sábado. 20.04.2024
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El Estado liberal vació de competencias a los municipios y las asumió, especialmente las relacionadas con el orden público

La construcción del Estado liberal en España supuso la consolidación de la centralización que habían emprendido los Borbones desde la aprobación de los Decretos de Nueva Planta un siglo antes. Las estructuras administrativas del Estado, a pesar de las carencias presupuestarias, crecieron durante el siglo XIX, especialmente en lo referente al ejército y a la creación y expansión de distintos cuerpos de funcionarios. El Estado liberal vació de competencias a los municipios y las asumió, especialmente las relacionadas con el orden público. En 1844 se creó la Guardia Civil, el primer cuerpo policial de ámbito estatal. Otro de los medios que empleó el Estado para consolidar la centralización fue la creación, por vez primera, de un sistema educativo para toda España, a través de la Ley Moyano.

Para consolidar el control del territorio se reformó completamente la organización territorial del Estado y que se había heredado del Antiguo Régimen. El liberalismo no concebía particularismos ni instituciones que no estuvieran dentro del organigrama general. Este asunto debe tenerse en cuenta a la hora de entender parte del complejo entramado de causas que generó la creación del carlismo y el estallido de las consiguientes guerras civiles del siglo XIX. En este sentido, es fundamental la división provincial, ya aprobada en los estertores del sistema antiguo, en 1833, y muy poco modificada posteriormente. En cada provincia habría un jefe político o gobernador, que representaba al gobierno, y que hacia cumplir las órdenes provenientes del Ministerio del Interior o de Gobernación, teniendo un gran poder en materia de orden público y de control de los Ayuntamientos, especialmente en la versión más moderada del liberalismo. Esta estructura sería fundamental para consolidar el control electoral por parte del gobierno de turno.

En cuestiones técnicas fue fundamental la extensión del telégrafo que, a partir de la segunda mitad del siglo, permitiría transmitir información y órdenes con una gran rapidez con el fin de coordinar la labor del gobierno con las respectivas instituciones provinciales y locales. La construcción de la red ferroviaria se hizo a través de una red radial con Madrid como centro. De ese modo no sólo se potenciaba la capital, sino que se fomentaba el control de todos los puntos cardinales. Este sistema también se aplicó a la red de carreteras. La centralización de la red de comunicaciones es fundamental en la historia del centralismo de nuestro país.

Otros instrumentos pretendían uniformizar aspectos muy importantes para vertebrar un Estado y fomentar la creación de un mercado nacional. En el primer caso ser fundamental la codificación de las leyes. En 1848 se aprobó el Código Penal, que consagró la unificación legal y judicial. En el segundo caso, fue fundamental la abolición en 1858 de la diversidad de pesos y medidas y la obligatoriedad de emplear el sistema métrico decimal. Por fin, en 1868 se implantó la moneda única, la peseta, terminando con los distintos sistemas monetarios existentes.

Centralización en la España contemporánea: el Estado liberal