jueves. 28.03.2024
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Los valores de participación industrial en el PIB son muy inferiores a la media europea; se sigue destruyendo empleo y empresas industriales a un ritmo vertiginoso

Los datos son tozudos. La industria, el sector que debería ser el pilar de la recuperación económica, continúa registrando datos muy poco satisfactorios. En España, los valores de participación industrial en el PIB son muy inferiores a la media europea; se sigue destruyendo empleo y empresas industriales a un ritmo vertiginoso y hace tiempo que las exportaciones dejaron de suponer un impulso.

Además, seis meses después de que el Gobierno aprobase la “Agenda para el fortalecimiento del sector industrial”, se desconoce si existe una hoja de ruta para su puesta en marcha y un presupuesto que la haga posible.

La industria española se ha visto afectada por la crisis en mayor medida que en el conjunto de la Unión Europea, sobre todo en sectores clave como el metal (construcción naval, gama blanca, TIC y siderurgia), la energía (renovables) y algunas actividades de la química. En un país donde el sector servicios cabalga a lomos de la industria, la sección de Industria de Comisiones Obreras ha constatado que se ha producido una considerable pérdida del tejido industrial y de la red de pymes; que ha aumentado la dependencia industrial del exterior y que se ha eliminado empleo sostenible y de calidad, que será muy difícil recuperar.

El Gobierno tenía y tiene un diagnóstico erróneo de los problemas de la economía española, que mantiene el cariz eminentemente importador y que se muestra incapaz de cubrir estas actividades con producción propia

España continúa registrando valores de participación industrial en el PIB muy por debajo de la media europea, hasta el punto de que en tres décadas ha perdido más de diez puntos de su contribución a la riqueza nacional. Por sectores, el de la construcción naval sigue sin proyectar una salida a su larga crisis; los relacionados con los productos informáticos, farmacéuticos y electrónicos tienen serias dificultades para remontar la situación; y las enegías renovables continúan cayendo por los efectos de la regulación ministerial. En el otro lado de la balanza se encuentra la industria del automóvill, que está contribuyendo a la reindustrialización (11% de crecimiento de la producción y casi un 8% las exportaciones); junto al sector aeroespacial, la química y la maquinaria ferroviaria, que incorporan desarrollos punteros. El sector energético mantiene sus efectos directos en los costes de los grandes consumidores de energía.

En 2008-2013 el empleo industrial se redujo en un 30%, por eso fue significativo que en el primer trimestre de 2014 se empezase a generar puestos de trabajo (3,5%). Sin embargo, hay sectores que no levantan cabeza. Los de la gama blanca y las TIC sufrieron en 2014 una pérdida de empleo del 20% sobre el año anterior; las energías renovables un 30%; la industria farmacéutica un 9% y la siderurgia un 8%. Aumentó el empleo en el sector energético (en el eléctrico un 11% y en las refinerías y afines un 6%); en automoción (en la actividad auxiliar un 11% y en los constructores un 4%); en defensa (sobre todo en actividades TIC con un 42%); en naval y en aeroespacial (un 7% y un 2%, respectivamente).

Las cifras que maneja CCOO confirman que el incremento del poder adquisitivo de los salarios en el sector industrial no llegó al 1% en 2014, en un año marcado por la deflación. En los convenios de las TIC y de la industria extractiva se redujo por encima del 2% y se produjo un crecimiento nulo en el resto de los sectores, al igual que en 2013.

La reducción del número total de empresas industriales desaceleró su caída en 2014 (-2,8%), después del 4% que se experimentó en 2013 y 2011. Aunque, si se considera a las empresas con personal asalariado, el cierre de empresas en 2014 casi duplicó al de 2013 (4,4% sobre el 2,6%), y se situó en cifras similares a las del año 2012.

CCOO de Industria también ha constatado que hace meses que las exportaciones de bienes dejaron de ser el motor de la recuperación económica, tras tres trimestres de aportación negativa del sector exterior. Este retroceso coincidió con un fuerte repunte de las importaciones, lo que produjo un nuevo deterioro del déficit comercial, que tantos sacrificios costó reducir entre 2008 y 2013, y que se ha ampliado hasta casi duplicar el registrado en los mismos meses de 2013. Y todo ello, a pesar del excelente año turístico, principal fuente de ingresos de la balanza de servicios. La aportación negativa de la demanda externa en el tercer trimestre de 2014 deriva de la debilidad de las economías europeas.

Esta situación confirma, en opinión del sindicato, que el Gobierno tenía y tiene un diagnóstico erróneo de los problemas de la economía española, que mantiene el cariz eminentemente importador y que se muestra incapaz de cubrir estas actividades con producción propia.

CCOO de Industria no tiene ninguna duda de que España requiere de una estrategia adicional que refuerce y amplíe su base industrial, además de impulsar el aspecto formativo, como factor complementario. La “Agenda para el fortalecimiento del sector industrial”, aprobada en julio de 2014, refleja una visión no compartida por este sindicato en materia de relación con los costes laborales unitarios, la ventaja competitiva o el comercio exterior como factor que contrarreste la crisis, así como de las vías de financiación para su recuperación. Lamentablemente, seis meses después de su aprobación y publicación, CCOO desconoce si existe una hoja de ruta para su puesta en marcha, apoyada por un presupuesto que haga posible la consecución de sus objetivos.

La industria en 2014 se desmonoró a un ritmo vertiginoso