viernes. 19.04.2024
1-Eugenesia-que (1)

“Somos amantes de la Eugenesia. Pero no podemos ver sin protesta que una falange de hombres de ciencia, mistificándola, aceptando como inatacable la injusticia social, se coloque abiertamente en uno de los bandos contendientes, siendo así que esa ciencia no es lícitamente monopolizable”
(Luis Hernández Alfonso, Eugenesia y derecho a vivir, Edic. Javier Morata, 1933).


Breve aclaración

Cuando llegó la eugenesia al ámbito académico español, lo hizo después de que se publicara una inmensa información en los periódicos y libros dedicados a dicha “ciencia”. Para estas fechas, hablamos de 1928, el primitivo significado de eugenesia se había desbordado por completo. Sus defensores y detractores la habían convertido en un saco sin fondo donde cabía de todo, desde la esterilización de los degenerados hasta cualquier tipo de mejora social, cultural y económica de los indigentes que tuviese que ver con su estado mental o un nacimiento “defectuoso”. Los límites semánticos de la eugenesia se habían desbordado por completo.

La causa de esta confusión la tuvo tanto la derecha como la izquierda.

Pero conviene matizar, porque ni la derecha ni la izquierda defendieron jamás la misma eugenesia. Y, tampoco, las posiciones fueron unánimes a la hora de condenarla en la misma derecha, ni en la misma izquierda a la hora de su defensa. Ni siquiera la eugenesia que defendía la izquierda era la eugenesia que condenaba la derecha. Ni la eugenesia que defendía la izquierda era, desde luego, la misma que en su tiempo defendieron sus fundadores, Galton y su primo Darwin. Ni la eugenesia que condenaba el católico Chesterton, que la consideraba una desgracia, se parecía a la que condenaba el cardenal Segura.

Históricamente, la prensa liberal y de izquierdas - La Voz, La Libertad, La Tierra, El Liberal, Heraldo de Madrid, El Imparcial, El Sol, etcétera-, lo hizo defendiéndola, pero con matices:

imparcial luz

El Imparcial 1928 (izq.). Luz 1933 (dcha.).

La prensa de derechas, en especial la integrista -El Siglo Futuro, La Lectura Dominical, La Nación, La Gaceta del Norte, El Pensamiento Navarro, Diario de Navarra, etcétera-, enviándola al infierno. La consideraron un atentado contra la dignidad humana, lo que, en ciertos aspectos, era cierto, aunque se cuidaron mucho de defender que fue la persona quien decidiera libremente en materia eugenésica, fuese la esterilización o el aborto.

la nacionsiglo futuro

Esta confrontación entre derechas e izquierdas era el signo sempiterno de la historia dialéctica del. Seguían escenificando en el terreno de la ciencia idénticas controversias que mantenían en el terreno político. No se pusieron de acuerdo ni siquiera en aplicar la medicina que podría, si no erradicar, sí mitigar los problemas que tanto las derechas como las izquierdas coincidían en atribuirles un origen común. Utilizaban el mal social para afianzar sus posiciones ideológicas y destrozar las del contrario, olvidándose del pobre a quien había que sacar del pozo en que se encontraba.

Las revistas más sesudas, cuya lectura solo estaba al alcance de las clases ilustradas hacían lo propio que los periódicos. Entre ellas, España Médica, Revista de Sanidad Militar, Revista de Veterinaria Militar, Revista Ibero Americana de ciencias médicas, Revista de ciencias jurídicas y sociales, La Revista Blanca, Revista Católica de cuestiones sociales.

revista blanca

REVISTA ESPAÑA MEDICA PORTADA 1932

Primer congreso eugenésico, 1928

Fue en febrero 1928 cuando se celebró un congreso eugenésico en España. El primero, con carácter internacional, se hizo en Londres, en 1912, al que asistieron dos médicos catalanes. Ignacio Valentí y Vivó, que era catedrático de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad de Barcelona, quien presentó su comunicación en la sección de eugenesia y medicina. Llevaba por título “La historia de una familia saludable, sana y longeva en Cataluña”. Junto con él, Nicolás Amador, que publicará dos trabajos sobre eugenesia: “Eugénica”, en la revista Gaceta Médica Catalana, y “La eugenesia y sus relaciones con la sociología y la economía política”, en la revista Estudio de Barcelona.

diego_madrazoNo obstante hay que decir que fue el doctor Madrazo el primero en hablar en España de eugenesia, publicando en 1904 una obra titulada “Cultivo de la especie humana por las leyes hereditarias” (El Liberal, 20.3.1930).

Estas primeras jornadas eugenésicas en España se hicieron en el anfiteatro de la Universidad Central de Madrid. Contó con el apoyo de la Gaceta Médica Española y la sociedad “Los amigos de los niños”. La celebración de este Curso Eugénico fue el primer signo indicativo de que el eugenismo se movía en España y empezaba a tomarse en serio. Estaba por ver qué perfil ideológico tomaba, si biológico o medioambiental.

LUZ. 2.4.1934. RECASSENS FOTOEl curso comenzó el día 2 de febrero de 1928 con un discurso inaugural a cargo del ginecólogo catalán Sebastián Recasens, Decano de la Facultad de Medicina de Madrid (en la imagen).

Era la primera vez que un organismo público español hablaba de eugenesia. Al elegir a 1os conferenciantes, 1os organizadores intentaron reflejar las distintas opiniones existentes sobre el tema anunciado. Buscando esta representatividad figuraron en el programa personas consideradas de izquierdas como Jiménez de Asúa, Sanchís Banús y Hoyos Sainz; y de derechas, el ex ministro maurista Ossorio y Gallardo y 1os curas José C. A. de Laburu y Francisco Sureda.

El día 2 de febrero de 1928 en medio de una gran expectación el curso fuee inaugurado bajo la presidencia compartida de Recasens, Marañón, Ossorio y Gallardo, Palanca, Bauer -presidente de Los amigos de los niños-, Hoyos Sainz y Juan Noguera. El programa del curso se reprodujo en la mayoría de la prensa del momento con este calendario bien atractivo:

“2. 2.1928. Don Sebastián Recasens y Girol, “Eugenesia y procreación”.

9. 2. Don Luis Giménez de Asúa, “El aspecto jurídico de la maternidad consciente”.

16. 2. Don José Estella, “Los niños que vemos en nuestros hospitales, medidas eugenésicas que reclaman los pediatras”.

23. 2. Reverendo padre José A. de Laburu, de la compañía de Jesús, “Pensamiento católico ante los problemas eugenésicos”.

1. 3., Don Joaquín Noguera, “La maternidad y el infanticidio ante el Derecho”.

6. 3. Don José Sanchís Banús, “Neuropatías producidas o influenciadas por la procreación excesiva o patológica en la pobreza del medio”.

15. 3. Don Luis Hoyos, “Bases y pruebas demográficas de la Eugenesia, fecundidad y natalidad en España”.

22. 3. Reverendo padre Francisco Sureda “Non moechaberis y discreto ético psico-religioso sobre la urgencia de la sensualidad” (Non moechaberis: No adulterarás).

29 .3. Don Gregorio Marañón, “El problema de la maternidad en España”.

12.4. Don Ángel Ossorio y Gallardo. “Aspectos sociales de la procreación, medidas eugenésicas de buen gobierno aplicables en España” (En la imagen: La Vanguardia, 29.1.1928).

