viernes. 19.04.2024
prince greco

La Historia no le importa a casi nadie. La mayoría prefiere que la historia se la cuenten no quienes estudian y escriben Historia, sino quienes pergeñan relatos que no tienen nada que ver con la realidad pues lo que son es una construcción interesada, enferma, de una realidad no ya paralela, sino para lelos.

El contexto explica, pero nunca justifica. Ni el golpe de Estado de 1936 ni el terrorismo vasco, por ejemplo. Hay quien al explicar lo uno o lo otro lo que hace es justificarlo, porque la explicación no le interesa. Por eso los historiadores no podemos fallarle a la sociedad civil. Aunque la sociedad civil no nos haga gran caso. Es una obligación moral.

La culpa de que EL FRANQUISMO siga dividiendo radicalmente a la SOCIEDAD CIVIL española es de LOS HISTORIADORES. Es nuestra, sí, por no haber conseguido que el conocimiento histórico sea lo que se tiene en cuenta cada vez que alguien arroja, usa o manipula el pasado con intenciones abyectas.

Al final, va a resultar que QUIENES GANARON A LA LARGA LA GUERRA CIVIL fueron los monárquicos alfonsinos (partidarios de la continuación de la monarquía en la línea dinástica de Alfons XIII). Lo digo porque parece que el gran escollo convivencial de la España actual, la Constitución no reformada, lo es porque hay quienes no quieren que se ponga en tela de juicio la figura de la monarquía ahora felipista (borbónica). Y esos quienes son pocos pero poderosos. De tal manera, que la mismísima democracia española está en entredicho. Y la Transición no habría sido sino la perpetuación de un privilegio, el de la familia de Juan Carlos I.

Dicho lo cual… En contra de lo que mantiene el ministro comunista español Garzón (el que propuso una huelga de -comprar- juguetes), tras la muerte del general Francisco Franco, en España no se pactó con la dictadura. Ya no había una dictadura con la que pactar, quienes habían podido oponerse a ella e incluso se habían opuesto a ella pactaron con quienes renunciaron explícitamente a los principios que habían sido la base de la dictadura.

historia

A veces tenemos las ideas que queremos tener. De hecho, es lo más habitual.

La cultura del trauma y la queja es lo que tiene. A menudo es bastante comprensible: cuando es una mera arma cargada de más odio del que dice defenderse es una lacra, un lastre civil.

Hay una generación, la de nuestros hijos, que está siendo derrotada por unos desalmados, que se regodean en el interior de la cultura de la queja y el trauma, sin más inteligencia que la de una presunta dignidad herida.

Existe la expresión ‘no deja títere sin cabeza’: ¿la explico? ¿Y esa otra de un ‘año soviético’ en lugar de uno sabático?

¿Cuál es la legitimación que se necesita para poder transmitir odio?

Los humanos nos seguimos pasando la vida tratando de remendar el pasado. Algunos tratando de remediarlo.

Y ahora dos citas de las buenas:

"Los encuentros entre el pasado y el presente deben permitirnos salir de nosotros mismos (sin creernos más inteligentes que nuestros antepasados porque conocemos el final de la historia), para comprenderlos mejor, pero también para mirarnos a nosotros mismos con ojo crítico, porque corremos el riesgo, por falta de retrospectiva y de información, de subestimar o sobrestimar los fenómenos actuales o de volver a caer en los mismos errores."

Christophe Charle

“En nombre de la libertad individual se construye un modelo sobre premisas egoístas (libertad = ausencia de trabas para la expansión personal) y de exclusión del ‘otro’, en vez de conciliar los intereses individuales y sociales”.

Julián Casanova

las cosas que mueren

Para acabar:

Uno. La veneración por el pasado SIEMPRE es reaccionaria: lo malo del pasado es que a quien más sabe sobre él es a quien menos caso se le hace.

Dos. La historia NO se hace hacia adelante, la historia es, ocurre. Lo que SÍ SE HACE HACIA ADELANTE es la Historia, es decir, aquello que escriben los historiadores tras comprender la historia, tras comprender el pasado. Comprenderlo, más que entenderlo.

La Historia no le importa a casi nadie