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NUEVATRIBUNA.ES 12.05.2009

Más ‘aznarizado’ que nunca �tanto en contenidos como en estilo y aunque el PSOE repita que “es el mismo Rajoy de siempre”-, el líder del PP se subió a la tribuna del Congreso en el cuarto debate sobre el estado de la nación en el que se enfrenta a José Luis Rodríguez Zapatero con un discurso más dirigido a ganarse el apoyo de los suyos que a ganarse la confianza del conjunto de la ciudadanía. Y vaya si lo consiguió. La bancada popular se desgañitó en ovaciones a viva voz y se dejaron las manos en aplausos en cada una de las intervenciones de su líder durante el cara a cara que mantuvo con el presidente del Gobierno en el Pleno del Congreso.

Rajoy sacó lo peor de sí y mostró un tono y un estilo poco habitual en él como parlamentario. Sus ataques a los diputados socialistas reprochándoles que no les importan “nada” los 4 millones de parados y que, por no saber, “no sabían ni leer”, enojó en extremo al PSOE, algunos de cuyos parlamentarios hicieron amago de salir del hemiciclo a modo de protesta. No hizo falta, porque Zapatero se mostró aún más duro en su réplica, envalentonando así a su Grupo que tampoco escatimó en aplausos hacia su jefe de filas.

Primera jornada del debate y los cuchillos volaron por encima de las cabezas de sus señorías con la crisis económica y el paro como telón de fondo. La bronca fue subiendo de tono en el careo entre Zapatero y Rajoy, después de que el líder del PP ‘retocara’, desde su despacho de Génova, su discurso de la tarde tras escuchar la exposición que hizo por la mañana el presidente del Gobierno, una intervención que rompió los esquemas a la práctica totalidad de la Cámara baja que esperaba un discurso plano, sin prácticamente ninguna propuesta.

“Rajoy está descolocado”, aseguraba en pasillos un destacado dirigente del PSOE, y el mejor ejemplo de ello “es haber sacado a relucir por dos veces la política antiterrorista cuando hemos llegado a un acuerdo en el País Vasco”, explicaba este mismo diputado.

“Me sorprende que haya sacado a relucir la política antiterrorista”, respondió Zapatero a Rajoy, al tiempo que le instó a no volver a hacer referencias en este sentido. El jefe del Ejecutivo también reprochó a Rajoy su tono “faltón” y “despreciativo” y el haber pasado del discurso de que “España se rompe” a que “España se hunde”.

Pero si algo soliviantó al presidente del PP y a su Grupo fue que Zapatero les acusara de mantener una actitud de “jalear la crisis”, de “aprovecharse” de la situación. El presidente citó entonces una declaración hecha por el portavoz económico del PP Cristóbal Montoro que advirtió de que “los cinco millones de parados quedan al alcance de la mano”. Ambas críticas fueron calificadas por Rajoy de “impropias” para un presidente de gobierno y una "excusa de mal pagador”.

Rajoy sacó a relucir la reforma laboral que el PSOE acometió en 1992 con el Gobierno de Felipe González. Echó en cara a Zapatero el haber ido a Marruecos como líder de la oposición cuando el conflicto del islote Perejil. Pero si de lo que se trataba era airear los trapos sucios, el jefe del Gobierno tampoco se quedó cortó, volviendo a recordar el decretazo aprobado por Aznar y la ‘teoría de la conspiración’ en torno al 11-M (asunto que ocupó buena parte de la estrategia de oposición del PP en la pasada legislatura) y que comparó de forma irónica como "el que cree que Elvis Presley vive o que el hombre en realidad no ha pisado la luna".

Rajoy habló de la necesidad de una reforma del mercado laboral pero evitó precisar en qué términos a pesar de que Zapatero se lo pidió en más de una ocasión. El PSOE concluyó que el PP no había hecho ninguna propuesta y lo cierto es que la intervención de Rajoy estuvo más centrada en criticar la gestión del Gobierno y en acusarle de “mentir” por haber ocultado la crisis hace un año que en explicar su plan anticrisis.

El estilo faltón de Rajoy desinfla los argumentos del PP