miércoles. 24.04.2024
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The New Four Seasons: Vivaldi Recomposed

Hace diez años, el pianista y compositor Max Richter publicó una audaz e innovadora grabación consistente en una recomposición de “Las cuatro estaciones” de Antonio Vivaldi, osadía que los más puristas tildaron provocación por atentar contra la esencia de la música barroca. No obstante, esta descalificación no fue óbice para que la mayoría de críticos especializados emitieran un dictamen favorable por mucho que el proyecto de Richter fuera mas allá de interpretar a Vivaldi de un modo diferente (como era el caso de Jacques Loussier con sus elogiadas y aceptadas transcripciones jazzísticas de J.S. Bach), al deconstruir la partitura original vivaldiana en un intento de ahondar en las raíces inspirativas de Il prete rosso, un músico que, no lo olvidemos, también innovador al marcar la transición del concierto grosso barroco vigente en su época al concierto moderno para instrumento solista que actualmente conocemos.

Al presentar su obra, Richter  declaró su intención de «combinar el ADN de Vivaldi con el mío propio, con múltiples influencias», un maridaje que, tras escuchar varias veces su revisión de “Las cuatro estaciones”, reconozco que me permitió apreciar cómo, sin renunciar a la esencia de la obra original y a pesar de que la reconstrucción se hizo desde una perspectiva minimalista, una distinta lectura de Vivaldi que conservando la tonalidad en todo momento (el minimalismo no es atonal) consigue una estructura armónica y rica en melodías, aun a pesar de los cambios lentos de la composición a expensas de frases repetitivas y difíciles de asimilar —al menos de entrada— por los oídos no acostumbrados. 

"Recomposed by Max Richter: Vivaldi - The Four Seasons" fue el título que se le dio a este polémico álbum grabado en 2012  por la Deutsche Grammophon, en una sesión de estudio en la que intervinieron Daniel Hope como violín solo, la Konzerthaus Kammerorchester Berlin dirigida por André de Rider, y el mismo Max Richter al teclado. 

La obra dura casi ochenta minutos y está subdividida en veintidós fragmentos (tantos como pistas tiene el disco), el primero de los cuales (“Tema cero”) es una introducción a modo de prólogo que ofrece al oyente un anticipo de la obra.

En la segunda pista comienzan a sonar “Las cuatro estaciones” (Primavera, Verano, Otoño e Invierno) siguiendo  la secuencia de la partitura original. Es interesante reseñar que Ritcher emplea 44 minutos para interpretar esta obra , lo que viene a ser lo mismo que los 47 minutos que dura la versión de Herbert von Karajan y Anne Sophie Mutter. Sinb duda, esta es la parte más ortodoxa del álbum, la más fácil de escuchar y también de perdonar por quienes se muestran reacios a las innovaciones.

Tras esta relativa ortodoxia, Richter da paso a un minimalismo electrónico a través de unos “Paisajes sonoros electrónicos” a los que siguen cuatro “Remixes” dedicados a cada una de las estaciones del año. Tras el remix del Invierno concluye la grabación.

Soy consciente de que la segunda parte del disco será ardua de asimilar por los reticentes a las nuevas músicas, algo que ya sucedió cuando en 1974 se publicó en España el LP “Ciclos”, un precedente de lo que cuatro décadas después haría Max Richter en el disco que ahora analizamos.  “Ciclos” fue una revolucionaria lectura de “Las cuatro estaciones” llevada a cabo por Teddy Bautista (líder del grupo Los Canarios) y el paso del tiempo la ha convertido en una obra maestra del rock progresivo español, un clásico de la música contemporánea y uno de los mejores álbumes grabados en nuestro país, un obra genial que también en su día fue tan elogiada como condenada por los academicistas nada abiertos a innovaciones.

A título personal,  aplaudo el atrevimiento minimalista y posmoderno de Max Richter por su valentía, por el  respeto que muestra hacia la obra original, y porque no desvirtúa en absoluto la música de Vivaldi, al menos no más allá de lo que es capaz de soportar la apertura de miras inherente a mi curiosidad.  En la recomposición de Richter descubrí nuevas tonalidades y unos matices insólitos a partir de la deconstrucción de la obra original, que me recordaron lo que sentí siendo joven al escuchar  el virtuosismo de Teddy Bautista con los teclados Moog P2, Minimoog, ARP y AKS que empleó en la grabación “Ciclos”. 

La segunda deconstrucción de Vivaldi por Max Richter (2022)

Diez años después de "Recomposed by Max Richter: Vivaldi - The Four Seasons", Max Richter ha realizado una nueva grabación de la misma obra, a cuyo título solo ha tenido que añadirle la palabra “new”: "The New Four Seasons: Vivaldi Recomposed". La prestigiosa discográfica Deutsche Grammophon ha sido de nuevo quien la encargado de hacer posible un proyecto para el que, en esta ocasión, Max Richter ha recurrido para la sección de cuerdas a instrumentos de época con cuerdas de tripa, así como también a teclados arcaicos como los sintetizadores Moog de los años 70 que, según él, son «el equivalente de los Stradivarius» de la música electrónica. Los músicos elegidos por Richter en esta segunda recomposición de las estaciones de Vivaldi son Elena Urioste, violinista recientemente elegida como Artista de Nueva Generación de la BBC, y la Chineke! Orquesta, primera orquesta profesional en Europa de música clásica en la que sólo intervienen músicos pertenecientes a minorías étnicas y, por supuesto, él a los teclados. Habrá que esperar al próximo 10 de junio, fecha prevista para el lanzamiento de este nuevo álbum que ardo en deseos de escuchar y del que, en su momento, escribiré de nuevo una reseña.

Max Richter recompone 'Las Cuatro Estaciones' de Vivaldi