jueves. 28.03.2024
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Los nazis cosían triángulos rosa en los uniformes de los acusados de actos homosexuales.

Cuando Alemania completó su proceso de unificación se introdujo en 1871 en el nuevo Código Penal un artículo que castigaba con penas de prisión las relaciones sexuales entre hombres. El artículo número 175 señalaba lo siguiente: “la fornicación/lujuria contra natura realizada entre hombres o de personas con animales se castigará con pena de cárcel; también se podrán retirar los derechos civiles”. Esta penalización recogía el punto de vista conservador prusiano de su propio código frente a otros mucho más liberales, como los de Baviera o Hannover que, ya en la primera mitad del siglo XIX habían despenalizado dichas relaciones, fruto de la influencia francesa. En 1913 se estableció una aclaración sobre lo que significaba la “fornicación/lujuria contra natura”, que quedaría definida como “acciones similares al concúbito natural”, pero como esta definición era un tanto ambigua, se dejó a la interpretación de los jueces.

En el año 1900 se aprobó una ley que prohibía la publicación y venta de libros e imágenes lujuriosas, con fuertes penas pecuniarias y de cárcel.

Los socialdemócratas comenzaron a luchar a finales del siglo para que el Parlamento alemán aboliera el artículo 175. Se hicieron eco de la campaña que había emprendido el psiquiatra Magnus Hirschelfd y su Comité Científico-Humanitario contra el mencionado artículo. Auguste Bebel declaró en 1898 que la policía de Berlín tenía listas tan largas de homosexuales y que abarcaban todas las clases sociales que el Estado prusiano se vería obligado a construir dos nuevas cárceles. Bebel se refería a las “listas rosas”, “listas de homosexuales” o “listas de sospechosos de homosexualidad”. El calificativo de “rosas” debió aparecer mucho tiempo después, terminada la Segunda Guerra Mundial. En esas listas se incluían a los que acudían a los baños públicos en busca de sexo anónimo o frecuentaban determinados ambientes.

En la época de la República de Weimar se mantuvo e intensificó la represión contra los homosexuales, pero el grado de la misma no fue uniforme en todo el país. Al parecer, en las ciudades de Berlín y Hamburgo había un grado de mayor tolerancia por parte de la policía, frente a lo que ocurría en otras ciudades. En esta época se crearon unidades policiales específicas para perseguir a los homosexuales y se siguieron elaborando las “listas rosas”.

La batalla legal iniciada a finales del siglo XIX por los socialdemócratas contra el artículo 175 comenzó a tener sus frutos en la segunda mitad de los años veinte. Importantes intelectuales, escritores, artistas y científicos alemanes apoyaron dicha abolición. Entre ellos, habría que destacar a Thomas Mann, Rainer Maria Rilke, George Grosz, August Bebel, Karl Kaustky, etc.. En una comisión parlamentaria del año 1925 se propuso eliminar el artículo 175 y sustituirlo por otros dos, intentando penalizar solamente los casos con agravantes, es decir, de aquellos de hombres que ejerciesen una posición de poder para conseguir sexo con otros hombres, los que acudiesen a la prostitución y los que tuviesen relaciones sexuales con menores de 21 años. Bien es cierto que se mantenía la discriminación pero en el proyecto de reforma del Código Penal de 1929 se despenalizaba el sexo entre hombres adultos. Pero dicha reforma nunca entró en vigor. Todo se paralizó cuando los nazis irrumpieron con fuerza en el Parlamento e hicieron imposible la formación de una mayoría para conseguir aprobar la reforma.

La situación de los homosexuales en Alemania hasta la época nazi