viernes. 29.03.2024
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“Aprende a ser humilde, no dejarás de ser feliz por las cosas materiales que no poseas… cuando consideres que algo es justo no dudes ni un segundo. ¡Debes luchar y morir por ello! No sientas penas por mí”.

  1. SU FAMILIA
  2. LUCHA FEMINISTA
  3. DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS
  4. LUCHA CLANDESTINA
  5. FINAL DE LA GUERRA
  6. INCÓMODA PARA LOS LÍDERES COMUNISTAS
  7. EJECUCIÓN
  8. TRAS SU MUERTE
  9. EL PROCESO CONTRA MILADA
  10. IN MEMORIAM

SU FAMILIA

Milada Králová nace en Praga el veinticinco de diciembre de 1901 en el seno de una familia sencilla. Milada tenía tres hermanos, Marta, George, quienes fallecieron durante la Primera Guerra Mundial, y Vera, que será un gran apoyo a lo largo de su vida.

Desde joven, creció en Milada un sentimiento de solidaridad hacia los más necesitados y de lucha contra las injusticias. Se caracterizó por sus ideas progresistas en su juventud.

Estudió en un instituto durante la Primera Guerra Mundial y fue expulsada del centro por participar en manifestaciones pacifistas. Milada continuó sus estudios.

Gracias a la independencia que consiguió Checoslovaquia del Imperio Austro-húngaro pudo comenzar sus estudios en la Universidad Carolina licenciándose en Derecho en el año 1926.

Al terminar su carrera, se casó con Bohuslav Horák el quince de febrero de 1927. Bohuslav era ingeniero agrícola y doctor en ciencias técnicas. Lo conoció en la universidad durante sus estudios, el cual también trabajaba en la radio checoslovaca. Fruto de este matrimonio fue su única hija, Jana, nacida en el año 1933. Bohuslav apoyó activamente siempre a su mujer en la resistencia antinazi.

LUCHA FEMINISTA

En el año 1923, Milada se reunió con la fundadora del movimiento de la mujer checa, la senadora Frantiska Plamínkova, con la que asistió a una conferencia en La Haya en 1930. Allí, la joven abogada cautivó a los expertos por su excelente argumentación y conocimiento de las cuestiones jurídicas y políticas.

Redactó proyectos de ley para mejorar la situación de la mujer en el derecho familiar.

Reivindicó la igualdad de las mujeres y se convirtió en la persona clave del Consejo Nacional Femenino, que era la organización de las mujeres más importante del país.

Milada fue pionera en su tiempo, gran jurista y, con profunda formación humanista. Una mujer amante de su patria y de su independencia, activista de los derechos humanos. Consagró su vida al trabajo social y al movimiento femenino.

DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS

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Desde joven dio visos de su rebeldía en favor del ser humano, manifestándose contra la I Guerra Mundial. Se unió a la Cruz Roja checoslovaca.

Se afilió al Partido Socialista Nacional Checo en el año 1929. Como socialista participaba en todos los movimientos de solidaridad, sobre todo en el campo de la justicia y en la mejora social.

Para ampliar sus conocimientos lingüísticos viajó a países como la Unión Soviética, Francia e Inglaterra. Hablaba inglés, francés y alemán.

LUCHA CLANDESTINA

Cuando Alemania invadió Checoslovaquia en el año 1939, Milada y su marido colaboraron con los movimientos de resistencia y organizó un socorro social relacionado no sólo con la crisis económica mundial, sino que también ayudó a la gente perseguida.

Durante la ocupación nazi formó parte de “Nos mantendremos fieles”, una asociación que trabajó de manera clandestina desde 1939. En ese periodo de la resistencia, ayudó a compatriotas y a judíos checos a escapar del nazismo.

Los nazis descubren sus actividades en el año 1942. Milada junto a su marido Bohuslav Horák, fueron detenidos y llevados ambos a distintas cárceles. Estuvo dos años recluida en la cárcel de Pankrác y en la Plaza de Carlos en Praga. Después del atentado a Heydrich la trasladaron al campo de concentración de Terezín. Posteriormente, pasó por varias cárceles en Alemania.

No fue hasta el final de la guerra, con la llegada de las tropas estadounidenses, que Milada pudo reencontrarse con su marido y su hija, que había quedado al cargo de su hermana Vera.