LAVANGUARDIA. 29.1.1928, CURSO EUGÉNICO

Desgraciadamente para el público asistente, que fue numerosísimo, solo se celebraron las conferencia de Recasens, Jiménez Asúa, Estella, Noguera y Sanchís Banús, porque un Real Decreto obligó su cese inmediato o, como dijeron eufemísticamente algunos periódicos, su “limitación”.

La intervención de Joaquín Noguera levantó ampollas en el periódico El Debate. No era para menos. Defendió “el uso de los anticoncepcionales como el mejor remedio para la maternidad consciente, dejando el aborto y la esterilización para casos extraordinarios y de excepción; al hablar del aborto, se refería al admitido en el código penal argentino y a la esterilización de los enfermos capaces de producir cacogenias”.

EL DEBATE

En otro orden de reflexiones, apuntaba que “esos temores que algunas gentes manifiestan de que se destruya la familia y con ella la sociedad, con estos nuevos planteamientos, no son sinceros” (Heraldo de Madrid, 2.3.1928).

No obstante, fue la conferencia de Luis Jiménez Asúa la que espoleará las duras condenas de 1os sectores mas integristas y conservadores de la sociedad madrileña, denunciando que se hacía apología de erotismo y pornografía. Los religiosos Laburu y Sureda, como sumisas voces de su amo, se retiraron del curso.

El texto prohibitivo de esa Real Orden decía: “Con motivo del llamado Primer Curso Eugénico, que viene dándose en el gran anfiteatro de la Facultad de Medicina de san Carlos al que asisten, sin limitación alguna, oyentes de distintas edades sexo y condición, varios conferenciantes han expuesto opiniones y emitido conceptos verdaderamente demoledores de la familia y de los fundamentos sociales, destructivos de la santidad del matrimonio y de la dignidad de la mujer. Y aunque la discusión de temas sobre la Eugenesia y Eutanasia, por su carácter crudamente materialista podría ser peligrosa por sus derivaciones sociales y puede estimarse lícita en un orden puramente científico y de controversia doctrinal, mientras se desarrolle entre hombres de ciencia y ante auditorio de profesionales con los necesarios conocimientos, no puede consentir el poder público que se convierta en propaganda contra la natalidad, en regodeo pornográfico ni en defensa ni ataque contra la moral cristiana y los fundamentos éticos de la sociedad, con el consiguiente estrago entre los jóvenes que escuchan tan perniciosas teorías. Su Majestad el Rey (q.D.g.), se ha servido disponer que se prohíba la celebración de nuevas conferencias del llamado curso eugénico en locales oficiales ni públicos, pudiendo solo autorizarse en academias o centros profesionales de carácter científico, sin otro auditorio que el que integre la propia corporación”.

LA EPOCA.17.3.1928. SUPRESION CURSO

La Época 17.3.1928

Cualquiera que lea las intervenciones de los conferenciantes -fueron publicadas en Revista de Escuelas Normales (2 y 3/1928)-, se quedará estupefacto al imaginar el sentido que atribuían estas autoridades al término “regodeo pornográfico”. Estaba claro que la sensibilidad sicalíptica de los censores era de un nivel muy superior al del resto de los mortales.

Luis de Tapia en el periódico La Libertad (4.3.1928) le dedicó unos versos.

Título Coplas del Día: Eugenesia.

LA LIBERTAD. 4.3.1928. COPLAS

Respuestas a la supresión del curso

La respuesta a la supresión del congreso eugenésico tuvo dos manifestaciones: la de la derecha que apoyó la decisión de la Dictadura de Primo de Rivera y la protesta unánime por parte de la izquierda.

La más temprana en aplaudir esta censura fue La Lectura Dominical, quien, entre otras afirmaciones, sostuvo: “Como los sectarios todo lo convierten en sustancia en contra de quienes no piensan como ellos, conviene repetir una y otra vez que las personas educadas en la moral tradicional no niegan ni han negado nunca la importancia de estos estudios de moral sexual. Pero en torno a los problemas fundamentales de la Eugenesia, mueven ahora los sectarios de todo el mundo otros temas que son como el ariete contra los fundamentos de la sociedad: tales como el divorcio, el amor libre, el neomaltusianismo y otros que en modo alguno pueden ser de recibo en buena moral. Precisamente todo cuanto menoscabe la unidad, la indisolubilidad y la santidad del matrimonio es por sí mismo antieugenésico, y quien desee para sus hijos una vida sana y completa no querrá privarles de un hogar estable, fortalecido con todas las virtudes conyugales y libre de los vicios de las prácticas antinaturales” (La Lectura Dominical, 10.3.1928). Casi, casi, igualico que ahora.

LECTURA DOMINICAL 10.3.1928

Diario de Navarra lo hizo en un artículo, firmado por su colaborador habitual el ultracatólico Miguel Peñaflor, titulado gráficamente como “Ideal, selvático”. Al mismo tiempo que acusaba a los conferenciantes de “sordera moral”, aplaudió la decisión del Gobierno, pues, en su opinión, de haber mantenido el curso “habían tenido las más lamentables desviaciones”. Con relación a la eugenesia, el periódico sostenía de forma muy sesgada, cuando no erróneamente, que “la eugenesia lo que pretende resolver es un problema moral, pero la solución o soluciones que han de buscarse serenamente no serán las de los que se abrogan el papel de bravos y resultan, sin que se lo propongan, chulos de una pretendida ciencia que se lanza a la calle impúdicamente”.

Dada su perspectiva moralista, igualaba la problemática entre eugenesia y eutanasia, sosteniendo que “solo un buen sentido cristiano y científico puede solucionarla”, añadiendo que “si se trata de evitar el daño social y nacional de las proles lacradas y taradas, tiene que existir un principio de limitación. Y quien de veras regle su conciencia por las justas severidades de la moral católica, se autolimitará o autoprohibirá ante la perspectiva del mal posible”.

En definitiva, si, por un lado, negaba que fuese el Estado quien dictase esas autolimitaciones, no tenía escrúpulos en adjudicar a la Iglesia esa potestad. Si lo hacía el Estado, mal; si la Iglesia, maravilloso. En opinión del articulista, “los conferenciantes eugenistas lo que quieren es que retrocedamos a los tiempos milenarios en que no había tal vez diferencia entre un ser humano y un perro. Así que está muy bien la orden, poner límite a propagandas que parecen perseguir el ideal de una España, aún más que bolchevista, totalmente salvaje” (Diario de Navarra, 21.3.1928).

No sería la única conferencia prohibida por el Directorio de Rivera. En 1930, el periódico La Libertad informaba que el gobernador civil había prohibido la conferencia sobre el tema “Eugenesia y feminismo” que se proyectaba dar el 17 en el círculo mercantil, a cargo del doctor Camaño. El gobernador basaba su negación en la Real Orden que “dispone que se trate solo de esta materia en un centro docente y ante público especializado” (15.1.1930).

En el curso, celebrado ya en plena República, en 1933, los conferenciantes aludirían a esta suspensión, debida, según su opinión, “a las cerriles imposiciones de la Dictadura”, especificando que “pese a cuanta basura lanzaron nuestros cavernícolas sobre aquel intento generoso del primer curso eugénico español suspendido arbitrariamente por la influencias insidiosas del cardenal Segura quien redactó la real Orden, tomando frases llenas de falsedad y publicadas por los periódicos jesuíticos, que la censura incivil no permitió rectificar, el interés despertado por esa cuestión pronto se vio reflejado por la inquietud estudiantil y la publicación de libros que hoy forman una rica e interesantísima bibliografía” (La Tierra 26.4.1933).

