jueves. 18.04.2024
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Cuando Roma estaba a punto de sumergirse en una profunda y larga crisis política, también económica, una serie de mujeres provenientes del lado oriental del imperio ascendieron a lo más alto del poder. En su papel de emperatrices, dieron un carácter y estilo diferentes a la familia imperial. 

La primera de ellas, Julia Domna, no sólo asesoró políticamente a su marido y después a su hijo, sino que dotó a la corte de una atmósfera filosófica e intelectual totalmente distinta a la vivida hasta el momento. Fue tal su esplendor, que aquel período de la historia de Roma sería conocido como la “edad de los Severos y de las mujeres sirias”.

f8Pocas mujeres, aparte de Livia, llegaron a acaparar tanto poder en tiempos del Imperio Romano como la emperatriz Julia Domna. 

Julia nace en la ciudad de Emesa, que es la actual Homs en la actual Siria en el año 170 d. C. Su nombre original era Martha. Era hija de Julio Basiano, Sumo Sacerdote de la divinidad solar siria Baal, cuyo culto se extendía por todo el mar Mediterráneo. Tuvo una hermana Julia Mesa que también jugaría un papel muy importante en el poder de Roma en la época de la dinastía de los Severos..

Emesa hacía pocos años que pertenecía al Imperio en calidad de capital autónoma de una dinastía hereditaria. Recibe una educación basada en la cultura helénica. La juventud de Julia Domna estuvo marcada por una época de tumultos y guerras civiles, que se desataron en Roma tras la caída de la dinastía de los Antoninos.

Entre los años 185 / 187, un horóscopo vaticinó que se casaría con un hombre que llegaría a ser emperador, lo que impulsó al ambicioso Lucio Septimio Severo que era procónsul de la Galia Lugdunensis y comandante de la Legio IIII Scythica, a tomarla como su segunda esposa. 

Julia es ese personaje inconmensurable e impresionante, una anomalía histórica, el que una mujer dirija con mayor destreza e inteligencia que un hombre un imperio de semejantes dimensiones como el romano

Nacerían dos varones de este matrimonio, que jugarán un papel muy importante en la historia de Roma. El primer hijo es Lucio Septimio Basiano, conocido desde el año 195 como Marco Aurelio Antonino Caracalla y el segundo es Plubio Septimio Geta, sobre los cuales su madre ejerció una poderosa influencia.Filóstrato de Lemnos fue encargado de educar a los hijos de Julia y sobre la que tuvo una gran influencia a lo largo de su vida.

Julia tenía quince años, cuando se fijó en ella, Septimio Severo. El que sería el primer emperador de la dinastía Severa. Septimio tenía entonces unos cuarenta años: Era viudo y de su anterior matrimonio tenía dos hijas. Se casó con Julia en el año 187.

f7Julia Domna fue acompañada a Roma por varias mujeres de su familia, entre ellas su hermana Julia Mesa y sus sobrinas Julia Soemias y Julia Mamea. Este grupo de mujeres logró crear en Roma un influyente círculo de escritores y filósofos, en los que los sirios tuvieron un peso fundamental.

El asesinato de Cómodo abrió las puertas a quienes, como Septimio Severo, buscaban acceder a trono. Los fugaces emperadores Pertinax y Didio Juliano cayeron en manos de los pretorianos, y sólo el esposo de Julia Domna consiguió hacerse con el favor de las legiones y liquidar a la guardia pretoriana, que había asesinado a sus antecesores, lo cual era un fenómeno habitual.

Las revueltas registradas en Roma en el año 193 y la lucha por hacerse con el poder, terminaron colocando a Severo en el trono del Imperio y, a Julia le fueron concedidos los títulos de Augusta y madre de los ejércitos. Además, durante esta época se forjaron varias monedas con su efigie.

La constante presencia de Julia junto a su marido durante las expediciones militares, hizo que se le concediera el título de “mater castrorum”, apelativo de reciente creación, asignado por primera vez a Faustina la Menor en el año 174 por su esposo el emperador Marco Aurelio. Julia Domna ejerció, desde el inicio, una fuerte influencia sobre las decisiones de su marido, llegando a tener parte activa en la administración del imperio tanto con su marido como cuando fue emperador su hijo.

