viernes. 26.04.2024
IMG_5589
Rueda de prensa de presentación del Festival (Foto: Roberto R. Aramayo)

Arranca con fuerza la 70 edición del Zinemaldia donostiarra. En el K1 se ha proyectado Modelo 77, del mismo director que La isla mínima. Los dos protagonistas principales bordan sus respectivos papeles, pero no deja de ser una película coral y todo el reparto cumple con dignidad sus cometidos. Los primeros planos evitan que los espectadores padezcan claustrofobia, porque la recreación del ambiente carcelario está igualmente muy cuidada.

En realidad no es una película carcelaria y retrata más bien un periodo histórico, una época de grandes cambios en la sociedad española. Franco acaba de morir y estamos en los primeros compases de la transición. Asistimos a esos cambios desde una cárcel donde ha ingresado quien sirve como hilo conductor al relato, narrado a través de su mirada. Un chico de arrabal que había intentado escapar a su destino y resulta encarcelado por la falsa denuncia del hijo de su jefe. Al principio invoca sus derechos y luego se adapta paulatinamente al paisaje.

Las relaciones entre los presos van cambiando y deparan sorpresas. El pulso narrativo se mantiene, aún cuando el final tiene un desenlace algo precipitado, como si hubiese habido algo de prisa para rematar el rodaje. Sin embargo, el conjunto se salva y es de un gran interés, como ha testimoniado el aplauso del público al finalizar la proyección. Merece la pena ir al cine para verla.

El microcosmos carcelario va reproduciendo la interacción social entre distintos colectivos. Es una curiosa radiografía político-social de la Transición española. Esa ‘Libertad sin ira’ que se cantó en las primeras elecciones planea por encima del argumento. Como señala Conchita Casanovas en la rueda de prensa, resulta paradójico que se hable desde una cárcel del anhelo de la libertad.

¿Acaso protegen las leyes a quien se lo merece y castiga indefectiblemente a quien la infringe? Esta es una de las cuestiones que plantea esta película

62c6c9993e14b
Modelo 77

Que unos presos golpeados y reprimidos a cada paso lograran coordinarse para reivindicar sus derechos es toda una metáfora de aquella época. Quienes protagonizaron aquella realidad han hablado con los actores para trasladar de primera mano sus experiencias. Es obvio que hay un concienzudo trabajo de documentación para elaborar el guión y orientar un rodaje bien acompañado por una música original.

¿Acaso protegen las leyes a quien se lo merece y castiga indefectiblemente a quien la infringe? Esta es una de las cuestiones que plantea esta película, que por otra parte resulta muy entretenida por sus toques de humor, imprescindibles para humanizar a los personajes tal como ha explicado en director en la rueda de prensa inmediatamente posterior al pase.

Nuestro protagonista lo pierde todo por una calumnia, incluso a su novia. Pero la cárcel cambiará su vida y le hará cobrar una conciencia social de la que carecía. Por otra parte su vida emocional también tendrá una grata sorpresa inesperada, gracias a la hermana de su novia. Este personaje aporta muchas cosas a la película. En sus visitas va revelando lo que pasa en el exterior y que tiene vivo un enamoramiento tan delicioso como cautivador. Un guión redondo, bien realizado e interpretado. Excelente inauguración para el festival de San Sebastián.

El Festival cinematográfico se inaugura con Modelo 77