jueves. 28.03.2024
almudena grandes
 

La mañana del 26 de febrero amaneció gris y lluviosa, pero la agitación que sacudía a las personas de las tres asociaciones que organizaron el acto no sabía de contratiempos. Todo había sido minuciosamente construido. El homenaje cuidadosamente imaginado, bien estructurado y con una fuerte inversión en ternura y cariño. Se huyó del diseño complejo, el guión desmesurado y la nómina interminable de intervinientes. Se quería una jornada de barrio, un homenaje de afecto a nuestra vecina Almudena, una gigantesca dosis de admiración para compensar y derrotar el maltrato ignorante y ruin de las derechas que gobiernan las principales instituciones madrileñas.

El Teatro La Abadía cambió de registro y no nos brindó la recién estrenada “Anatomía de un instante”, basada en la novela de Cercas. Vestido como en sus mejores galas, el patio de butacas exhibía abarrotado el orgullo de la buena gente, el calor de las emociones, unas veces contenidas y otras no tanto. Cuando el acto echó a andar, a golpe de sobriedad del presentador, lo hizo de la mejor manera: con unas palabras de las representantes de las asociaciones convocantes, Casa de Cultura, el Organillo y Nosotras Mismas para expresar con tanta pasión como brevedad las razones de este homenaje y el reconocimiento de un barrio a su musa, a su escritora, a la mujer que nunca dijo NO a una causa justa de sus vecinas y vecinos. Especial fue su activismo literario y feminista, junto a la asociación Nosotras Mismas, a la que acompañó con frecuencia y de la que era su comadre. Una secuencia de imágenes y un documento audiovisual dieron brillo a los breves parlamentos, cerrando este primer bloque del acto.

Tan solo veinticinco minutos después de iniciado el homenaje, subieron al escenario alguna de sus mejores amigas y amigos, para contarnos historias de  amistad con la autora de El Corazón Helado. Una magnífica tertulia de alegría y desconsuelo en torno a una excepcional mujer que, en palabras de una de sus amigas, “se dio demasiada prisa por marcharse”. Se destacó su exorbitante humanidad, su elevado sentido de la amistad, su empeño por demostrar que la buena literatura no está reñida con el compromiso social y su privilegiada memoria para deshacer entuertos y restablecer el equilibrio narrativo. Pero por encima de todo, irrumpió la sobresaliente normalidad con la que Almudena asimiló el éxito de sus libros dentro y fuera de España.

El desarrollo cambió de ritmo, tras concluir esta segunda pieza del acto de homenaje. La organización quiso interrumpirlo con una actuación musical que vino a pulir con extremada sensibilidad el significado de gratitud hacia Almudena. Un teclado y una voz excelsa sorprendieron a cuantas personas allí nos encontrábamos, zarandeando nuestra compostura. Su brillante ejecución recibió una sostenida y prolongada ovación.

Luis García Montero

No es difícil advertir que será el único al que mencione con su nombre. Cuando el presentador invitó a subir al escenario a Luis García Montero, la sala le ovacionó con estrépito. Es, posiblemente, uno de los reconocimientos más cabales que recuerdo. Obviamente, era la persona en la que deseábamos simbolizar toda la admiración y cariño hacia Almudena. Pero conocer a Luis y no venerarle resulta una tarea inútil. Su sentimiento para con Almudena es lo que fue. Pareciera vivir cumpliendo con uno de los maravillosos poemas que le dedicó, Aunque tú no lo sepas, y que empieza como el título de este comentario. Como la luz de un sueño. Es verdad que leyó dos poemas inéditos sobre Almudena que nos estremecieron, y a los que referirme no puedo. Prefiero acabar con algunos versos del poema aludido, que dan razón a su vida: “…Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, pedirme un cenicero, curiosear los libros, responder al deseo de mis labios con tus labios de whisky, seguir mis pasos hasta el dormitorio”.

Una hora y veintisiete minutos después de comenzar, el acto terminó con la sala en pie, con otro estallido de aplausos para Luis y su familia, y no me equivoco, si también interpreto que respondía a la satisfacción de todos por un entrañable y bien llevado homenaje a Almudena Grandes.

Como la luz de un sueño