sábado. 27.04.2024
Frontispicio-Grussier
Frontispicio Gran Templo Arthur Groussier.

@Montagut5

Louis Gaston de Ségur (1820-1881) fue un prelado y escritor francés que escribió numerosas obras en defensa del catolicismo en un país y en un siglo de profundos cambios, de secularización y laicismo. A causa de su ceguera se frenó su carrera eclesiástica, aunque sería nombrado en 1856 canónigo de primer orden del Cabildo de San Dionisio. Fue un trabajador infatigable, tanto dando conferencias como escribiendo folletos y libros de propaganda religiosa donde atacó de forma contundente a los ateos, a los librepensadores y a los masones. Muchas de sus obras serían traducidas al castellano y, entre ellas, Los Francmasones: lo que son, lo que hacen, lo que quieren, Sevilla, 1870.

Precisamente, esta es nuestra fuente para esta pieza donde Gaston de Ségur carga contra la prensa masónica, tan activa en su país, y donde nos ofrece las claves de las razones por las que la Iglesia combatía este medio, y que se fundamentaba, como no podía ser de otra forma, en que constituía una baza fundamental de propaganda. La cuestión de la prensa masónica se trataba en el capítulo XXIV.

El eclesiástico francés consideraba que la masonería desarrollaba una actividad febril propagandística, una especie de agitación para asediar a las personas. Y en Francia, siempre en su opinión, su arma fundamental era la prensa. Ella dirigía la mayor parte de los periódicos, pero también tenía publicaciones propias, “más o menos perversas, según su mayor o menos franqueza”.

Estaba el Franc-Mason, revista fundada en 1847 en vísperas de la Revolución, pero que calificó de anodina. Era respetuosa con la religión, por lo menos en la forma, y vendría a ser el periódico “ortodoxo y místico” de la masonería, por lo que los masones más progresistas la tildaban de “jesuita”.

Después estaba el Periódico de los Iniciados, una revista mensual donde, al parecer, no se pronunciaba el nombre de francmasón, ni de la francmasonería, pero dedicada a propagar la obra de la misma, pero sin nombrarla.

A continuación, citaba Mundo Masónico, una publicación más avanzada, más “franca y masona”, y que atacaba a las dos anteriores publicaciones por considerar que eran retrógradas y ceremoniosas. Sería una publicación plenamente librepensadora, independiente y muy ajena a toda idea relacionada con la religión. Defendería una profunda reforma de la masonería con la propia supresión del nombre mismo del Gran Arquitecto del Universo. Gaston de Ségur diferenciaba dos tipos de masones, los que denominada “masones-jesuitas”, que serían los tradicionales y los “masones-liberales”, es decir los que querían cambios, aludiendo, precisamente a la invocación sobre el Gran Arquitecto del Universo. En realidad, esa polémica existió en Francia de forma intensa en su masonería y tendría que ver con el teísmo y el deísmo.

Gaston de Ségur aludía a que la masonería reivindicaba como suyas las “abominables hojas”, la Moral Independiente, el Libre Pensamiento, la Libre Conciencia, y la Solidaridad. Pero también consideraba que había un gran número de periódicos masónicos o auxiliares de la masonería, tales como el Siglo, el Tiempo, la Libertad, el Porvenir Nacional, la Opinión Nacional y el Diario de los Debates. Por fin, La Revista de los Dos Mundos se hallaría por igual al servicio de la masonería y “de su obra sacrílega”. Casi todos sus redactores serían racionalistas declarados o herejes, no faltando ateos, y citaba a Renan, Taine, Littré, etc.

En conclusión, la prensa en Francia era en gran parte masónica, es decir, “anticatólica o anticristiana”. Por eso consideraba que era un peligro para la fe del pueblo.

La Iglesia contra la prensa masónica en Francia