Julia Domna siempre estuvo al lado del emperador, lo que le granjeó el respeto del pueblo, que la colmó con todo tipo de honores. Ella, conocedora del poder político que tenía la religión, se hizo identificar con numerosas divinidades, como Deméter, Juno o Cibeles

Julia Domna ha sido una de esas figuras femeninas enterradas por las corrientes históricas que siempre han colocado el foco sobre los grandes héroes, todos hombres

Julia Domna fue una de las principales responsables de que la corte imperial romana se convirtiera en una corte propia de las monarquías absolutas orientales, cambiando por completo las costumbres áulicas de la Urbe

Entre los años 202 / 205, el papel ocupado por la emperatriz motivaría las envidias del prefecto del pretorio, Cayo Fulvio Plauciano, consejero muy influyente del emperador, pues la capacidad intelectual y sus dotes políticos le molestaba. Éste convenció al emperador de que Julia había sido adúltera, con el consiguiente proceso y la retirada de Julia de la vida pública. 

f6Como ya sucediera antiguamente con Aspasia de Mileto (hetaira y mujer del gran Pericles) más de seis siglos atrás, la emperatriz también se ganó la antipatía de muchos hombres de gobierno, entre ellos su principal enemigo, el prefecto del pretorio, Cayo Fulvio Plauciano. Plauciano no dudó en llegar a acusar a Julia ante su marido de adulterio y, aunque Septimio hizo oídos sordos a las acusaciones, el poder de su esposa se vivió mermado sustancialmente. 

Este alejamiento de la corte le permitió dedicarse intensamente al estudio de la filosofía y la religión, formándose a su alrededor un círculo de figuras intelectuales importantes, entre las cuales se encontraban el filósofo Filóstrato y el médico Galeno. En Roma se rodeó Julia Domna de filósofos e intelectuales de los que absorbería los conocimientos necesarios para tratar de combatir los peores vicios del sistema romano

Al morir Septimio Severo, Julia Domna trató de mediar entre sus hijos para que compartieran el trono, era una misión imposible para cualquier madre: mediar en la batalla fratricida por la sucesión que iniciaron Caracalla y Geta, sus dos hijos. El resultado no pudo ser más trágico, siendo Geta, el pequeño, asesinado por su hermano mayor. 

Geta murió en brazos de su madre, según indican algunas fuentes. Julia se tragó sus lágrimas y permaneció al lado de su hijo con el que volvió a gobernar el imperio ganándose la estima y aprobación de muchos. Llegó a ocupar un cargo de regente oficial, tomando muchas de las decisiones de gobierno y logrando que la labor administrativa de Septimio Severo se completara.

f5La importante posición conseguida por Julia en el ámbito público estuvo en el origen del fastuoso nombramiento “Iulia pia felix Augusta mater Augusti nostri et castrorum et senatus et patriae” en el año 211.

Durante los siguientes años Julia Domna continuó siendo una fuente de sabiduría y liderazgo para el Imperio, asumiendo responsabilidades administrativas e interesándose por disciplinas culturales como la literatura y las artes. Julia nunca pudo superar la muerte de su segundo hijo y su dolor se agigantó cuando el emperador Caracalla, su primogénito, también fue asesinado. 

Julia acompañó a Caracalla en la campaña contra el Imperio Parto en el año 217, durante la cual el emperador fue asesinado El carácter despótico de Caracalla permaneció inalterable, lo que llevó a un grupo de pretorianos a asesinarle. Le sucedido brevemente Macrino

Julia Domna, ya anciana, sólo sobrevivió unas semanas a la muerte de su hijo mayor,pues se encontraba muy enferma. Se suicidó en la ciudad de Antioquia. Sufría un cáncer de pecho y tenía una gran depresión.Su cuerpo regresaría a Roma para descansar eternamente al lado de Septimio Severo en el Mausoleo de los Antoninos. En el discurso que pronunció Dion Casio en su funeral alabó la sabiduría y el buen hacer de esta impresionante mujer con grandes dotes para la política y tremendamente inteligente lo que provocaba grandes envidias en los hombres. 

f4Tras su desaparición, el resto de las mujeres de la familia imperial, con Julia Mesa y Julia Mamea a la cabeza, habían aprendido el estilo de gobernar de la matriarca, y lograron conservar su influencia sobre los siguientes emperadores hasta la caída en desgracia de toda la dinastía.

Junto a su hermana Julia Mesa dieron forma a las llamadas “Emperatrices sirias”que influyeron en el nombramiento de los últimos emperadores de la dinastía. Tras la conjura de Macrino, que dio muerte a su hijo Caracalla en el año 217 d.C., una alianza de los fieles a los Severos derrocaron al usurpador un año después, poniendo en el trono a Heliogábalo.

