jueves. 28.03.2024
Piedra del Sol. Calendario Azteca
Piedra del Sol. Calendario Azteca

La mitología azteca, se entiende como un conjunto de mitos y creencias del pueblo de origen nahua, de carácter nómada, que sucedieron y vencieron a otros pueblos de ese mismo origen, como los chichimecas, toltecas y tepanecas.

  1. Primer Sol
  2. Segundo Sol
  3. Tercer Sol
  4. Cuarto Sol
  5. Quinto Sol
  6. Los dioses
  7. Piedra del Sol Azteca “Calendario Azteca”

Según los aztecas el creador de la vida en la tierra fue Ometeotl. Este aparece como el dios supremo y el dios del fuego, pero no recibió ninguna clase de culto, aunque sí estaba presente en cada ritual y en todos los elementos y dio a luz a cuatro dioses y más tarde tuvo otras 1.600 divinidades más.

Estos cuatro dioses representaban las fuerzas cósmicas como el fuego, el agua, el viento y la tierra. Si se mantenían en equilibrio, el mundo estaría en orden y podría existir la era de un sol, pero si se producía un desequilibrio cósmico, ese sol, junto con la Tierra y los seres humanos de esa era desaparecerían. Secuencialmente los distintos soles fueron destruidos por diversas catástrofes.

Quetzalcoatl y Tezcatlipoca
Quetzalcoatl y Tezcatlipoca

El primer sol fue creado por Tezcatlipoca, dios de la tierra. Esta creación fue algo imperfecta pues los seres humanos eran gigantes y se formó tan sólo medio sol. A causa de la mala alimentación, los seres humanos crecieron débiles y murieron.

El segundo sol fue creado por Quetzalcoatl, dios del viento. En esta era los humanos se alimentaron a base de las semillas de los árboles, pero resultaban insuficientes para fortalecerlos pues debían sobrevivir a fuertes vientos que, en ocasiones, los arrojaban lejos. A pesar de ello algunos humanos lograron sobrevivir porque fueron capaces de convertirse en monos.

Los cuatro dioses representaban las fuerzas cósmicas como el fuego, el agua, el viento y la tierra

Tlaloc, dios del fuego, creó el tercer sol. Los humanos vivían de cereales, pero la erupción de enormes volcanes enterró el mundo, aunque, de nuevo, algunos seres consiguieron sobrevivir al convertirse en pájaros y así pudieron escapar de las cenizas.

Tlaloc
Tlaloc

Chalchiuhtlique, diosa del agua, creó el cuarto sol. De nuevo la alimentación que recibían los humanos volvía a ser insuficiente y además tenían que soportar numerosas inundaciones que también acabaron con este cuarto sol. Esta vez algunos seres consiguieron salvarse de la catástrofe porque fueron capaces de transformarse en peces.

Los nahuas tenían varios mitos de la creación, resultado de la integración de distintas culturas. En uno de ellos, Tezcatilopoca y Quetzalcoalt se dan cuenta de que los dioses se sentían vacíos y necesitaban compañía. Por ello necesitaban crear la tierra. Existía solo un inmenso mar, donde vivía Tlaltecuhtli, el monstruo de la tierra.

La mayoría de estos dioses son anteriores a los aztecas o mexicas, y son compartidos por los demás pueblos nahuas, o cercanos. La leyenda de los cinco soles explica las creencias de los aztecas de que existían otros mundos antes que el suyo. 

Los dioses se sentían vacíos y necesitaban compañía. Por ello necesitaban crear la tierra

De acuerdo con ellos hubo cuatro mundos anteriores o soles como ellos los llamaban, cada uno regido por un dios específico, una raza humana única y devastada por un fenómeno natural diferente. Cada uno de estos soles estaba ligado con los elementos básicos como la tierra, el agua, el aire y el fuego. Cada uno de estos elementos estaba relacionado con la naturaleza y su composición y también con su destrucción.

Hay varias versiones de este mito ya que la información no es completa y el orden suelen cambiar. Esta versión está basada en la Historia de los mexicanos, por sus pinturas donde el orden de los soles es el primer sol, el segundo sol, el tercer sol, el cuarto sol y el quinto sol.