FINAL DE LA GUERRA

Después de la liberación en mayo de 1945 volvió a Praga, donde se encontró con su marido, que también sobrevivió a la guerra. Ingresó otra vez en su partido político y también renovó el Consejo Nacional Femenino.

Fundó, en el año 1947, un periódico femenino llamado Vlasta, que sigue publicándose hasta el día de hoy.

Después del golpe de estado comunista de febrero de 1948, decidió dimitir de su puesto en el Parlamento, pero continuó colaborando con la oposición al nuevo régimen. Aunque tenía posibilidades de abandonar el país, se quedó para luchar por la libertad.

El nuevo Gobierno comunista de Klement Gottwald invitó a Checoslovaquia a asesores soviéticos de distintos ámbitos de la vida económica y pública, como relata el historiador Jirí Pernes. 

“Llegaron asesores en el sector de la industria pesada, minera y el Ejército, etc. Después de que en la Unión Soviética y seguidamente en los demás países comunistas satélites empezara a extenderse la teoría de Stalin sobre la agudización de la lucha de clases, había que buscar al enemigo dentro de las filas del partido comunista. Por eso acudieron los asesores soviéticos, para asistir a la Policía. Fueron invitados por el Gobierno checoslovaco aunque esa invitación no era meramente voluntaria. Moscú tuvo que dar a entender a Gottwald que deseaba la presencia de sus asesores de Seguridad en Checoslovaquia". 

INCÓMODA PARA LOS LÍDERES COMUNISTAS

Milada era una figura conocida y popular entre la población y se convirtió en un elemento incómodo para los líderes comunistas, que poco a poco fueron purgando las instituciones de personas que no eran afines a ellos.

Muchos políticos habían huido del país pero Milada continuó trabajando para restablecer la libertad y la democracia en Checoslovaquia.

El 27 de septiembre de 1947, Milada era detenida en su oficina y fue acusada de espiar para Occidente y trabajar para desestabilizar el régimen comunista. Su esposo, Bohuslav Horák, al que los agentes de la Seguridad del Estado sorprendieron en casa, logró escapar y cruzar posteriormente las fronteras del país. 

Tras sufrir un duro encierro y terribles torturas, fue sometida a un juicio controlado por responsables soviéticos, que culminó, el ocho de mayo de 1950, en el veredicto de culpabilidad y de condena a muerte.

Aproximadamente un mes los investigadores permanecieron sin saber de qué acusarla. Empezó mencionando la reunión en la parroquia de Vinor durante los interrogatorios, que hoy forma parte de la ciudad de Praga. La reunión de representantes del Partido Socialista, del Partido Socialdemócrata y del Partido Popular, celebrada a principios de septiembre de 1948, fue iniciada por Milada Horáková. 

“Los políticos intentaron acordar un proceder común contra el régimen comunista, pero llegaron a la conclusión, de que no era posible debido a las discrepancias que reinaban entre ellos. A pesar de ello, la Seguridad del Estado consideró esta reunión como una conspiración a fin de derrocar el régimen comunista e instalar el capitalismo con ayuda de imperialistas occidentales y de la Tercera Guerra Mundial”. 

Milada dice en su discurso final de su juicio, lo siguiente:

“En principio he declarado ante los órganos de la Seguridad del Estado, que mantengo aún mi convicción y que la mantengo también porque la basaba en opiniones, posturas, declaraciones e informaciones de personas que representaban para mí una autoridad y entre las que cuento también a las dos personas más valiosas para mí, las dos personalidades más grandes, a Tomás Garrigue Masaryk y Edvard Benes, que me influyeron durante toda mi vida”. 

Fue la primera vez en Checoslovaquia que una mujer, siendo madre de una adolescente de diecisiete años, muriera como víctima de un proceso político.

Su marido sobrevivió y pudo escapar de Checoslovaquia. Luchó hasta el final para conseguir liberar a su amada esposa. Jana permaneció varias décadas junto a su tía Vera, hasta que en el año 1968 pudo reencontrarse con su padre.

Los testimonios avalan el gran apoyo de su marido a la actividad política de su mujer hasta su detención. Después de la huida de este, nunca más volvieron a verse. El logró llegar a Estados Unidos y falleció en 1976.

Importantes personalidades como Eleanor Roosevelt, Winston Churchill o Albert Einstein intentaron pedir clemencia para Milada. El presidente de la Checoslovaquia, Gottwald no se apiadó de la que sería la única mujer de más de doscientas víctimas del régimen en ser ejecutada.

