viernes. 26.04.2024
Pablo-Pérez-Terré
Pablo Pérez Terré

Estoesloquehay es una de los festivales pioneros en el ámbito rural. Nacido en el Alto Aragón en 2002, esta muestra artística itinerante, temática y multidisciplinar trata de combatir la despoblación del norte de la provincia de Huesca a través de la Cultura. 

El escenógrafo y diseñador Pablo Pérez Terré es el director de la muestra Estoesloquehay, “empezamos en Riglos y la idea de aquella primera edición, con pocos medios y un poco neohippie, no era ser itinerante. No fue hasta las segunda edición en Albero Bajo (Monegros) cuando nos planteamos que cada año fuera en un pueblo distinto y con un discurso propio en cada ocasión. Aunque no pretendíamos pontificar ni hacer misiones pedagógicas, nuestras idea era llevar la cultura al entorno rural sin hacer distinción de la ciudad, programando más o menos lo mismo, aunque evitando que fuera un transvase de la cultura urbana a lo rural.”

Las distintas ediciones de Estoesloquehay han ido creando un semillero de asociaciones y de iniciativas culturales en los distintos pueblos por los que ha pasado, “en muchos casos se ha organizado un festival con una programación diferente, o se han rehabilitado espacios culturales que después se han seguido utilizando”, explica Pablo. 

Desde las primeras ediciones contó con nombres de “relumbrón” en su cartel, como fue el caso del baterista de Ramones, que actuó en 2008 con su grupo Marky Ramone and the Intruders actuó en un pueblo del Pirineo de cien habitantes. “Cuando hablamos con su representante, le pareció buena idea ir a tocar a un lugar tan pequeño y aquí se plantó. En ese momento todavía no estaba de moda el concepto de España Vaciada, ni se había puesto en la agenda mediática el problema de la despoblación. Supongo que en aquellos primeros años la pregunta que se hacían muchos de los artistas a los que invitábamos a participar era cómo íbamos a atraer público si allí no vivía nadie”.

Precisamente, Estoesloquehay nació en un momento en el que no había ninguna localidad media o grande que no quisiera tener su propio festival indie, atraídos por el éxito de modelos como el FIB, donde casi siempre tocaban los mismos grupos fotocopiados. “Nosotros buscamos la diferencia de ser un festival en el entorno rural. Después han surgido docenas de proyectos, pero en aquel momento, eso nos hacía únicos”. 

Aunque suele ligarse a las manifestaciones artísticas folk con los festivales en el medio rural, Pablo Pérez Terré, no está muy de acuerdo. “Está muy bien el arte folk y todas las manifestaciones que vienen desde lo folk. De hecho, la edición de este año va a girar en torno a todo lo que viene desde lo rural. Pero creo que auto encasillar al medio rural y asociarlo al folk puede ser un error. Lo rural puede ser tan o más vanguardista que lo urbano, hay un lenguaje en el que hay muchas manifestaciones que son más avanzadas que en las ciudades, precisamente por esa oportunidad de experimentar e ir a tu aire”. 

Nómadas, Sabor, Los Nuevos, Neura, Balas y Polvora, Sin límites o Aventura, han sido alguna de las temáticas elegidas en los últimos años. “Buscamos en cada edición una temática asociada con la población donde se va a celebrar. A veces es una idea un poco abstracta, pero en función de esa idea giran todas las actividades multidisciplinares. Música, artes vivas, exposiciones… todo gira en torno a una temática que conecte directamente con la población, intentando evitar que los pueblos sean empleados como una excusa o escenografía bucolizada para organizar  algo completamente a tu aire o que a determinado colectivo le convenga”.

“No queremos pontificar, sino escuchar que es lo que esta población quiere potenciar y a raíz de ello convertir ese fin de semana en un crisol de encuentros. Se emplea el término de poner en el mapa, es un poco horrible porque nosotros ya estamos en el mapa. Queremos crear vínculos por donde pasamos y en el medio rural se hagan cosas más allá del sota, caballo y rey, más allá de la idealización folk del mundo rural. Cuando hacemos las maletas y nos vamos a otro pueblos, ellos piensan en hacer otras cosas distintas a lo que habían planteado hasta ese momento”, cuenta Pablo. 

Durante estos veinte años, la despoblación también ha hecho mella en estas comarcas. “cuando empezamos el problema era el mismo, la gente era muy mayor y vivía con falta de estímulos, porque la gente quiere trabajo, ambulatorios y carreteras, pero también cultura. En aquella época había mucha gente de setenta años, hoy tienen noventa o ya no están.”

Salvo en la edición número trece que tuvo como temática “Raíces futuras” se han centrado exclusivamente en “lo rural”, pero para la edición de este año tienen previsto programar propuestas que vengan fundamentalmente desde lo rural, para ello están trabajando en cómo mucha población urbana ha vuelto su mirada hacia el medio rural durante estos años de pandemia. “Mucha gente, ha buscado una mayor reconexión con la naturaleza con un futuro de mayor sostenibilidad. Una nueva relación rural-urbana promovida no sólo por la pandemia, sino también por los movimientos sociales que están naciendo en el medio rural, que busca el equilibrio creando una trama de relaciones e interdependencias mutuas. El medio rural provee de alimentos, de energías, se quieren montar ahí enormes espacios fotovoltáicos… No es una relación equitativa y va a ser muy complicado que lo sea, porque el espacio urbano sigue siendo hegemónico”.

“No se trata de poner a los pueblos en el mapa, nosotros ya estamos en el mapa”