Primer Sol

Tlalchitonatiuh, también conocido como el Sol de Tierra, fue creado por Tezcatlipoca, dios de la tierra, quien portaba el espejo de obsidiana humeante y tenía el honor de cargar el Sol durante su diario viaje por los cielos, iluminando el cielo arriba y la Tierra abajo. En esta época todo estaba habitado por gigantes. Se dice que los hijos del Primer Sol, ellos recorrían la Tierra comiendo raíces y semillas.

Tezcatlipoca fue el primer sol en alumbrar el mundo y los otros dioses crearon a los gigantes, hombres muy fuertes, que comían bellotas de encinas y piñones. Duro 676 años y cuando dejó de ser sol, todos los gigantes fueron comidos por jaguares y no quedó ninguno. Tezcatlipoca dejó de ser sol porque Quetzalcóatl lo golpeó con un gran bastón y lo tiró al agua, de donde salió convertido en jaguar a comer a los gigantes. Este mundo desapareció por temblores y el hombre fue devorado por jaguares.

Así los jaguares o entes de la sabiduría acabaron con sus habitantes. Así el tiempo del Primer Sol de la Tierra llegó al final, y vino una gran penumbra. Este sol duró 676 xiuhmolpillis (ciclos de 52 años).

Segundo Sol

Quetzalcóatl, Dios del viento, fue el sol de la segunda edad, habitado por hombres-mono, que se alimentaban de piñones y fue durante 675 años, hasta que Tezcatlipoca lo derribó y levantó un fuerte viento que se llevó a Quetzalcóatl y los hombres-mono. En ese periodo soplaban fuertes vientos y los humanos alimentados con semillas de árboles no pudieron sobrevivir a los huracanes excepto aquellos que consiguieron transformarse en monos.

Era benévolo permitiendo que las cosechas se dieran con abundancia, y que los hombres fueran felices. Este sol estaba habitado por humanos que se alimentaban a base de las semillas de los árboles. 

Esta época fue culminada por huracanes y fuertes vientos, algunos humanos lograron sobrevivir porque se convirtieron en monos

Pero Tezcatlipoca celoso, para reconquistar sus dominios subió a los cielos y derribó a su hermano. En su caída Quetzalcoatl provocó un vendaval que desgarró los cerros, y destruyó todo a su paso. Las semillas se hicieron insuficientes y los hombres comenzaron a sobrevivir a fuertes vientos que, en ocasiones, los arrojaban muy lejos.

Esta época fue culminada por huracanes y fuertes vientos que lo desintegraron todo, pero a pesar de ello algunos humanos lograron sobrevivir porque se convirtieron en monos.

Tercer Sol

Tlaloc, “el que hace brotar”, dios de la lluvia y del rayo, fue el sol y duró 364 años y durante esta edad los hombres comían simiente de trigo que nacía del agua. Pero Quetzalcóatl hizo llover fuego del cielo, quitó a Tlaloc, y fue sustituido por su mujer Chalchiuhtlicue.

Tlaloc entonces envió una lluvia de fuego y los habitantes de la tierra que sobrevivían exclusivamente de cereales, fueron pereciendo a causa del fuego y las cenizas procedentes de las erupciones volcánicas y solo consiguieron escaparse de la destrucción aquellos que se convirtieron en pájaros.

Se dice que la destrucción fue emprendida por Quetzalcoatl arremetiendo contra Tezcatlipoca. En esta era, los habitantes fueron corrompidos por la perversión y entonces destinados a consumirse en el fuego. Apareció Tláloc, de ojos grandes y largos dientes, para convertir el mundo en agua.

Los dioses enojados con la batalla destructiva entre Quetzalcoatl y Tezcatlipoca que habían provocado la destrucción de la Tierra en los dos Soles anteriores, decidieron que otro dios tendría el honor de llevar al Sol a través del cielo. Eligieron a Tlaloc, dios de la lluvia, un ser de ojos grandes y largos dientes. Su lluvia de aguas nutrientes devolvió la vida a la Tierra y la cubrió con ríos, lagos y océanos.

Entre Quetzalcoatl y Tezcatlipoca conspiraron para corromperlos con perversiones y así fueron destinados a consumirse en el fuego comandado por Xiuhtecuhtli, dios del fuego.

