viernes. 19.04.2024
putin macron
 
Las guerras siempre estuvieron ahí. Desde la noche de los tiempos. Son más comunes que los festivales musicales o que las casas adosadas. La guerra es la pandemia humana más habitual.


La poeta Louise Glück escribió que "miramos el mundo una única vez, en la infancia. El resto es memoria". ¿Veis como no podemos fiarnos de la memoria? Ni de los poetas.

Con el pasado tenemos un problema. La memoria y el mito, ese es el problema: no podemos sino vilipendiar a quienes sólo quieren apoyarse en la memoria: ¿la memoria de quién? Lo que se necesita es Historia, ella crea la memoria de las sociedades. Lo que se necesita es que la Historia sea divulgada, accesible. Y que tenga el reconocimiento que la sociedad civil merece.

No podemos comprendernos sin comprender el pasado, pero NO SOMOS EL PASADO.

“Está el ayer alerto
al mañana, mañana al infinito,
hombres de España, ni el pasado ha muerto,
no está el mañana —ni el ayer— escrito”.

Antonio Machado


Analizar el pasado como lo que fue, no como lo que querríamos que hubiera sido. Eso es escribir HISTORIA. Porque lo que hay que preguntarse es lo que se pregunta el historiador Juan Sisinio Pérez Garzón, ¿para qué sirve el saber histórico en la sociedad global: para comprender o para juzgar?

Pérez Garzón, como Juan Pablo Fusi, por poner otro ejemplo, son de los historiadores que saben que la memoria y el deseo están muy bien para la poesía, pero casan, juntas, muy mal con lo que buscamos quienes estudiamos el pasado para explicárselo a la sociedad civil y que así le sirva a ésta para imaginar cómo deberíamos actuar en el presente y, quizás, en el futuro.

La Historia trata de entender lo que le viene ocurriendo, lo que le ha ocurrido, al ser humano. Procura comprender esos fenómenos, no de guiarlos. Aunque al comprenderlos, de alguna manera entronca con la ética y ayuda a guiar esos fenómenos, esos comportamientos.

La Historia ya no sirve de nada si por Historia entendemos la búsqueda del conocimiento (iba a decir de la verdad, pero quizá el conocimiento sea más tolerante que la verdad). Hoy, los grandes personajes, bueno, todo el mundo, en vez de quedar impregnados de los acontecimientos históricos a los que pertenecieron, y hasta protagonizaron, están atrapados en la difamación, en el rumor, en lo que no se ha constatado y, por supuesto, en la falsedad. En los tiempos modernos, sus palabras, verdaderas o no, retumban grabadas en las colecciones de bollería industrial. Ahora cualquiera hace un libro con vidas y semblanzas de revolucionarios y líderes históricos (y no miro a nadie)”.
Javier Pérez Andújar


Lo incomprensible, lo injustificable y lo inadmisible: ¿sabemos distinguirlo? Para diferenciar lo incomprensible de lo injustificable y de lo inadmisible usamos la Historia y nos defendemos con la ética.

El ser humano sobrevive gracias a un milagro (tras otro): a eso es a lo que llamamos historia, que es lo que los historiadores llevamos siglos tratando de comprender. Y explicar. Saber qué diantres es un milagro es nuestra gran tarea. Para eso escribimos Historia.

Si no estás contando nada no estás narrando. Y si no estás narrando, ¿para qué escribes? Si no narras, entonces escribes para lucirte, para hacer creer que la belleza existe fuera de la belleza, y también para enseñar cosas que los demás no saben y deberían. Si no haces nada de eso, ¿para qué escribes?

¿Cuando hablamos de los grandes olvidados, no estamos hablando en ocasiones de todos los que nunca fueron demasiado a ojos de nadie? ¿No sería mejor decir los grandes ninguneados?

La historia no olvida nada, si acaso es la Historia la que olvida… Pero tampoco. Los que olvidamos somos los historiadores, y más a menudo la sociedad civil.

“Ningún horizonte te permite pasarte de la raya”.
“Tengo una gran confianza en el futuro: Todavía no me ha decepcionado”.
Miguel Cobo Rosa


Bienvenido al presente, bienvenido al pasado, bienvenido al futuro. Todo está siendo, ha sido, será, mientras tanto. Mientras lees esto.

Lo que necesitas es Historia