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EJECUCIÓN

Milada perdía la vida ahorcada en la cárcel de Pankrác el veintisiete de junio de 1950 cuando tenía cuarenta y ocho años. Su familia no tuvo siquiera el consuelo de poder enterrar sus restos. Fue incinerada y sus cenizas desaparecieron.

El veintisiete de junio de 2004, coincidiendo con el aniversario de la condena de Milada Horáková, se proclamó este día como “El día del recuerdo de las víctimas del régimen comunista”.

El régimen comunista no cumplió el último deseo de la mujer a la que condenó a muerte en un proceso escenificado y dirigido por comisarios soviéticos: "Presento una carta destinada a mi familia y pido que sea entregada después de la censura previa". 

Escribió Milada Horáková una carta a su familia tres horas antes de su ejecución el 27 de junio de 1950. Era las dos y media de la madrugada. Llegaron a su destinatario cuarenta años más tarde. Milada decía en ella:

“Váyanse a los prados y a los bosques, allí, en el perfume de las flores encontrarán un trozo de mí, váyanse a los campos, miren lo hermoso y estaremos juntos. Miren a la gente que les rodea y en cada una de las personas voy a reflejarme en algo. No soy insegura ni estoy desesperada - no disimulo, tengo tanta tranquilidad dentro de mí, ya que mi conciencia está tranquila”. 

Milada termino de esta forma su discurso final ante el Tribunal Estatal. 

“Quisiera pedirles un favor, que sean juzgados con moderación y con la mayor benevolencia aquellos cuya actividad punible en caso de ser descubierta, en caso de que estén ante Vds., podría derivarse de mis actos, sea directamente o sólo por mi influencia moral. Por lo que a mí se refiere creo en la justicia de su criterio”.

La hija de Milada, Jana vive en Estados Unidos no pudo recibir esta carta de su madre antes de que cambiara el régimen en su país a principios de los años noventa. Cuando el 27 de septiembre de 1949 la Seguridad del Estado detuvo a Milada, confiscó todas las propiedades de la familia, salvo la ropa personal de Jana. 

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TRAS SU MUERTE

Ya en el año 1968, tras la Primavera de Praga, el veredicto de su juicio y el de sus compañeros ejecutados fue anulado. Su memoria fue recuperada en la década de los noventa y desde el año 2004, cada 27 de junio, fecha de su ejecución, se recuerda a las víctimas del régimen comunista.

Desde el año 2000, Jana Kanská está en contacto con el Archivo Nacional de la República Checa, que organizó con el Museo Nacional la primera exposición sobre Milada Horáková y los procesos políticos en los años cincuenta.

En una de sus últimas visitas a Praga, Jana Kanská decidió regalar al Archivo Nacional materiales relacionados con el destino de su madre, explicó la archivera Alena Nosková. 

Alena Nosková dice que:

“Mediante el correo diplomático recibimos una caja con documentos que incluyen recuerdos de los colaboradores cercanos de Milada Horáková que comentan su destino y su personalidad, fotografías relacionadas con Milada Horáková, recuerdos y folletos de eventos que se celebraron en el extranjero en su homenaje, el cómic que fue publicado en EE.UU. con motivo del primer aniversario de su ejecución. Las más valiosas son las copias de los recuerdos que escribió el esposo de Milada Horáková”.

“Discutimos mucho sobre lo que es la convicción, porque de esta manera yo justifiqué mis actos. Y tengo que declarar que la Seguridad del Estado y sus órganos tuvieron mucha más paciencia que yo para convencerme de que había manifestado tras febrero para comprobar si esa violencia y esas irregularidades, que también fueron el motivo de mis actos, eran reales o sólo transitorias o en fin en qué consistían. Yo mentiría, Tribunal Estatal, al decir que he cambiado totalmente y que he cambiado mi convicción y que soy totalmente distinta. No sería veraz y honrado”. 

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EL PROCESO CONTRA MILADA

El proceso contra "Milada Horáková y sus cómplices", desarrollado por el régimen comunista, no fue el primer proceso político que se celebró en Checoslovaquia después de que los comunistas asumieran el poder en febrero de 1948. A lo largo de todo el año 1949, se organizaron juicios con representantes de diferentes partidos políticos e iglesias, así como con otras personalidades, que no estaban dispuestas a conformarse con el régimen comunista. 