LA LECTURA DOMINICAL. 23.11.1929. SEGURA

Tampoco, olvidaron los conferenciantes la figura del Ministro de Instrucción Pública de la Dictadura, Eduardo Callejo de la Cuesta, de “fatal memoria” (La Libertad, 31.5.1933), quien, con el cardenal Segura, fue el promotor principal de la suspensión del curso. No resulta ocioso en este contexto recordar que Callejo, el ministro que organizó el Bachiller en ciencias y letras, llegó a ser presidente del Consejo de Estado durante el franquismo. Quien tuvo, retuvo.

Y, por si alguien se no había enterado, el Vaticano, pocos días antes de la llegada de la II República, publicó un decreto, según el cual, se condenaba todo tipo de educación sexual y la eugenesia que por tal concepto entendía el Vaticano:

AHORA, 22.3.1931. VATICANO-EDUCACIONSEXUAL

Eugenesia y II República

HILDEGART QUO VADISEl momento de mayor auge de la eugenesia en España se dio durante la II República, tanto en su defensa como en su ataque. No hubo día que no se dictara una conferencia en Madrid y en distintas ciudades españolas sobre dicho concepto. Al final, el desbarajuste conceptual se convirtió en un caos. La palabra eugenesia se asoció con aspectos que nada tenían que ver con ella: “Eugenesia espiritual”, “Eugenesia y deporte”; “Eugenesia y Concursos de Belleza”, “Incesto y eugenesia”, “Eugenesia aplicada a los puercos”, “Cirugía y eugenesia”, “Eugenesia proletaria”, “Mujer burguesa y eugenesia”, “Eugenesia y amor libre”, “Eugenesia y obesidad”, “Socorro profesional y eugenesia”, “Eugenesia e inmigración”, “Economía social de la eugenesia”, “Prostitución y Eugenesia”, “Emancipación y eugenesia” y “Teología y Eugenesia”, “Eugenesia y Eutanasia”.

No hubo intelectual y escritor de la época que no se preciara de hablar y de escribir sobre eugenesia: Andrenio, Francisco Ayala, Alberto Insúa, Pío Baroja, Ramón J. Sender, R. Cansinos Assens, Benjamín Jarnés… La novela de Eduardo Zamacois, La antorcha apagada, se convirtió en “la novela de la eutanasia” publicada como folletón por el periódico La libertad (4.4.1934).

Los best seller de la época fueron un libro de Jiménez Asúa, Libertad de amar y derecho a morir, y otro de Gregorio Marañón, Amor, conveniencia y eugenesia.

asua marañon

Jiménez Asúa y Gregorio Marañón

PIO BAROJA (1)

marañon. eugenesiaLa prensa integrista entró a degüello contra la eugenesia y, en ocasiones, utilizaría el sarcasmo y la ironía contra los considerados sus padres teóricos, que no lo eran. En especial, denigró al doctor Marañón. También, lo hizo la revista anarquista La Revista Blanca, aunque desde otro punto de vista. En ella escribían F. Urales (alias de Juan Montseny) y su pareja Soledad Gustavo (alias de Teresa Mañé), F. Montseny… entre otros.

La publicación Gracia y Justicia, derechista, enemiga acérrima de Azaña, se dedicó una y otra vez a ridiculizar los propósitos de la eugenesia con artículos titulados de un modo socarrón, que era el tono habitual de la revista sin entrar a debatir el fondo de los postulados eugenésicos. En uno de sus números pediría “declarar monumento nacional (eugénico) las verrugas de Azaña” (Gracia y Justicia, 17.3.1934), lo que mostraba su elevado nivel analítico: cero.

GRACIA  Y JUSTICA. 25.3.1933. PORTADA

GRACIA. 9.9.1933. CONTRA AZAÑA

En otra ocasión, y parodiando el nombre de Gregorio Marañón, anunciaba una de sus conferencias con esta aliteración forzada: “Conferencia de Gorgonio Peláez, del club de Galguero de Buenavista, De la Eugenesia a la Polinesia” (27.4.1935).

Aunque se asoció la eugenesia con la izquierda, el periódico Luz -azañista-, alertaría de la existencia de una eugenesia fascista en clara referencia al nazismo alemán (18.1.1931) y al que ridiculizaría gráficamente. Y abundaba en razón, porque la eugenesia nazi no tenía estrictamente hablando un átomo de eugenesia. Sencillamente, utilizaba ciertos conocimientos de la ciencia para asesinar impunemente.

LUZ 18.1.1932. EUGENESIA FASCISTA

LUZ. 3.8.1934. CHISTEResulta sintomático que, a partir del golpe de 1936, la única eugenesia posible en España fue la defendida por el franquismo, representada por Vallejo Nágera y compañeros de viaje. Y, en este caso, habría que hablar, más que de eugenesia, de paranoia, propia de un fanático cuyos delirios raciales terminaron por diseñar la máquina  criminal de un genocidio premeditado y alevoso, sancionado, además, por una orden del régimen franquista.


Franquismo y 'eugenesia' a la española


Doble camino

La defensa de la eugenesia en España adquirió un doble derrotero y que, en modo alguno, atentaba contra la dignidad humana.

Uno puso el acento en la intervención biológica -cuidándose mucho de presentar la esterilización y el aborto como salidas obligatorias a la degeneración-; otro reivindicó mejoras en el terreno social, higiénico y educación sexual, aspectos que poco o nada tenían que ver con la eugenesia propiamente dicha y sí con lo que hoy denominamos creación de un estado de bienestar, el cual sí hubiese ayudado a salir de la cacareada degeneración determinista y fatalista de los pobres, que, según ciertos sabios, no solo heredaban la pobreza de sus padres sino, también, sus enfermedades y sus taras mentales, sobre todo, si eran rojos y de izquierdas.

El doctor Martín Salazar explicó la inhibición del Estado en proponer medidas coercitivas y obligatorias en el campo de la esterilización y aborto de este modo: “En algunos estados de la América del Norte se ha llegado hasta establecer la castración o esterilización de individuos gravemente enfermos o degenerados. Entre nosotros, dados nuestro grado de civilización y modo especial de pensar sobre esta cosas, no es posible hacer más que la persuasión racional mediante campañas de propaganda de estas ideas entre todas las clases sociales” (El Sol, 25.11.1932).

Solo persuasión, no obligación.

Durante la II República se afrontaron directamente los aspectos más conflictivos de la eugenesia: la esterilización de deficientes, tuberculosos, sifilíticos, psicópatas criminales y el aborto o aborto artificial, según el título del libro de Winter&Naujoks, publicado en 1933.

WINTER-ANUJOKSEl gobierno de la II República como tal gobierno se caracterizó por ser defensor de la eugenesia permitiendo que, tanto sus partidarios como sus detractores, publicaran en los diversos medios sus correspondientes alegatos, sin adoptar una actitud oficial ni a favor ni en contra del carácter obligatorio de la esterilización y del aborto, como sí se hizo en distintos países europeos y americanos, incluso mucho antes de que llegase el nazismo.

