viernes. 26.04.2024
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Continuando la senda iniciada en los años 60s por documentalistas latinoamericanos comprometidos con causas sociales, Joaquín Polo retrata en su cine los avatares de la lucha desigual en la que están inmersas millones de personas en la región. 

Con apenas catorce años se inscribió en un curso de cine documental para adolescentes; una experiencia mediante la cual reafirmó la genuina inquietud que se convertiría años más tarde en su modo de expresar la sensibilidad de su mirada. “Siempre miré con un ojo muy afinado”, sostuvo durante una entrevista concedida al programa radial “Cenizas de Babilonia, Diáspora Española”, emitido por AM 570, Radio Argentina. 

La particularidad de sus formas cinematográficas es la incorporación de la política en las producciones, entendiendo el cine como un arma. “Un arma que no disparaba balas sino ideas capaces de transformar las conciencias de los espectadores”, define Polo, tal como en décadas pasadas lo hicieran sus referentes. “Creo que la definición concreta de qué era lo que yo quería hacer, la tuve cuando pude ver lo que hicieron cineastas del pasado como Raymundo Gleyzer, Humberto Ríos, Glaube Rocha, Miguel Littín, Juana Sapire. Ese cine para mí fue un derrotero para la creatividad. Y eso, más mi formación política y social, fue definiendo un perfil profesional del cual hoy vivo”.

Joaquín Polo es el autor de un cine que agita las banderas de una lucha cotidiana y necesaria, el creador de un cine urgente

Autor entre otros títulos de producciones como “Roque Pérez, 100 años de Historia(s)” (2013), y “Ríos de la Patria Grande” (2016), Joaquín Polo estudió cine en la Universidad de La Plata (Argentina), primera institución en ofrecer la carrera de Cine de Latinoamérica, cerrada durante los años de la dictadura y reabierta en 1994. “La formación estaba muy pensada hacia el cine industrial, de ficción. Entonces terminé la carrera y obtuve una beca durante los primeros años del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para estudiar en la Universidad Autónoma de México (UNAM), y allí me especialicé en documental latinoamericano. Hice mi tesis conjunta entre la UNAM y la universidad argentina y fui uno de los primeros de esta generación en retomar el cine social, político, militante, que tiene una larga trayectoria y tradición en el Nuevo Cine Latinoamericano de los años 60s y 70s”.

Este viernes 9 de septiembre, durante una reunión que celebrará Podemos Exterior en el Parlamento Europeo, se exhibirá “Que tiemble el Universo”, un mediometraje en formato documental que aborda el avance de la derecha en América Latina. El film toma como referencia cuatro países de la región, Argentina, Brasil, Colombia y Chile. “El capítulo de Argentina ya estaba cerrado antes del intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner; resultado de la inoculación de odio de los medios de comunicación durante tantos años. El intento de proscripción y de encarcelar a Cristina por parte de del “partido judicial” alineado con esa derecha es una historia que se escribe todos los días”.

“Que tiemble el Universo” retrata esas luchas a las que refiere Polo; las que hay que dar contra el poder concentrado de la derecha y su forma de operar mediante fake news, lawfare y otras artimañas que también utiliza la derecha europea. “En Latinoamérica es mucho más exacerbado, con mayor confrontación. El documental también muestra el coraje de la gente, de las organizaciones sociales en la calle; porque es una pelea completamente desigual que a veces se gana, la menor de las veces, y muchas veces se gana. Cristina (Kirchner) lo dijo hace poco tiempo. Si uno se pusiera a pensar en esas relaciones de fuerza totalmente desiguales, se quedaría en la casa tomando mate. No hay que pensar en eso y hay que accionar”. 

La política atraviesa al cineasta de manera personal. “Por historias familiares, por cuestiones personales de querer participar y transformar las cosas. Y yo elijo participar desde lo que sé hacer, que es observar la realidad y dar una versión de esa realidad para generar una transformación a través de la reflexión y la posibilidad de accionar a partir de lo que uno ve. Uno no transforma la realidad con un documental, sino que propicia, general los espacios para el debate, la reflexión, la crítica y el pensamiento. El cine que sigue cuando se apaga la pantalla y mediante la reflexión se interpela al espectador, es el que más me interesa”. 

En su Twitter Joaquín Polo escribe “Abierto a todo el mundo menos a Macri”, lo cual rebela una postura decidida, sin miramientos. “Si, la verdad es que a mí no me gusta pelearme por política, me gusta escuchar más que decir. Porque mi tarea en el mundo es observar, escuchar y construir a partir de eso, de modo que me considero de gran amplitud mental. Lo que no implica que no tenga muy definido lo que pienso. Pero es obvio que hay límites. Y por eso es lo de abierto a todo menos a Macri. Macri en Argentina representa los intereses de esa derecha recalcitrante, alineada con los poderes reales, los medios concentrados de comunicación, el poder supuestamente independiente de la Justicia, el poder económico; es decir, con eso nunca. Y siempre lo dejo muy claro en mis producciones.

Uno de sus últimos documentales, muy visto en Argentina, es “Vicentín, de gran empresa a gran estafa” es, como el propio Joaquín Polo define “La denuncia de la estafa que hizo Macri con sus amigos; la fuga de miles de millones de dólares de todos los argentinos y argentinas”.

Joaquín Polo es el autor de un cine que agita las banderas de una lucha cotidiana y necesaria, el creador de un cine urgente, tal como él mismo define. “Siempre uno hace un cine urgente, un cine contrainformación, que va en una dirección contraria a ese bombardeo mediático que busca construir una idea definida de las cosas y una única realidad. Uno pelea contra eso todos los días en una lucha totalmente desigual pero que no hay que abandonar, sino que hay que profundizar”.



El cine como un arma