sábado. 20.04.2024

Las afiliaciones en situación de alta laboral o asimilada a la Seguridad Social descendieron en agosto en relación con el mes precedente en casi cien mil (97.582), mientras que el paro registrado en las oficinas públicas de empleo aumentó en algo más de ocho mil personas (8.070). Estos datos reflejan en parte la situación estacional negativa que tradicionalmente tiene el mercado de trabajo en ese mes, como consecuencia de que la mayoría de las contrataciones veraniegas se realizan en los meses anteriores, así como por la inactividad propia de los periodos vacacionales.

En agosto muchas ramas importantes de la economía española, como las manufacturas, la construcción y la educación mantienen una actividad muy baja. De hecho, esos datos son favorables si se comparan con los mayores retrocesos de las afiliaciones y los mayores aumentos del paro registrado que se han producido en el mes de agosto en la mayoría de los últimos años, aunque si la comparación se efectúa con agosto de 2013 el descenso de las afiliaciones es prácticamente el mismo (-97.600, frente a -99.100) y el aumento del paro contrasta con el ligero descenso que se produjo hace un año (31 personas menos).

(Gráfico de @CaoticaEconomia)

Pero conviene que profundicemos algo más en el significado de estos datos.

En primer lugar, porque el descenso de casi cien mil afiliaciones apenas repercute en el aumento del paro registrado (solo aumenta en ocho mil personas), en parte, por el retroceso que se está produciendo en la población activa (quizás no está de más recordar que la población parada es la diferencia de la población activa y de la ocupada). Y no es lo mismo que el reducido aumento del paro se hubiera producido por un también reducido descenso del empleo (cuestión que en esta ocasión no ha sido el caso) si no por una fuerte caída de la población activa.

Esta caída que se corresponde no solo con el envejecimiento de la población en edad de trabajar, sino, principalmente, con una situación del mercado de trabajo muy desfavorable. En efecto, el elevado nivel de paro existente, de cerca de seis millones de personas, según la EPA del segundo trimestre, y las dificultades que esas personas tienen para encontrar empleo, provocan el aumento de la emigración, en particular de extranjeros, y el desánimo de personas, hasta entonces paradas, que dejan de buscar empleo activamente y que se convierten en inactivas. Además, aparte de la reducción de la población activa, en el escaso crecimiento del paro registrado puede estar influyendo la falta de motivación de los desocupados para inscribirse en las oficinas públicas de empleo como demandantes de empleo ante la ineficacia de la gestión de colocación de esas oficinas cuando esos desocupados no tienen derecho a las prestaciones por desempleo y, por lo tanto, no tienen la obligación de inscribirse.

¿Son tan positivos los datos como mantiene el Gobierno?

Y en segundo lugar porque desde el punto de vista de la repercusión de la recuperación económica en el mercado de trabajo el dato verdaderamente significativo es el del empleo, el de las afiliaciones de la Seguridad Social en este caso, más que el del paro registrado, y esas se redujeron, como ya se ha señalado, en una cifra cercana a cien mil y muy similar a la de un año antes. Éste dato, desestacionalizado para corregir los efectos negativos de carácter estacional del mes de agosto, muestra que las afiliaciones han tenido un comportamiento negativo al reducirse en 2.300, rompiendo así la tendencia ligeramente positiva observada desde septiembre y, en muy en concreto en julio con un aumento desestacionalizado de 11.900.

Este empeoramiento de las cifras desestacionalizadas en el mes de agosto, que se han convertido en negativas después de once meses consecutivos de evolucionar positivamente, podría estar indicando que los efectos de la recuperación económica no están siendo muy significativos y, desde luego, tan notablemente positivos como mantiene el Gobierno, y que en el último mes, si no agotándose, si se ven frenados sustancialmente.

Pero es que, además, las contrataciones registradas tampoco han evolucionado tan exitosamente como el Gobierno ha defendido, puesto que en cifras, igualmente, desestacionalizadas   disminuyeron en agosto en algo más de cincuenta mil (50.872), cuando en julio habían aumentado en más de treinta mil (30.106).

La distribución de las contrataciones registradas en agosto sigue indicando una precarización muy intensa y creciente del empleo, como también se deducía de las estimaciones de la EPA del segundo trimestre, ya que el porcentaje de las contrataciones indefinidas sobre el total de las registradas, el 6,4%, es muy reducido (lo que significa que el 93,6% de las contrataciones son temporales, cifra que parece realmente abusiva. Pero es que, asimismo, el porcentaje de las contrataciones a tiempo parcial, que se sitúa en agosto en el 35,5%, aumenta en prácticamente cinco puntos porcentuales respecto a la situación anterior a la reforma laboral de 2012 que  flexibilizó considerablemente esta modalidad de contratación.

Por último, y con datos de un mes antes, de julio (último disponible), la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo (indicativo del porcentaje de parados con experiencia laboral que las reciben) ascendía en agosto al 60,6%, 4,1 puntos porcentuales menos que un año antes, 6,7 puntos menos que dos años antes y casi 18 puntos por debajo de la media de 2010 (el 78,4%).

Esta reducción de la tasa de cobertura podría explicar, en parte, el escaso aumento del paro registrado ya que, como se ha indicado, las personas desocupadas que no tienen derecho a las prestaciones por desempleo tampoco tienen la obligación de inscribirse como demandantes de empleo en las oficinas públicas de empleo. Si a la caída de la tasa de cobertura se añade la persistencia de la disminución de la cuantía media de las prestaciones (el 7% para el total y el 4% para las contributivas en tasas de variación interanual, respecto de igual mes del año anterior), la imagen que se nos reproduce es la de una protección por desempleo cada vez más baja y escasa, como consecuencia de los retrocesos en la regulación de esa protección que se introdujeron a partir de julio de 2012, tanto con la reducción de las cuantías de las prestaciones contributivas como con la limitación del subsidio por desempleo, ámbito personal de la protección asistencial que impacta sobre todo en las personas paradas de mayor edad.


Por José Ignacio Pérez Infante | Miembro de Economistas Frente a la Crisis.

Paro registrado y afiliaciones: ¿Resultados positivos?