Sin embargo, el proceso de Milada Horáková fue el primero en el que comparecieron ante el tribunal trece personas, de las cuales cuatro fueron condenadas a la pena capital: aparte de Milada, el expolicía Jan Buchal, el ex propietario de minas y jurista, Oldrich Pecl, y el periodista, Závis Kalandra. 

A la vez fue el primer proceso político, que transcurrió según el guión preparado por comisarios soviéticos, explicó el historiador Jirí Pernes. Dicho autor dice

"Los antecedentes fueron inventados, en principio, por la Seguridad del Estado comunista checoslovaca, pero en la organización y los preparativos del proceso contra Milada Horáková y los demás participaron directamente los asesores de Seguridad soviéticos que llegaron a Checoslovaquia en otoño de 1949. Es decir, no sólo que aconsejaron a la policía secreta checoslovaca cómo hacerlo, sino que asistieron a menudo a los interrogatorios aplicando sus experiencias adquiridas en la Unión Soviética". 

Los documentos del proceso con el grupo de Milada Horáková, están depositados en los fondos del Tribunal Estatal, la Procuraduría Estatal, el Ministerio de Justicia, en el marco del cual el proceso fue preparado, y otros, se guardan hoy en el Archivo Nacional en Praga. La archivera Alena Simánková dice. 

“Tenemos a disposición actas de una serie de reuniones de consulta. Uno de los documentos, firmado por el procurador estatal Ziegler, está destinado al viceministro de Justicia Karel Klos. El documento contiene propuestas de penas para los acusados. Está fechado el 26 de mayo, es decir surgió antes del inicio del proceso, que fue el 31 de mayo. Los castigos propuestos son un poco diferentes de lo que resultaron al final. Varios están tachados adicionalmente con un lápiz o una pluma y cambiados. La sentencia fue pronunciada el 8 de junio de 1950. Los condenados apelaron al Tribunal Supremo. El mismo derecho lo tuvo el procurador. Así que encontramos un documento en el que el procurador estatal ante todo no recomienda los indultos, y en caso de otros nueve acusados pide elevar las penas. El documento tiene la fecha del 10 de junio, pero el 12 de junio el procurador retiró esa solicitud”. 

El martes 27 de junio a las 5 horas 35 minutos Milada Horáková subió a la horca en el patio del presidio de Pankrác en Praga, siendo la última de los cuatro condenados a muerte. Tres horas antes se despidió de sus prójimos: 

"Los pájaros se están despertando ya empieza a amanecer. Voy con la cabeza erguida hay que saber perder. No es una vergüenza. Incluso el enemigo no pierde el honor al ser veraz y honrado. En la lucha se cae, pero la vida no es otra cosa que una lucha". 

IN MEMORIAM

Pocas personas llegan a ser capaces de arriesgarlo todo para defender sus ideales. Enfrentarse a los gigantes de la injusticia a pesar de saber que su vida corre peligro. Milada Horáková protagonizó una de esas historias extraordinarias de coraje, valor y de profundo dramatismo. Pagó con su vida por enfrentarse al régimen comunista después de haber sufrido el nazismo y haber sobrevivido a un campo de concentración.

La personalidad de Milada estuvo marcada por su imperturbable convicción, valentía y serenidad. Reflejaba esa superioridad moral propia de quienes viven en la verdad con humildad. Milada creía que hombres y mujeres debían ser libres para escoger su destino y se negó a aceptar que una única idea, el comunismo, se impusiera en su recién creado país, Checoslovaquia. Pagó muy cara su osadía.

En el año 1991, el presidente Václav Havel le otorgó la Orden de TG Masavk.

Última carta de Milada:

“La vida es dura, no acostumbra a mimar a nadie y, por cada vez que te da un respiro, recibes diez golpes. No vivimos solos y aislados en este mundo, eso es motivo de alegría, pero también conlleva mucha responsabilidad, tenemos la obligación de no ser personas egoístas debemos unirnos a las necesidades y objetivos de los demás.

Aprende a ser humilde, no dejarás de ser feliz por las cosas materiales que no poseas… cuando consideres que algo es justo no dudes ni un segundo ¡Debes luchar y morir por ello! No sientas penas por mí.

Mi vida ha sido maravillosa, acepto mi castigo con humildad, tengo la conciencia limpia y creo que también lograré pasar con seguridad la última prueba ante el Juez Supremo, nuestro Dios. Ve a las praderas, los campos, los bosques, allí entre el aroma y esencia de las flores parte de mí”.

Milada Králová, una luchadora por la libertad y los derechos humanos