente: “Usted tiene el encargo de explicar mejor lo mal que gobierna Zapatero, pero aquí sigue sin gobernar nadie”. A partir de ahí, ha cargado contra la ruptura “unilateral” del consenso en el Pacto de Toledo por parte de los socialistas, le ha pedido un cambio de actitud respecto a la congelación de las pensiones y le ha recomendado: “Hace falta algo más que química para transformar la mentira en verdad”.

El vicepresidente le ha recordado a Sáenz de Santamaría que se va a aplicar el decreto ley que aprobó la Cámara el 27 mayo y le ha reprochado que el PP se haya agarrado a una determinada estrategia, la de la “supuesta” defensa de las pensiones, para lavar su imagen antisocial. “Ustedes son los campeones de las políticas sociales cuando están en la oposición -le ha recriminado- pero no cuando están en el Gobierno”.

Tampoco en este caso la respuesta de Rubalcaba a la catarata de reproches ha sido más afilada de lo habitual. Si alguien esperaba sangre, se ha quedado con las ganas.






El PP intenta acorralar a Rubalcaba con Malaya, Faisán y hasta con su pasado...