A la explicación de Martín Salazar, se añadió el hecho de que la clase médica española no fue nunca partidaria del determinismo biológico, sin que ello supusiera renunciar a la naturaleza biológica del ser humano con sus cualidades y defectos correspondientes. Como dice Álvarez Peláez: “El determinismo pretende establecer un reduccionismo absoluto en sus características y una confusión con lo que significa los aspectos morales y éticos de la organización de la sociedad y de la relación entre los seres vivos y el entorno. Por lo tanto, las medidas a tomar con enfermos mentales y con las alteraciones o trastornos mentales y de conducta no contemplaron nunca, seriamente, la posibilidad de establecer políticas de esterilización o de control negativo de la procreación" (Álvarez Peláez, R.: Eugenesia y enfermedad mental frente al cambio de siglo).

Solo se propuso el aborto y la esterilización durante la guerra civil en Cataluña por la Generalitat, y lo hizo mediante una ley la cual lo planteaba con carácter voluntario y estableciendo cuatro supuestos.

Jornadas eugenésicas de 1933

Después de cuatro años, en marzo de 1932, comenzaron a pergeñarse las jornadas eugenésicas en la II República, anunciadas por el periódico Heraldo de Madrid como una recuperación del curso suspendido por la dictadura en 1928. He aquí el texto del periódico donde cursaba la noticia.

EL HERALDO. 5.3.1932. RECUPERAR CURSO EUGENICO DE 1928

Y fue durante los días 21 de Abril al 10 de Mayo de 1933 cuando se celebraron en Madrid estas Primeras Jornadas Eugénicas en el paraninfo de la Facultad de Medicina, organizadas por la Asociación Profesional de Estudiantes de Medicina, la Gaceta Médica Española y la Liga Española para reforma Sexual sobre bases científicas, de la que era presidente Juan Noguera. Como puede apreciarse, el Gobierno de la Nación no intervino para nada en dicho evento.

noguera2Sin embargo, sí le dio su apoyo directo por cuanto que Fernando de los Ríos -entonces Ministro de Instrucción Pública-, fue el encargado de dictar la conferencia inaugural, que tituló “La eugenesia en la Universidad”. Lo hizo con estas atinadas palabras: “Ahora, al contrario que en la Dictadura, el gobierno de la República da toda clase de facilidades por estimar que el pudor no existe en la ciencia, como tampoco hay que sentirlo de las palabras, sino de los actos punibles realizados” (La Libertad, 22.4.1933).

La noticia añadía que Azaña sería el encargado de clausurar las jornadas.

El periódico Heraldo de Madrid recibió estas jornadas afirmando que “con la República la eugenesia empieza una nueva y venturosa era” (5.3.1933). Por su parte, el periódico Luz se hizo eco de dos situaciones que reflejaron cierta falta de coordinación, en el primer caso, y cierta tensión institucional, en la segunda. Se supo que Francisco Romero Otazo, José Bergamín y Xavier Zubiri, enviaron un comunicado a la prensa aclarando que “debido, sin duda, a un error de interpretación, aparecen sus nombres incluidos en los programas de un curso de conferencias organizadas para las primera jornadas eugenésicas españolas, no habiendo estado antes, ni ahora, en su propósito dar dichas conferencias. Se consideran obligados a advertirlo tanto al comité organizador como al público en general” (Luz, 20.4.1933).

Mayor “gravedad” contenía la carta que el director de Sanidad del gobierno, Marcelino Pascua, envió al mismo diario dirigida a los señores D. E. Suils y D. F Acebes, de FUE. Facultad de Medicina, Madrid, donde se hablaba de “desconsideración” y “conveniencias personales” por parte de los organizadores.

Así decía la carta: “Muy distingos amigos. Acuso recibo de su atento saludo y siento tener que manifestarles no puedo aceptar la invitación que me dirigen para concurrir a la inauguración de las jornadas eugenésicas, teniendo en cuenta la desconsideración y olvido en que, quizás, por estrechas conveniencias personales de alguien de los organizadores, se ha tenido al personal y a los servicios de las diversas instituciones de la sanidad nacional. Llamo a ustedes particularmente la atención sobre la organización de los cursos 7, 13,14 y 19. Con este motivo se reitera de ustedes afmo. S.s., q.e.s.m., Marcelino Pascua” (Luz, 20.4.1933).

LUZ 20.4.1933. BERGAMIN, ZUBIRI Y OTAZO

Educación_Sexual_por_Hildegart._1931La mesa presidencial, además de por el ministro de instrucción pública, estuvo ocupada por el presidente de la Liga mundial Eugénica, el profesor Sánchez Covisa como representante de la facultad de Medicina, el doctor Madrazo, padre de la eugenesia española, los doctores Novoa Santos, Noguera, el presidente de la FUE y el doctor Suils, delegado de la misma, de Medicina.

Junto con estas personalidades señaladas, asistieron, Ramón J. Sender, Lafora, García Lorca o Rafael Alberti y la escritora prodigio de la época, “la virgen roja”, Hildegart, alias de Carmen Rodríguez. Cabe indicar que durante 1931, Hildegart Rodríguez había fundado la Liga Española para la Reforma Sexual, integrada en la Liga Internacional para la Reforma Sexual, presidida inicialmente por Gregorio Marañón.

La primera conferencia corrió a cargo de Roberto Novoa Santos que habló sobre “El sentido agresivo y canibalístico de la sexualidad”. Y para asustar más a las derechas en su intervención añadió que “la comunión es otra confirmación de este deseo agresivo y canibalístico, pues el creyente cree injerir en la hostia el cuerpo y la sangre de Jesucristo”. El cronista calificó la disertación de Novoa como “bellamente expresada con un sutil matiz de misticismo”. Ya.

novoa

El resto de los conferencias corrieron a cargo de Luis Recasens Serrano que habló sobre “Regulación de la natalidad” y del profesor Zulueta sobre “Las leyes de la herencia”; la señorita Hildegart sobre “Maltusismo y neomaltusismo” y el doctor C. Juarros que lo hizo sobre el “Panorama actual del amor en España”.

Se organizaron distintos cursillos, organizados por la Sociedad Española de Higiene, interviniendo en ellos el doctor J. Verdes Montenegro, que versó sobre “Orientaciones generales en Eugenesia”; el Doctor J. L. Yagüe y Espinosa, sobre “Reconocimiento, consejo y certificado prenupcial” (Ahora, 23.4.1933), asunto controvertido en la época y en años posteriores.

Hubo cursillos técnicos sobre Genética, Abolicionismo y prostitución, Patología del trabajo y de la miseria, Selección Biológica, Obstétrica y Ginecología, Sifilografía, Tisiología, Psicoanálisis, Higiene, Pedagogía, Derecho, Historia, Literatura y Política.

