martes. 16.04.2024
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Fotos: María Ramos

¿Qué es un clásico? ¿En qué momento los clásicos dejan de ser clásicos? ¿De qué nos sirve ahora hablar sobre el escenario de purezas de sangre? En torno a estas cuestiones dice girar ‘Más es más’ de Tablo Tablo Teatro en una versión, más que libre, inspirada, en El retablo de las maravillas a cargo de Laura Esteban, que este jueves se presentó en la sección Almagro OFF del Festival de Teatro Clásico de Almagro.

La obra ha sido codirigida por Lucía Chamberí, Kevin Dornan y Víctor Longás, y la producción ha corrido a cargo de Kevin Dornan.

Volvemos al silo, a esa suerte de refugio antiaéreo donde estos días reina el teatro que anda con un pie en la afición, otro en la devoción y en que tantas buenas tardes de escenario nos regala, antes de que llegue la hora de los grandes nombres del cartel, una especie de teloneros de las grandes estrellas donde todavía podemos sentir que cada vez que se abre el telón es una aventura, pues apenas se pueden encontrar referencias de lo que se va a ver. 

Dicen que en el comienzo de todo, sólo existía un feed en blanco y un perfil yermo de imágenes que mostrar. Aún no nos había tocado ni una gota de este Jordán donde todos parecen ahogarse. Chanfalla y la Chirinos aún no habían escapado de la pluma de Cervantes ni habían descubierto la adicción del selfie. En esos tiempos, dicen, habitaban los clásicos. 

Tablo Tablo Teatro nos propone un espejo sobre el escenario. Un espejo donde mirarnos o una cámara desde la que retratarse y compartir la felicidad de estar allí, viendo teatro. “Me lo quiero creer porque lo he pagado”, dijo en algún momento Cervantes o lo ha imaginado Laura Esteban, que tanto da para la ocasión, pues el Retablo de las Maravillas es mero punto de apoyo en el que apoyarse para reflexionar sobre la contemporaneidad. 

Al principio todo es una caja blanca. Una imagen de ejemplo en el centro del escenario. Música enloquecida. Acción u opinión, he aquí la cuestión. “¿Y si fuera yo bastarda entre tantos legítimos?”. Ansiedad social contemporánea que parece anticipada en antiguas frases cervantinas. Música cada vez más enloquecida. Personajes arrastrados a creer que lo que pasa dentro del feed es una realidad que ya no se pretende cambiar, sino sólo maquillar para que quede bonita. 

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Estamos en el Retablo de las Maravillas o al menos eso nos dicen. No tenemos más miedo que consentir para no ser descubiertos. Cervantes no pudo hablar de esto. Creía que vería actores y actrices y sólo vemos jóvenes sobre el escenario hablando de sí mismos. Vemos un Cervantes homeopático, pero disimulamos presenciar una obra ejemplar. “No se te pasen de la memoria, Chirinos, mis advertimientos, principalmente los que te he dado para este nuevo embuste, que ha de salir tan a luz como el pasado del Llovista”, así arranca Don Miguel su retablo. Entonces caemos en la cuenta del engaño. 

Creíamos ver sobre el escenario a siete jóvenes actuando de sí mismos en un acto cercano a la improvisación, cuando en realidad eran siete actores jóvenes poniéndonos un espejo delante y llenando nuestro feed teatral de imágenes tan idílicas y tan falsas como en el retablo de las maravillas. Aquí el móvil no es una excusa, en este caso para ser contemporáneo, es la lente desde la que se ve el mundo. Creíamos que eran ellos mismos sobre el escenario, pero esto era sólo teatro. 

Ficha Técnica: ‘Más en Más’, compañía Tablo Tablo Teatro (Madrid), a partir de El retablo de las maravillas de Cervantes. Texto: Laura Esteban. Dirección y producción: Lucía Chamberí. Reparto: Palu Fernández, Camila Bordón, Nuria Gil, Pablo Blasco, Santiago Velázquez, Lucas Ares y Sara Janssen. Escenografía, iluminación y videoescena: Víctor Longas. Coreografía: Lucas Ares. Música: Kevin Dornan. Vestuario: Javier Noriega. Duración: 60 acelerados minutos.

El feed de las Maravillas