Según una versión, dos humanos, un hombre y una mujer debajo de un ahuehuete, sobrevivieron para poder engendrar vida en el siguiente Sol

Cuarto Sol

El cuarto fue el Sol de Agua, levantado por Quetzalcoatl por medio de la dualidad de Tláloc, Chalchiuhtlicue. Se dice que era un reino con inmanentes conocimientos tecnológicos que habrían de darse bajo las facetas de oro, plata, bronce y hierro. Tezcatlipoca hace caer el cielo provocando un tormentoso diluvio que duró años, convirtiendo a todos los hijos de esta época en peces.

Según una versión, dos humanos, un hombre y una mujer debajo de un ahuehuete, sobrevivieron para poder engendrar vida en el siguiente Sol. Otras versiones refieren a que Quetzalcoatl visitó el Mictlán para sacar los huesos de los hombres.

Las cuatro formas en las que se manifestó la vida en estos soles, corresponden a los cuatro puntos cardinales del plano terrenal o destinos del planeta, que fueron ejemplificados por los aztecas en un hermoso árbol cósmico.

La diosa Chalchiuhtlicue fue la encargada de la creación del cuarto sol, y duró 312 años, alumbrando a los hombres-pez, que en ese tiempo comían cincocopi, simiente como maíz. El último año que fue sol Chalchiuhtlicue llovió de tal manera que se cayeron los cielos y los hombre-pez fueron llevados por las aguas y se convirtieron en todos los géneros de peces que hay.

Tezcatlipoca, no complacido con la bonanza, corrompe a Chalchihuitlicue, y le ordena la cuarta destrucción de la humanidad atacada por grandes inundaciones. El agua emergió del centro de la tierra causando una catástrofe de la que solo algunos seres humanos lograron sobrevivir convirtiéndose en peces y en diversos animales acuáticos.

Origen del mundo. Después de las devastaciones de los cuatro soles, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca son reconocidos por la creación de la tierra y el cielo, no como enemigos sino como aliados.

Según el mito Azteca de la creación, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca crean el cielo y la tierra desmembrando al monstruo de la tierra Tlaltecuhtli, que quiere decir Señor de la Tierra. Se dice que se combinaba con otro monstruo, el gran caimán, el cual con su espalda de cocodrilo dio forma a las montañas del mundo. Este mito fue esparcido por todo México y llegó a la cultura Maya de Yucatán.

Una de las versiones de este mito dice que Quetzalcóatl y Tezcatlipoca descendieron del cielo para observar a Tlaltecuhtli, y al hacerlo vieron que su deseo por la carne fresca era tan grande que no solo poseía unas fauces llenas de dientes afilados y poseían dentaduras rechinantes en sus hombros, rodillas y otras articulaciones.

La leyenda dice que se podía escuchar el grito del monstruo en las noches sediento de sangre y esto solo podía ser calmado por medio de los sacrificios

Al ver esto los dioses acordaron que la creación no podía ser completada mientras el monstruo estuviera de por medio. Entonces para crear la Tierra, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca se transformaron en grandes serpientes. Una de ellas tomó la mano izquierda y el pie derecho de Tlaltecuhtli, mientras que el otro la tomó por su mano derecha y su pie izquierdo, y entre los dos desmembraron al monstruo. La parte superior del monstruo creó la tierra mientras que la parte inferior fue el cielo.

Este violento acto de desmembramiento del monstruo hizo enojar a los demás dioses por lo que decidieron qué para consolar la tierra, todas las plantas que necesitará el hombre para vivir crecerían de ella, de sus cabellos crecieron los árboles, flores y hierbas y de su piel saldría pasto y pequeñas flores. Sus ojos serían la fuente de los riachuelos, lagunas y pequeñas cuevas, su boca grandes ríos y cavernas y su nariz sería la cresta de las montañas y valles.

La leyenda dice que se podía escuchar el grito del monstruo en las noches sediento de sangre y por los corazones de la gente y esto solo podía ser calmado por medio de los sacrificios ofreciendo la carne y la sangre para calmar a Tlaltecuhtli y que siguiera dando los frutos necesitados para que la vida humana continuara.