Se publicó un libro de las Jornadas con el título “Genética, Eugenesia y Pedagogía sexual”.

luis huerta-nogueraLa relación final de profesores intervinientes en las jornadas fue la siguiente: Norman Haire, de Londres; Covisa, Novoa Santos, Recasens, Varela, Palanca, Zulueta, González Álvarez, Noguera, Huerta, Piga, Samper, Saldaña, Castejón, Morros Sardá, Ovejero y Ruiz Funes. Los doctores Lafora, Ossorio y Gallardo, Juarros, Oller, Marín Amat, Goyanes Barrio de Medina, Haro, Otaola, Sáinz de Aja, García Triviño. García Romero, Navarro Blasco, Suils, Sanz Egaña, Arciniaga, Cruz Gallastegui. Los señores Torrubiano, Pio Baroja, Sender, Casas, Jarnés, Reparaz, Alberti, Falcón y Luis Bello. Las señoritas Hildegart, Capdevielle, González Barrio, Peguero, Gimena de la Vega y Matilde de la Torre.

Y, cerrando esta lista, “el señor presidente del Gobierno, D. Manuel Azaña, que ha prestado su apoyo, su simpatía y su alta calidad intelectual a la obra de las jornadas” (Ídem). Como se dijo, “fueron veinte días de actividad cultural”, impartiéndose 75 conferencias. Pío Baroja (en la imagen), a pesar de su cacareada pudibundez, terció en dichas jornadas desarrollando “El tema sexual en la literatura”, un artículo que ya había publicado en Ahora (1.1.1933). Sobre “La desigualdad de las razas”, ya lo había hecho en la misma publicación (13.1.1933).

AHORA. 1.1.933. TEMA SEXUAL

Pío BarojaAl margen del contenido de las jornadas, reproducido en los distintos periódicos, algunos no dejaron pasar por alto el detalle de que tales jornadas “se hicieron sin necesidad de acudir a las esferas oficiales ni a nadie en petición de una sola peseta, aquí, donde la celebración de cualquier congreso cultural importa al Erario unos cuantos centenales de miles de pesetas”.

En cuanto a la finalidad de las jornadas se sostuvo: “Todo eso, impulsado únicamente por un solo ideal: el de la eugenésica, que es que los hombres nazcan y vivan mejor, sin ocultársenos que para conseguirlo sea necesario reformar los viejos moldes de la moral y de la economía, los rancios prejuicios de todo orden que han hecho del problema sexual una especie de horrendo tabú y la organización social, cuya crisis presente y cuya cercana tormenta tanto preocupa a los intelectuales del mundo”.

Ciertamente, se trataba de un cambio radical de planteamiento con relación a lo que se proclamó desde la Dictadura primoriverista, en especial, si se repara en el juicio del periódico Heraldo de Madrid: “La eugenesia era para las mentalidades dirigentes de la época de la dictadura algo así como la Chelito bailando la rumba sin ningún velo pudoroso. Y la dictadura declaró odio eterno a la Eugenesia y prohibió en absoluto, no solo que la dedicaran elogios, sino que simplemente se hablara de ella en ninguna reunión. Pero las cosas, por fortuna, han variado, y ya se puede hablar sin temor de los principios eugénicos, ergológicos y todo lo que tiene parentesco o relación con la Eugenesia. Sabios doctores y hasta damas esclarecidas hacen estos días la apología de la Eugenesia con razones y argumentos de una lógica que engarza perfectamente en el temperamento español, musulmanizado y polígamo” (3.5.1933).

Terminaba su defensa de la eugenesia con estas palabras rayanas en el más ingenuo de los optimismos: “No nos explicamos cómo a estas alturas no ocupa la Eugenesia el primer plano de la atención española, puesto que, siguiendo los atinados consejos de los especialistas en la materia, podríamos conseguir cómodamente, dulcemente, la regeneración y el saneamiento de la raza” (Ídem).

Hablando de raza, Rodolfo Reyes planteó un asunto bastante conflictivo, como era la “realización política de los principios eugénicos”. En definitiva, ¿cuál era el papel que debía jugar el Estado y los partidos políticos en la puesta de gala de la eugenesia? Lamentablemente, su análisis no fue más allá de explotar el tópico patriotero de la colonización española, llevada a cabo, en su opinión, siguiendo los pasos de una eugenesia fetén, lo que tenía su punto de extrañeza onomasiológica, toda vez que hasta a principios del XX el término de eugenesia no se hizo habitual. Sostuvo que “la gran realización política de la historia en materia eugenésica la consumó Hispania Imperial, engendradora de estirpe y de civilización, como colonizadora de América, y (esa eugenesia) y se llama el mestizaje, que es el “milagro americano”(El Imparcial, 24.4.1933). Luego añadió que “en cuanto se estudia la eugénica en su realización política, deben los pueblos matrices de nuestra cultura hispánica -única de la que se puede hablar con la vastedad y la amplia órbita con la que se habla de la latina-, reivindicar esa obra suya y resulta lógico que un mestizo americano la reconozca y la estudie, y que a los españoles interese”.

Su apología del mestizaje cristalizaría, finalmente, en los siguientes términos: “Por ser mestizo de sangre y de cultura representamos (los españoles) algo nuevo en el mundo y tenemos derecho al porvenir. Del mestizaje surgirá, según el sueño de Vasconcelos, la raza cósmica, el primer caso de raza positivamente universal. El quinto poder, los educadores, es el llamado a realizar el sueño eugénico de una humanidad mejor, a lograr una síntesis que totalice el hombre”.

Lo bueno de este planteamiento era que constituía un contrapunto frontal al nazismo. Mientras que este anhelaba una raza pura, la aria, Rodolfo Reyes defendía una raza mestiza, sin reparar en supremacías y purezas varias, ni aria, ni nórdica.

Eugenesia en las jornadas: problemas y soluciones

Para el considerado líder eugenista de España, Luis Huerta (en la imagen), la eugénica tenía que resolver dos problemas que afectaban seriamente a la humanidad: “el de la producción y el de la reproducción, es decir, el del reproductor, problema biológico racial y el del productor, problema sociológico, político”.

luis huertaCon relación al problema biológico-racial se preguntaba: “¿Conviene la reproducción ciega, anárquica, de los hombres y la miseria consiguiente y el avasallador imperialismo de los pueblos prolíficos, cuyas madres, como en la patria de Hitler, cifran su orgullo en ofrecer a la patria el octavo hijo, educándolo con estas palabras de su himno guerreo: “Hijo mío, perdimos la guerra porque tú no fuiste a ella. Ahora irás a vengar a tu padre?”

En cuanto al interrogante más conflictivo de la eugenesia y que también se plantearon los nazis y resolvieron de aquella manera asesina, Huerta preguntaba: “¿Importa la cantidad o la calidad de los hijos? ¿Se puede permanecer cruzados de brazos ante las masas de degenerados que llenan nuestros hospitales y de hambrientos del paro forzoso que empiezan ya a marchar sobre las grandes urbes?”. La pregunta era retórica, obviamente. Huerta apuntaba que “la finalidad de la eugénica es dar contestación a tan lacerantes preguntas, atraer la atención sobre las cuestiones de higiene racial en toda su amplitud”. Una amplitud que, finalmente, hacía de la eugenesia la panacea a todos los problemas habidos y por haber.

Ahora bien, ¿cuáles fueron las propuestas-soluciones dadas en las jornadas a tales interrogante? El doctor Noguera afirmó que “los asistentes conocen las soluciones más o menos aceptables, sin duda todas discutibles. No sabemos de ningún congreso científico que haya acertado a dar con la panacea de todos los problemas”. ¿Mal de muchos consuelo de tontos? No. Era la penosa constatación de un hecho incontrovertible.

