martes. 16.04.2024
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Vista general de los Mallos de Riglos, Huesca. FUENTE: http://www.trekearth.com

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Todo escalador que se precie ha tenido que sentir el ardor de antebrazos que produce una jornada de escalada en los mallos de Riglos. Es realmente complicado recordar la impresión que producen estas formaciones conglomeráticas cuando se dejan ver por primera vez. ¿Se caerán a cachos en cuanto me suba?, ¿de dónde han salido tantos “bolos”?, ¿cómo se formarán estas esbeltas morfologías?, etc, etc.

Desde un punto de vista geológico y geomorfológico es relativamente fácil comprender el origen del soberbio paisaje de pináculos que conforman los mallos, como se conocen en el dialecto aragonés. Sólo es necesario que se cumplan unos requisitos previos.

Los factores que intervienen en la génesis y evolución del modelado tipo mallo son los siguientes, ordenados según su influencia.

En primer lugar las características de los materiales jugarán un papel determinante. Los Mallos de Riglos están formados por materiales detríticos, de carácter conglomerático en el que se alternan bloques heterométricos y heteromorfos. Para que se generen este sobrecogedor paisaje es necesaria una gran potencia del depósito (en el caso concreto de Riglos, llega a unos 300-350 metros) y una intensa cementación que impida la influencia de los procesos gravitacionales y erosivos, los cuales terminarían por desmoronar los mallos.

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Detalle de los materiales conglomeráticos de Riglos. FUENTE: Elaboración propia.

Otro factor básico sería la ausencia o escaso desarrollo de la estratificación en el depósito. Si esta existiera en un grado elevado, los procesos erosivos podrían actuar en los planos de estratificación e iría avanzando de forma diferencial, generando morfologías diferentes de los típicos monolitos conglomeráticos.

Por supuesto, la fracturación tiene una influencia determinante, ya que va a condicionar la morfología y tamaño de los bloques antes de que la meteorización haga su aparición. De esta manera, la densidad y las directrices de fracturación han de responder a unas características concretas. En el primer caso, si el número de fracturas es muy bajo, los conglomerados aparecerán como una gran plataforma. Si por el contrario, la densidad es demasiado alta, la erosión avanzará con gran intensidad por las discontinuidades, desmantelando el depósito y generando un talud con grandes bloques de conglomerado.

Respecto a las directrices de la fracturación, es necesario tener en cuenta, la orientación, la verticalidad y los ángulos de convergencia de las discontinuidades. A rasgos generales, se podría decir que es necesaria la existencia de un sistema de fracturas de planta ortogonal y subvertical, que favorecerá y dirigirá la meteorización en la construcción e individualización de los pináculos.

El último factor que entra en juego para la génesis de los relieves tipo “mallo” sería, como no, la meteorización. Los procesos que se engloban dentro de esta etiqueta pueden ser de tres tipos, mecánicos, químicos y biológicos, en función del agente destructor que intervenga.

En general, los procesos de meteorización afectan a la matriz del conglomerado, la cual sostiene los bloques cuarcíticos. Los fenómenos atmosféricos, la disolución de los carbonatos del cemento y la actuación de la vegetación en las fracturas existentes, serían los principales agentes erosivos que intervienen en la génesis de estos paisajes.

A continuación os dejo un esquema muy ilustrativo de la evolución necesaria para que se generen estás audaces morfologías.

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Esquema de la génesis del modelado tipo mallo. FUENTE: Benito Fernández, 1986.

Es de recibo concluir que los Mallos de Riglos forman parte de la gran geodiversidad nacional, pues constituyen un paisaje singular, de fuerte carácter geológico y geomorfológico, que representa con gran claridad diversos fenómenos naturales. Además, hay que sumar el significado cultural que mantienen estos soberbios monolitos  gracias a las gestas alpinas que se han dado en sus desplomadas vertientes desde hace muchos decenios. Fueron la escuela de Rabadá y Navarro, que a la postre, desentrañarían los secretos de nuestras montañas más representativas, como el Picu Urriellu (Picos de Europa) y el Tozal del Mallo (Ordesa).

Fuentes

BENITO FERNÁNDEZ, G. 1986. Génesis del modelado tipo mallo. Cuadernos de Investigación Geográfica, 12: 25-37.

Artículo originalmente publicado en el blog Geonopia protegido por una licencia CC BY-NC-SA 3.0


 

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