Quinto Sol

El Quinto Sol figura como el Sol de movimiento, y constituye la unión de las cuatro eras anteriores, o los cuatro dioses-elementos, cuya posición se encuentra en el centro, como un quinto punto cardinal. Siguiendo la leyenda, los hijos del Quinto Sol perecerán por el movimiento de la tierra, los terremotos, también por la hambruna y la violencia.

También es la Dualidad del Devenir, del constante nacer y renacer que provoca transmutaciones. Está destinado a desaparecer por un terremoto que sacudirá la Tierra, y los monstruos tzitzimime, con apariencia de esqueletos, matarán a todos los seres humanos.

Cuando todo estaba en oscuridad y no había sol que iluminara el amanecer ni el atardecer, los dioses convocaron una reunión entre ellos y se preguntaron quién tomaría sobre sí mismo el peso de ser el sol y traer el amanecer.

Los dioses prepararon una pira sacrificial, y a través de su sangre para darle movimiento al Sol muerto. Se construyeron dos pirámides para que Tecuciztecatl y Nanahuatzin ayunaran e hicieran penitencia. Según cuenta la leyenda, el dios Nanahuatzin ofreció ramas de abeto, manojos de hierbas, haces de caña y espinas de maguey, y con su sangre y vistió con simples vestimentas de papel. Este no dudó en lanzarse al fuego en la pira sacrificial y el dios Tecuciztecatl también. Su ofrenda fueron plumas de quetzal, bolas de oro y punzones de jade con punta de coral rojo. Vestía con grandes adornos. Él tuvo temor de lanzarse al fuego en la pira sacrificial preparada por los dioses, pero al ver el valor de Nanahuatzin, se lanzó también al fuego.

Ambos mueren abrazados por las llamas y después de su muerte, los dioses estuvieron esperando que apareciera en el cielo una señal y después de un tiempo, el cielo se llenó de luz. Así surgió Tonatiuh, el quinto Sol.

El Quinto Sol azteca y el fin del mundo según la cosmogonía mexica figura con especial relevancia en el mito sobre la creación de nuestro mundo actual, y otros más que han sido producto de la lucha de Quetzalcoatl y Tezcatlipoca a lo largo de los tiempos. En dicha narración se cuentan las eras del planeta que han concluido y cuáles han sido las necesidades de extinción. 

Los dioses decidieron que ya que había un nuevo mundo y que era necesaria la recreación del hombre para poblar la Tierra. Según el mito, Quetzalcóatl debía ir al inframundo a recuperar los huesos humanos de la última era, es decir, la raza que fue convertida en pez por la inundación. El inframundo era un lugar peligroso conocido como Mictlan, gobernado por Mictlantecuhtli.

El nacimiento de Tonatiuh. Se dice que el nacimiento del quinto sol tuvo lugar en Teotihuacán, considerado el lugar donde el tiempo comienza. Después de la creación de la tierra, el hombre, su comida y sus bebidas, los dioses se reunieron en la obscuridad en Teotihuacán para decidir quién sería el nuevo sol.

Los dioses decidieron que ya que había un nuevo mundo y que era necesaria la recreación del hombre para poblar la Tierra

“Se dice que cuando todo estaba en oscuridad, cuando no había sol que iluminara el amanecer ni el atardecer, los dioses convocaron una reunión entre ellos en Teotihuacán. Ahí preguntaron, ¡Dioses, vengan aquí!, ¿quién ha de llevar la carga?, ¿quién tomará sobre sí mismo el peso de ser el sol y traer el amanecer?

Un dios arrogante llamado Tecuciztecatl se ofreció a ser voluntario rápidamente, sin embargo, los dioses decidieron elegir a un dios humilde de nombre Nanahuatzin, dios que partió la roca del sustento para conseguir el maíz, como segundo contendiente. Como todo guerrero, acepta su deber y deuda a los otros dioses. Dos pirámides fueron alzadas para Tecuciztecatl y Nanahuatzin para ayunar y hacer penitencia, mientras se preparaba la pira sacrificial. Es lo que hoy conocemos como las pirámides del sol y de la luna.

Los dioses

Tezcatlipoca representante del principio de dualidad. Portaba un en el que se reflejaban los hechos de la humanidad. Divinidad aérea, representaba el aliento vital y la tempestad y llegó a asociarse posteriormente con la fortuna individual.

Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, aparece enfrentado a Tezcatlipoca, quien, según la leyenda, le hizo beber varios tragos de pulque, avergonzado se ocultó y finalmente desapareció, prometiendo que volvería. Está relacionado con la enseñanza de las artesy, por tanto, actúa como introductor de la civilización. Sus devotos, para venerarlo, se sacaban sangre de las venas que están debajo de la lengua o detrás de la oreja y untaban con ella la boca de los ídolos.

Huitzilopochtli, dios de la guerra, representaba los dardos y lanzas del guerrero, la sabiduría y el poder. Su nombre alude al colibrí, precursor del verano, la estación de los relámpagos y la fertilidad.

Tláloc, dios de la lluvia, casado con Chalchiuhtlicue, diosa del agua.

Tlazolteotl, diosa de la inmundicia, la lujuria y el deseo, absolvía a los fieles de sus faltas o pecados; representaba la basura, el abono y, por tanto, la fecundidad de la tierra.

Mictlantecuhtliera el dios de las tinieblas y la muerte. Vivía en una región del Mictlán, en el Ombligo de la Tierra; a este lugar iban los muertos que no merecían ninguno de los diversos grados de cielos, y su castigo era el tedio.

El mito de los cinco soles cosmogónicos se conoce desde tiempos toltecas, aunque en aquellos tiempos se contaban solo cuatro. Existen varias interpretaciones acerca de este mito, la mayoría difieren en el orden de los Soles, por lo que se debe ser cuidadoso con su interpretación.

Muerte, dualidad, guerra, lujuria, deseo, pulque, resurrección, agua, la fertilidad, el poder y la sangre son las principales fuentes de identificación de las viejas culturas, iconos de vida que parecen muchas veces desligados e inclusive ajenos, sin embargo, cabe reflexionar hacerla de que tanto estos valores ya no son inherentes a nuestra identidad. El día de muertos es una de las muestras más claras de la muerte dentro de nuestra sociedad, en todo el país estar tradición sigue vigente con muchos cambios, que lógicamente obedecen a las necesidades de las nuevas culturas pero que mantienen la misma esencia.

Muerte, dualidad, guerra, lujuria, deseo, pulque, resurrección, agua, la fertilidad, el poder y la sangre son las principales fuentes de identificación de las viejas culturas

Que tanto la resurrección, lo vital, el agua y la sangre han dejado de formar parte de la “nueva”, ahora vieja religión cristiana católica, en donde todos los valores se encuentran de igual manera, pero cumpliendo y abordando las mismas necesidades de la nación. 

Esto nos lleva a pensar en una esencia fundamental que no se ha perdido, y que miremos dentro de las diversas identidades de nuestro país, que tanto la agresividad, el deseo, la lujuria, la guerra y el poder han dejado de formar parte nuestro comportamiento, siendo que muchos si no es que todos, encajan perfectamente en los diferentes cánones de identidad que se han ido dando en la historia del país, una serie de reminiscencias arrastrados durante décadas y que al parecer los dioses en su esencia siguen después de miles de años dominando sus viejos territorios en México, un país mágico por naturaleza.

Piedra del Sol Azteca “Calendario Azteca”

La Piedra del Sol es un disco monolítico tallado en basalto durante la época de esplendor de los Mexicas, alrededor de 1512 en el siglo XV. Su parte circular tiene un diámetro de 3,6 metros, 1,22 de grosor y un peso de 24 toneladas. Tiene inscripciones alusivas a la cosmogonía mexica y a los cultos solares. Fue labrada, y las imágenes en su superficie se refieren a la cosmovisión de ese pueblo.

Más allá de su consideración como representación del calendario, debemos ver esta pieza como un compendio de la cosmogonía azteca. En ella se visualizan las cinco eras cosmogónicas consignadas en los textos indígenas del siglo XVI y en los códices prehispánicos.

Los círculos exteriores y el canto de la piedra expresan la visión azteca del cosmos, es el tiempo creado y destruido por los dioses. La deidad que se encuentra en el centro del monumento es Tonatiuh, Dios del Sol y es la edad cósmica de mayor dimensión representada en el centro de este monolito.

Origen de la cosmogonía azteca