Noguera reclamaba la atención del Estado y de los partidos políticos, pues sin ellos era imposible que la eugenesia se impusiera en la sociedad: “los partidos políticos deberían asumir dicha tarea para dar nueva savia a sus secos programas”. Y el Estado “debería asumir de forma decidida el problema de higiene racial que trata de resolver la eugénica”. El doctor Noguera, que era Presidente de la Liga Española para la reforma Sexual sobre bases científicas, enumeraba así las necesidades más perentorias, donde se mezclaban las específicas relativas al reproductor biológico y al productor social y político. En su relación exhaustiva se indicaban como medidas más necesarias e inmediatas: “establecer planes en la protección de la investigación y enseñanza eugénicos”. Se precisaba “la creación de laboratorios de genética dedicados al estudio experimental de las leyes de la herencia; obligatoriedad de los estudios eugénicos en las facultades de medicina, derecho, ciencias y escuelas normales, creación de institutos eugénicos que coordinen la labor de los centros biológicos y sociológicos -herencia y medio social- y que dicten normas prácticas de eugénicas el modo de del instituto de Biotipología de Fende (Argentina), en el que se estudian las historias de los que han de procrear y se les orienta o se les corrigen las taras: intensificación de la lucha contra las enfermedades degenerantes evitables; establecimiento de la coeducación de sexos, escuela única, protección jurídica de la madre y del hijo elevación del nivel cultural y económico del proletariado, abolición de la miserable explotación de los burdeles, delito sanitario de contagio y tantas otras medidas, cuya relación sería interminable, pedidas documentalmente por voces autorizada en las primeras jornadas eugénicas españolas (El Sol, 28.5.1933).

Como puede apreciarse, ninguna medida que atentara contra la dignidad de la persona.

La perspectiva social de Luis Hernández Alfonso

La propuesta de Luis Hernández Alfonso, autor del ensayo “Eugenesia y derecho a vivir” (1933), se centró en la producción social, económica y política del país, y de la que dependía el éxito o el fracaso de la implantación de la eugenesia. En un artículo, reproducido por el periódico La Libertad (19. 5.1933), criticaba acerbamente a ciertos “sabios” que “usan una lógica privativa” a la hora de abordar la eugenesia, olvidando las condiciones sociales, en las que viven aquellas personas sobre las que se quería imponer una eugenesia nada racional, nada justa y clasista”.

Su artículo era un compendio de ironía. Partía de una sería constatación donde señalaba que “hay seres humanos que, por carecer de medios económicos arrastran una existencia llena de sufrimientos materiales y morales. Padecen procesos degenerativos, anemias”. A continuación, añadía sarcásticamente: “Luego, -concluyen esos “sabios”-, matándolos, hacemos una obra de caridad. ¡Oh generosidad admirable!”. Y agregan que “la beneficencia grava el presupuesto de nuestra vida: como la sociedad ha de mantener a los imposibilitados, a los que carecen de medios de subsistencia, esos gastos hacen que hayan de pagar más caros los cigarrillos que fuman, la cerveza y el café que beber. Si lo dudáis, leed las obras del eugenista inglés Leonard Darwin (en la imagen). La conclusión es esta: “Hay que exterminar a los que carecen de medios para vivir”.

Leonard_DarwinHernández distinguía dos tipos de eugenesia, la de los ricos y la de los pobres. La de los primeros “se construye sobre tan inicuos cimientos, que así resulta deforme, monstruosa. Todo para los fuertes y para los ricos. Los ricos pueden engendrar consciente o inconscientemente, sirven a los intereses bastardos de los poderosos contra los débiles. Si se propusiera iguales medidas para todos los hombres no tendríamos que censurarlas como infamias, sino como equivocaciones”.

Pormenorizaría más su crítica a la eugenesia que solo favorece a las clases ricas sosteniendo que, al leer ciertas cosas, “comprendemos que junto a la preocupación científica hay un espíritu de defensa del que paga y un desdén rencoroso hacia el que ha de ser atendido gratuitamente. De ahí que ante casos de enajenación mental, el ilustre doctor aludido (Darwin) proponga aproximadamente esto: “Si el enfermo es rico, se le llevará a un sanatorio y se vigilará la procreación. Si es pobre se le esterilizará”.

Su conclusión era obvia: “La diferencia principal no está entre la enfermedad y la salud, sino entre la riqueza y la miseria”.

Y no; el profesor Hernández no era enemigo de la eugenesia. Al contrario: “Somos amantes de la Eugenesia. Pero no podemos ver sin protesta que una falange de hombres de ciencia, mistificándola, aceptando como inatacable la injusticia social, se coloque abiertamente en uno de los bandos contendientes, siendo así que esa ciencia no es lícitamente monopolizable”.

Como conclusión, sostenía unos principios políticos difícilmente digeribles por parte de los “ricos”: “No es legítimo utilizar la coacción social exclusivamente contra los débiles y en provecho de los poderosos. Hay que garantizar a todos los hombres el derecho a vivir; que ninguna criatura que nazca sana enferma por carencia de medios económicos; que toda madre sea atendida durante el embarazo; que los niños que nazcan débiles estén rodeados de cuantas atenciones quieren hoy poner esos sabios a la disposición de los ricos”.

Y, en relación con las campañas a favor de la eugenesia, el comentarista dirá: “Mientras las campañas eugenistas se basen en mezquinos y bastardos intereses que por su índole, no merecen beligerancia; mientras se pretenda sacrificar al menesteroso en beneficio de los acomodados, únicamente por serlo, falseando los hechos hasta el punto de considerarlos naturalmente inferiores a los primeros; mientras en una palabra se quiere utilizar la Eugenesia para llevar al grado máximo la tiranía odiosa ejercida por los privilegios, no podremos cooperar en la labor eugenistas quienes somos sincera y hondamente revolucionarios”.

chestertonSalvando las distancias, la actitud de Hernández recordaba las reflexiones del escritor G. K. Chesterton quien, en 1913, consideraba la eugenesia como un pretexto de las clases ricas para limitar los derechos y las libertades de las personas, que, según a la selección natural darwiniana, consideraban no aptas. Tanto Chesterton como Hernández, con una ideología en las antípodas, se rebelaron contra el abuso de una supuesta ciencia de unos sabios, los cuales, tras un mensaje demagógico de mejorar la raza se escondía implantar la ley del más fuerte.

HILDEGART FOTOHildegart: entrevistas a los conferenciantes

Terminadas las jornadas, Hildegart Rodríguez, entrevistó para el periódico La Libertad, donde era colaboradora, a algunos de los conferenciantes. Entre ellos, Roberto Novoa Santos, José María Otaola, Ossorio y Gallardo, César Juarros y Luis Huerta.

Rescato de esas entrevistas algunas de sus respuestas.

Roberto Novoa: “La degeneración de nuestras razas es precisamente una consecuencia de la civilización, de la domesticación y es preciso hacer un giro en la vida para retornar parcialmente a la libre Naturaleza (...) La libre procreación sin traba alguna salvo muy contadas ocasiones limitaciones es la única senda abierta de par en par a una eficaz selección de la estirpe para un futuro remoto”.

