viernes. 29.03.2024
salvador seguí

Pere J. Beneyto recupera textos del líder anarco-sindicalista Salvador Seguí en un dossier documental que Nuevatribuna publica por entregas. Se trata de escritos de y sobre la actividad sindical de Seguí que complementan la reconstrucción de su trayectoria biográfica.

En esta cuarta entrega se recoge la conferencia pronunciada por Salvador Seguí, líder anarco-sindicalista español (1886-1923) en el castillo-prisión de Mahón, el 31 de diciembre de 1920. Extraída de Salvador Seguí: Su vida, su obra, Cuadernos populares, núm. 2 (1960). París: Ediciones Solidaridad Obrera, pp. 79-87


Son numerosos los equívocos existentes sobre el significado y función del anarquismo y del sindicalismo que conviene, que resulta necesario deshacer.

Qué es el Anarquismo. Las ideas no son nada sin los hombres que las crean y creen y, precisamente, porque son creadas por los hombres, tienen consistencia y valor humano. En caso contrario nada serían, nada valdrían. Cualquier idea que no pase o haya pasado por los procesos de evolución no sería más que pura elucubración mental. El Anarquismo debió pasar por ese proceso evolutivo hasta constituir el más alto grado del pensamiento humano.

Todas las ideas, tanto las más modestas como las más desarrolladas, han seguido dicho proceso de evolución. Lo demuestra el hecho de que ni una sola ha sido llevada a la práctica y plasmada en la realidad en su configuración primitiva, en su integridad y pureza. Así ha ocurrido con todas las concepciones filosóficas, económicas y políticas, y también con nuestras ideas. Incluso algunas han dejado, en el tránsito entre su concepción y realización, parte de sus principios.

Ahora bien. Cuanto con más fe luchamos y más íntegramente esté planteada la lucha, más pronto y más fácilmente se alcanzará la realización de las ideas. Por el contrario, tardarán más en realizarse cuanto más indiferentes seamos.

Pero tened en cuenta también, no lo olvidéis, porque el desengaño sería funesto, que las ideas pierden la integridad de su concepción originaria, de la misma manera que todas las ideas se bifurcan, para poder llevarlas a la práctica, más o menos tarde, por los nuevos caminos abiertos.

Una idea puede dar lugar a nuevas concepciones ideológicas, a nuevas exposiciones, puede ser motivo para crear organizaciones que, basándose en la concepción espiritual de la misma idea, cree otras nuevas.

Qué es el sindicalismo. Eso pasa con el sindicalismo, porque el anarquismo da lugar al sindicalismo como la base, la orientación económica del anarquismo.

La Anarquía no es un ideal de realización inmediata. No hay límites de lugar ni de tiempo para su implantación y, en el orden de las ideas, los hombres no conseguirán dominarlo nunca.

Siendo la Anarquía la concepción ideal de la vida humana no llegará nunca a alcanzar una realización completa, porque es una perfección tal del pensamiento que necesita pasar por las fases de su desarrollo definitivo.

Admitiendo que el Anarquismo pueda ser, con el tiempo, una realidad, no dudéis de que antes dará lugar a la creación de otras concepciones y escuelas. El Anarquismo no llegará a hacer realidad toda su filosofía, sería tanto como limitarlo, porque no tiene un origen material, no nace en un punto para acabar en otro, sino que es propio de la inteligencia y del sentimiento, en definitiva, la suma de las aspiraciones humanas.

Históricamente el sindicalismo es hijo espiritual del anarquismo, es la resultante del proceso iniciado por los compañeros de la Internacional y es, en la práctica, el arma, el instrumento del ideal anarquista para conseguir sus objetivos. El sindicalismo es, en definitiva, cerebro y brazo, pensamiento y acción.

El objetivo del sindicalismo es relevar, sustituir los factores del capitalismo y la burguesía…. Como agrupación natural de los elementos de una misma profesión, el sindicalismo no sólo sustituirá los valores burgueses y capitalistas, sino que dará garantías de moralidad no aportadas hasta ahora por ningún régimen burgués.

La función del Sindicato. No son los grupos políticos, ni las organizaciones estatales, los que han de organizar y regular la producción, sino que son los sindicatos los que han de asumir esa función.

Nosotros no somos leninistas, porque no creemos que el Estado, por más revolucionario y socialista que se autodenomine, sea quien deba gestionar la producción. Los Sindicatos son los únicos que tienen solvencia para hacerlo, en primer lugar porque son más morales y, además, porque son también lo más competentes.

La producción no puede estar en manos del Estado y, ni siquiera, de los grupos anarquistas. Son los Sindicatos los que distribuirán y normalizarán la producción, el consumo y el cambio, es necesario que traslademos esta idea a los trabajadores.

Y cuando nuestros deseos sean una realidad tangible, cuando nuestros esfuerzos revolucionarios hayan culminado con el triunfo del proletariado, cuando el hombre pase de esclavo a hombre libre, procuraremos que todos los valores humanos tengan representación en el Sindicato y todos los hombres tengan garantías de independencia y emancipación.

Tengámoslo muy presente, porque de lo contrario serán vanos nuestros esfuerzos. En Rusia ha triunfado la revolución política pero no han logrado vencer económicamente por no haber dado el poder a los sindicatos, entendiendo el poder no para imponer una dictadura sino para regular la producción.

El sindicalismo es la garantía más grande en un régimen proletario y para que eso sea así necesitamos de una amplia y profunda preparación.

El sindicalismo y la cuestión cultural. Tenemos otro problema interesantísimo que ha de resolver el proletariado y me refiero a la cultura.

Hemos de crear nuestras Universidades, nuestros Ateneos y si no podemos hacerlo, hemos de aprovechar los de la burguesía, eliminando lo que consideremos negativo, perverso e inútil. Utilizaremos las cosas utilizables de la burguesía y, mientras tanto, realizaremos definitivamente nuestro proyecto.

Y ahora, amigos, dejadme que en estas horas de dolor, represión y esperanza luminosa, hagamos una profesión de fe, de constancia en nuestra lucha y de confianza en nosotros y nuestro futuro.

Hoy el azar nos ha reunido en esta cárcel. Mañana el deber nos volverá a reunir y siempre, hoy y mañana, juntos o separados, hemos de elevar el corazón y el pensamiento por encima de todo, y sólo así será posible el triunfo!

Os decía que hemos de tener constancia en nuestro proyecto, porque si estos ligeros accidentes de la lucha nos hiciesen desmayar, sería imposible la realización de nuestros ideales

Confianza en nosotros mismos, lo que significa honradez y seguridad en la bondad de nuestro ideal, y no desesperemos, porque el calvario a recorrer ha de ser largo!

Anarquismo y sindicalismo