Este emperador siempre estuvo más preocupado por los temas religiosos que por el imperio, dejando la política en manos de su madre y abuela. El carácter militarista que imperaba en la sociedad chocaba con un emperador pacifista y de gustos orientales.

La férrea oposición del ejército provocó su caída, siendo asesinado junto a su madre en el año 218. Su primo Alejandro Severo le sustituyo al frente de un imperio en alarmante decadencia. Alejandro fue el último de los Severos y se mantuvo en el trono hasta el año 235.

De nuevo el ejército decidió la suerte del imperio. Asesinando a Alejandro y dando comienzo una época de anarquía militar que durara cincuenta años y durante el cual el ejército proclamó veinticinco emperadores. Despreciados por la vieja nobleza romana, la mayoría de ellos conquistaron el poder mediante la violencia. 

El mundo romano se rompía en pedazos y sólo emperadores de la talla de Aureliano salvaron el imperio de una caída prematura. Tras este periodo anárquico, comenzaba el llamado Bajo Imperio con grandes nombres como Diocleciano, Constantino o Teodosio. Sin embargo, la cuenta a tras de la caída ya era irremediable.

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Julia fue la emperatriz más poderosa de Roma, la que más títulos y dignidades recibió, la que llegó a ser considerada madre de los césares, de los ejércitos y de la patria. Una mujer capaz de gobernar con inteligencia y sobreponerse a las traiciones políticas que se propagaban en un mundo dominado por hombres. Fue una revolucionaria en el epicentro del Imperio Romano, la única mujer que se atrevió a desafiar la autoridad de los emperadores y logró forjar una dinastía.

f2Julia destaca a nivel intelectual por estar ligada a la filosofía. Se refugiaba en la filosofía al encontrarse desilusionada por el alejamiento que sufría de su actividad política. Por ello, hacía de mecenas de filósofos y científicos como fue el caso del médico Galeno o del filosofo Diógenes Laercio.

Se conoce su actividad a través de las informaciones de Filóstrato, Filisco y de Dion Casio donde nos cuentan cómo se reunía con los sofistas. Era conocida como Julia la filosofa. Julia fue animada para que escribiera un libro sobre el neopitagorismo y su título fue “Viaje de Apolonio de Tyana”.

Debemos destacar el apoyo que Julia prestó al filósofo Filisco de Tesalia en su cátedra de filosofía que disfruta en Atenas. Dión Casio pronuncio un discurso en el funeral de Julia en el cual destacó su gran inteligencia y su gran interés por la oratoria sofística y la filosofía.

Siempre el mundo romano tuvo una gran prevención frente a la filosofía todo lo contario que se daba en el mundo griego. A pesar de esto Julia ejerció un potente mecenazgo con los filósofos, sin embargo no se guarda ningún escrito de ella. 

Debemos saber que en el mundo antiguo la sabiduría de la mujer no era bien vista y siempre se ha procurado ocultarlas como estamos viendo en el caso de Julia y como en el mundo griego sucedió con Aspasia de Mileto. 

En este sentido tengo una anécdota, estando de viaje en Mileto, nuestro guía nos relataba la importancia que había tenido Mileto en el desarrollo de la cultura griego y nos decía los grandes intelectuales que había tenido la ciudad. Como no mencionaba a Aspasia de Mileto filosofa que había tenido como alumnos a Platón y Sócrates le pregunte por ella. Su respuesta no dejo de sorprenderme, dijo: “es mujer”.

Resulta curioso que Filóstrato que tantas alabanzas había hecho de Julia no la ponga en la relación de filósofos sofistas existentes hasta entonces. No sólo se olvida de Julia, sino también de Aspasia de Mileto que había sido alabada y empleada por Filóstrato numerosas veces. De la relación que hace Filóstrato de los filósofos aparecen cincuenta y tres y de ellos no existe ni una sola mujer.

Julia es ese personaje inconmensurable e impresionante, una anomalía histórica, el que una mujer dirija con mayor destreza e inteligencia que un hombre un imperio de semejantes dimensiones como el romano. Julia Domna ha sido una de esas figuras femeninas enterradas por las corrientes históricas que siempre han colocado el foco sobre los grandes héroes, todos hombres. 

Sirva este artículo para reivindicar a las intelectuales del mundo antiguo que ha pasado totalmente desaparecidas por el machismo imperante en la época.

Julia Domna, poder y filosofía
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