Roberto_Nóvoa_Santos_1927José María Otaola: “No creo que de ella (la eugenesia) se pueda pensar nada que no sirva para ensalzarla, propugnarla y desear que se haga realidad. Un miembro destacado de una orden religiosa extinguida en España la ha calificado de “pringosilla y manoseada” haciendo con ella símiles zootécnicos para despreciarla. La eugenesia se fija en la calidad, no en la cantidad. No son fácilmente hacederos todos los medios que pueden propugnarse para hacer factible, por lo menos en algunas de sus partes, la eugenesia (…) ¿El Estado debe fiscalizar la procreación? Cosa también compleja y escabrosa, a nuestro modo de entender”.

LA LIBERTAD. 31.5.1933. EUGENESIA-ENCUESTAÁngel Ossorio y Gallardo: “La eugenesia no es solo un problema fisiológico, sino también moral, y + serviría de muy poco robustecer físicamente la raza si al mismo tiempo no se depuran y enaltecen sus valores espirituales. Los problemas de la procreación consciente y de la limitación de la maternidad son, por su extraordinaria gravedad religiosa y social, propios para que cada cual los contemple a la luz de la propia conciencia, sin incurrir en la hipocresía derechista de condenar en los demás los actos que realizan los propios condenantes, ni en la izquierdista de disfrazar el egoísmo con teorías científicas y parapetar la flaqueza en textos de Medicina”.

César Juarros: “La limitación del número de hijos, provocada por propia decisión de un modo único puede justificarse por razones médicas. Cuando un embarazo haría peligrar la vida de la madre o cuando existen motivos serios para pensar que el nuevo ser ha de nacer enfermo, débil, incapaz de luchar por la existencia, condenado a parasitismo social, a ser desgraciado por casusas constitucionales. Fuera de estos casos esquivar la procreación tiene que ser estimado delito contra la especie (…) El hijo no puede continuar siendo eje del azar, del entusiasmo pasajero o del aplacamiento automático de una excitabilidad visceral. Engendrar constituye la función más transcendente de la vida. En cuanto a medidas prácticas, yo impondría el certificado prematrimonial con carácter de asesoramiento”.

Luis Huarte: “Se requiere una obra de saneamiento, mas no con un sentido localista, sino con un saneamiento integral que son: saneamiento de la raza (eugénica), saneamiento de las conciencias (educación); saneamiento del trabajo (ergología). Los males básicos de la sociedad -miseria, degeneración, ignorancia, prostitución-, no tienen arreglo si no es aniquilando todos los obstáculos tradicionales”.

ossorio juarros

Ossorio (Izq.) y César Juarros,

Primer Congreso Nacional de Sanidad

Al año siguiente de estas jornadas, se celebró en mayo de 1934 el Primer Congreso Nacional de Sanidad. Las credenciales de los congresistas se recogían en el Hotel Palace, lugar de los eventos, no así, su sesión inaugural que lo fue en la Sala Capitol (Avenida Eduardo Dato), bajo la presidencia de su Excelencia el sr. D. Niceto Alcalá Zamora, Presidente de la República.

El secretario del Congreso fue don Luis Nájera Angulo. Entre las personalidades señeras que participaron en el congreso figuraron el que, entonces, era director general de sanidad, José Verdes Montenegro, acompañado por dos ex directores generales de sanidad, Julio Bejarano y Marcelino Pascua, quien, como se ha visto, renunció a asistir a las Primeras Jornadas Eugénicas de 1933 por razones un tanto espurias. También asistió el doctor Gustavo Pittaluga, director de la Escuela de Sanidad y uno de los ponentes del Congreso.

Llama la atención que en este congreso la palabra eugenesia no apareció en ninguno de los títulos de las conferencias dictadas. Tampoco asistieron al evento ninguno de los adalides de la eugenesia, a pesar de que esta concitase el interés de todos y cada uno de los asuntos referidos a la higiene y mejora de la raza humana.  

Como dato curioso, rescato que en uno de los banquetes celebrados por los conferenciantes, asistiría Alejandro Lerroux, ex jefe de del gobierno. En su discurso, dijo que “desde su nacimiento el Partido Radical ha prestado una gran atención a las clases sanitarias”.

ESPAÑA MEDICA. 1.6.1034. PRIMER CONGRESO. FOTO

De forma simultánea, la Academia Nacional de Medicina celebró una sesión científica bajo la presidencia de Amalio Gimeno con la asistencia del doctor Slocker, Gregorio Marañón, el doctor Haro que habló sobre “Secreto profesional y eugenesia” e “interviniendo en su discusión del tema, los doctores Vital Aza, Simonena y Vallejo Nágera, director del servicio neuropsiquiátrico del dispensario central de la Cruz Roja” (La Libertad, 6.5.1934).

Jornadas médicas: Eugenesia positiva

La oposición a la eugenesia representada por la clase médica más progresista de España, la presentará la Sociedad Médico Farmacéutica de los santos Cosme y Damián, quien, con el pretexto de conmemorar su 50 aniversario, celebraría unas jornadas o congreso, en 1934, con un título más que beligerante “Eugenesia positiva”, dando a entender que la “eugenesia de los otros” era negativa. Significativamente, tuvieron lugar en el Hospital Sanitario del Espíritu Santo de Barcelona (La Vanguardia, 11.12.1934).

Tampoco asistieron ninguno de los médicos que intervinieron en las Jornadas eugenésicas de Madrid. Haré una referencia de los doctores que participaron en estas jornadas y el título de sus intervenciones.

Jaime Pujiula Dilmé: “Bases científicas de la herencias biológica”. Pedro Nubiola y Espinós: “Los medios excepcionales, las esterilizaciones y las interrupciones de la gestación en las cardiopatías, toxemias y nefropatías”. Ángel Gamissans Torrella: “La intervención del ginecólogo en la eugenesia”. José Gassó Vidal y Gerardo Pascual Briffá: “Los consultorios de lactantes como factor de eugenesia positiva”. Joaquín de Riba: “La pretendida eugenesia en las deformidades congénitas”.

Jaime Peyri: “El valor eugénico de la lucha antisifilítica para obtener un mejoramiento moral e intelectual de la raza”. Propuso “una lucha antivenérea, acompañada por una elevada práctica de la moral y de la religión”. También se mostró “partidario del sistema abolicionista de la prostitución, si bien con una intervención severa del Estado, quien, en ocasiones excepcionales, podría llegar a ser momentáneamente reglamentarista”.

El doctor Vilató habló de los “Trastornos producidos por uno de los medios anticoncepcionalistas”. En su opinión, los mejores medios eran “una sólida educación cristiana y una verdadera profilaxis prematrimonial inculcando un sentido dela moral.”

El doctor Barjau disertó sobre “Árboles genealógicos de tuberculosos”. Refutó “todas las aseveraciones de los autores partidarios del aborto” afirmando que “la tuberculosa debidamente controlada médicamente no es agravada por el embarazo, que acaba en fruto perfectamente viable”.

Estaba previsto que Antonio Vallejo Nágera disertase sobre “La esterilización de los psicópatas”, pero, finalmente, no lo hizo. El doctor Castro leería su trabajo, cuya tesis databa de 1932 , planteada en un artículo publicado en Acción Española (1.1.1932), con el título “Ilicitud científica de la esterilización eugénica”.

Posteriormente, Vallejo publicó el libro La asexualización de los psicópatas. Higiene de la raza (Ediciones Medicina, Madrid, 1934), comentado por el doctor Martínez Salazar en la Revista de Sanidad Militar, (15.2.1934).

REVISTA DE SANIDADMILITAR. 15.2.1934. VALLEJO

Según lo leído, Vallejo se mostraba opuesto a la esterilización -llamada, también, asexualización-, toda vez que “la herencia de las psicopatías no están nada fundamentadas científicamente, gracias a los trabajos de Ruding que demuestran haber en las sangres sanas estigmas morbosos como en las de los enfermos y a haber en la especie humana una tendencia a la eliminación de los estigmas morboso”. Dejémoslo aquí, pues retomaremos el tema otro artículo posterior dedicado a la “Esterilización y eugenesia”.

Las jornadas terminaron con una celebración religiosa en la catedral, a la que asistió el obispo de Barcelona, Manuel Irurita y Almandoz. Este fue el comentario de La Vanguardia: “En acción de gracias a Dios por la vida fructuosa de cincuenta años empleados en la acción católica, con el concurso de las ciencias médicas y la práctica cristiana de nuestras profesiones, se celebrará hoy en la capilla de los santos Cosme y Damián de la catedral una misa solemne, en la cual oficiará el doctor Miguel Hospital, asistido de otros capitulares. Predicará el doctor Manuel Irurita y Almandoz, obispo de Barcelona. A los médicos y farmacéuticos y sus familias y a todo el pueblo católico invita esta sociedad a dichos actos” (La Vanguardia, 18.12.1934).

En definitiva, durante la II República se perfilaron claramente dos modos diferentes de entender la eugenesia. En los años siguientes, ambas concepciones escenificarían sus diferencias en distintas jornadas y congresos.

Finalmente, y tras el golpe de 1936, solo quedaría una única, grande y libre eugenesia, la de Vallejo Nágera, asumida sin tapujos por el franquismo y que trató de implantar la higiene racial española donde los rojos no tenían lugar.

Aviso para navegantes de secano

Durante la II República, la eugenesia fue el tema estrella de conferencias y congresos organizados de forma continuada tanto por parte de sectores de izquierdas como de derechas. Los asuntos más controvertidos fueron la esterilización o asexualización de los psicópatas y débiles mentales, el aborto, la herencia y las supuestas enfermedades hereditarias (tuberculosis, sífilis, tisis), el certificado de nupcialidad, la higiene racial, la higiene mental, la higiene sexual, la prostitución, la anormalidad mental, etcétera.

Independientemente de que el concepto de eugenesia ya no se parecía en nada a su definición original, cabe destacar que fue un pretexto ambiguo para que, tanto en la Dictadura de Rivera como durante la II República, se cuestionaran la mayoría de los principios tradicionales que venían ahogando la formación de la ciudadanía en múltiples facetas de su vida como eran la anticoncepción, el derecho a morir, el amor libre, la eutanasia, el aborto, la vasectomía, la coeducación, la educación sexual, y, por otro lado, la necesaria creación de ambulatorios, de laboratorios científicos y, por supuesto, la mejora de las condiciones sociales y económicas de la época, sin las cuales era imposible salir de la pobreza. Eugenesia y revolución casi se convirtieron en palabras sinónimas.

Sin embargo, tras el golpe militar del 18 de julio, se impuso la eugenesia del franquismo, nada que ver con la eugenesia reivindicada por las izquierdas durante la II República. La eugenesia franquista era esencialmente racista y fascista, obsesionada por la purificación ideológica de la raza española donde no tenían cabida los rojos y sus descendientes, por lo que, no solo se los marginó, sino que se los hizo desaparecer como se había hecho durante la contienda militar. En cuanto al resto de las reivindicaciones anejas a la eugenesia, en especial las relativas a la higiene sexual y derivados, fueron considerados intrínsecamente perversos, cosa de comunistas y de bolcheviques. Ello demostraría la infinita distancia entre la eugenesia defendida por los republicanos y la que impusieron manu militari y con la bendición del hisopo los fascistas franquistas.

Desgraciadamente, han tenido que pasar más de cuarenta años para que la ciudadanía vuelva a recuperar viejas reivindicaciones forjadas muchas de ellas al cobijo de esta eugenesia representada por estos médicos españoles y que nada tuvo que ver con las aspiraciones supremacistas y totalitarias de algunos Estados europeos y americanos.

A pesar de que durante una cuantas décadas la palabra eugenesia desapareció de los predios periodísticos, conviene no bajar la guardia dialéctica, pues, de vez en cuando, suele emerger en boca de ciertos gerifaltes de derechas, con o sin sotana, con el fin de volver a confundir la opinión de la ciudadanía con su fantasma, revestido de nazismo.

La derecha y la Iglesia siguen condenando una eugenesia que nunca se puso en marcha en España durante la II República, ni en ninguna época

La derecha y la Iglesia siguen condenando una eugenesia que nunca se puso en marcha en España durante la II República, ni en ninguna época.

En 1980, el cardenal Jubany alertaba en su “Glosa dominical”, publicada en La Vanguardia, sobre el hecho de que “hoy se habla y se escribe sobre temas tan importantes como son el matrimonio, el divorcio, el aborto, la eugenesia, la eutanasia con una frivolidad sorprendente” (2.3.1980). Como quiera que lo que se defendía en España por parte de la izquierda sobre estas cuestiones no coincidía con las posiciones retrógradas de la Iglesia, todas venían a ser lo mismo: eugenesia. Y una eugenesia sin matices, es decir, pecaminosa y criminal.

En la conferencia episcopal en 2009 con motivo de la entrada en vigor de la nueva normativa sobre la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), los obispos condenaron lo que llamaron “un concepto de salud ambiguo”, pues ello equivalía “a la introducción de las llamadas indicaciones sociales y eugenésicas como justificación legal del aborto” (La Vanguardia, 2.7.2009). Nada más lejos de la verdad. El aborto propuesto por el gobierno tenía un carácter voluntario, nunca obligatorio. 

Y ya en la actualidad, un sector ideológico de derechas que sigue a pies juntillos los dictámenes de la jerarquía episcopal en estas materias, mantendrá que el aborto voluntario -juzgado como asesinato-, la manipulación genética, la exploración de la embriología humana y del tejido fetal, incluso, la eutanasia, son derivados diabólicos de aquella antigua eugenesia que ha emergido en la actualidad con violencia de géiser. Nadie negará que estamos ante unos descubrimientos científicos de gran calado y que, como sucedió con la eugenesia de Galton, serán las clases ricas -por lo general tan pudientes como creyentes-, las que saquen mayor fruto de ellos.

Condenan una “eugenésica deplorable y un nuevo Estado eugénico” (Abc (28.7.2021), que nadie ve por ningún lado, olvidando que lo que caracterizaba a un Estado eugénico en el pasado fue que el Estado obligaba por decreto la esterilización y el aborto de las personas indeseables. Que se sepa, no es esta la conducta del Estado en tales materias. Caso de serlo, la sociedad española se hubiese rebelado contra tales medidas.

Señalar como causas de esta nueva situación “el olvido de Dios y la indiferencia religiosa, origen de la ideología de género, el fundamentalismo, la xenofobia o la aporofobia (odio al pobre)” y, por supuesto, “la eugenesia comunista y bolchevique…”, es un pésimo chiste nada original. Es una música celestial repetida mil veces, cantada una y otra vez por la conferencia episcopal, para demonizar al poder político que no sigue los dictados de la Iglesia.


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