viernes. 29.03.2024
diarios completos

No ficción | JUAN LABORDA 

Los diarios -al igual que ocurre con el género epistolar, las memorias o la tan denostada auto ficción- no dejan de ser un intento vano de taxonomizar lo intangible. Es en ese camino de transformar lo habitual en arte es donde surge, o puede surgir, el hecho literario. No hay literatura sin memoria, al igual que no existe creación artística sin esfuerzo. En realidad, sólo hay dos géneros, decía un editor y amigo hoy desaparecido, la buena literatura y la mala. Distinguirlas es más fácil de lo que parece, a pesar de las discusiones bizantinas de nuestro tiempo. Una de las deudas pendientes del contexto actual es, precisamente, enseñar a los más jóvenes (y a los que no lo son tanto) a distinguir entre su gusto y la calidad artística, que lógicamente pueden coincidir o no.

Los diarios nacieron de la pulsión misma de la escritura y han sido elevados a altas cotas, como los de Jules Renard, o contaminados con todo tipo de toxinas ideológicas o justificativas (aquí me guardo los ejemplos). Mas todo eso lo sabe bien Manuel Rico, cuyos Diarios completos (Punto de Vista Editores, 2022), beben directamente de ese anhelo de perseguir un imposible. El sentir, así como el pensar, son oscuros, imprevisibles y zigzagueantes. Son, en definitiva, chispazos informes. Por eso en este volumen se abren pasiones inalcanzadas, rozadas con los dedos o superadas, en las que los que nos dedicamos a las letras podemos vernos y pensarnos. Y los que no también, pues se dibuja con la precisión que es posible, siempre esquiva y difusa, el proceso creativo, entre muchas otras cuestiones.

Trasladar el magma abstracto del hipotálamo a la concreción negro sobre blanco (libro, óleo, escultura o el formato que sea) es harto complejo. Los mimbres necesarios para hacerlo son aquí el continuo espacio tiempo. La obra se divide en dos etapas, cuyos lindes se sitúan entre 1985-1991 y 2000-2008.

Manuel Rico, como un arqueólogo de sí mismo, se asoma a sus notas de juventud como el hallazgo que son

Desde el prólogo impagable, en el que se nos muestra, como las venas abiertas del caudal creativo, la génesis y construcción de estos diarios, observamos conceptos de lo más sugerentes. Rico, como un arqueólogo de sí mismo (y de varias generaciones) se asoma a sus notas de juventud como el hallazgo que son. Y lo hace a la manera de El manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki, si se me permite la licencia. Lo vivido se convierte en un relato dentro de otro relato, como una muñeca rusa del existir. Y todo parte de las letras. Recuperar unas anotaciones ajadas de treinta años atrás es tanto como iniciar una aventura arqueológica y emocional. Un hilo del que tirar. Es más, el autor nos habla incluso de textos suyos perdidos, como es el caso del poemario Donde mueren los trenes de la noche. Hay mucho de misterio y otro tanto de ejercicio de estilo en ellos, pues los experimentos que ciertas generaciones han dejado en redes sociales, él los hizo en papel y los recuperó para pulirlos y publicarlos un tiempo después. Así, estos diarios son, por decirlo con Marc Ferro, el reflejo de los momentos en los que vivió el escritor, pero también de las distintas versiones de sí mismo. Eso por no citar la heterogeneidad formal y orgánica que los constituye: crítica literaria, crónica política, historia pura y dura, paisajismo, anécdota sustanciosa, lírica contenida...pero quizá, una de las cuestiones más reseñables sea la propia mirada del autor hacia el mundo y hacia sí mismo.

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Manuel Rico, en el Festival ExPoesía. Soria, 2020

De este modo, en la primera parte quiero ver destilados algunos conceptos de forma indirecta. Se traslucen aquí las sombras inevitables de cualquier proceso creador de largo recorrido. Lo vaporoso, la duda en la determinación o lo improbable también juegan un papel en esta pieza de la memoria. Cuestionar el camino propio, a pesar de la vocación y del cultivo con ahínco de las obsesiones, resulta algo fascinante. De hecho, algunas ideas bordean, o así lo quiero ver yo, el famoso síndrome del impostor. No deja de ser llamativo, pues la inclinación literaria se decanta en cada página. Incluso, en ocasiones, Manuel Rico se deconstruye mostrando fortalezas y vulnerabilidades que, en realidad, no existen. No son ciertas (o sí), más allá del sentir puntual y sincero del escritor que se analiza con honestidad. Son los demonios libérrimos, combativos e imprescindibles, que jalonan la existencia de cualquier autor. Sin ellos, no hay conflicto interior y, por ende, toda letra nace muerta.

Este es un libro para aprender, para volver a ciertos libros o para descubrirlos, perfilados siempre desde la visión del autor

Observamos también en estos diarios una historia viva de la literatura española (aunque no deja de haber constantes incursiones en otras latitudes) de Juan Benet a Sánchez Ferlosio, pasando por Llamazares, Mújica Láinez o Umbral (también memorialista), por citar sólo algunos grandes nombres de la lista interminable de lecturas. Y es este un periplo nada complaciente, bien sincero, lo cual se agradece en estos últimos años en los que la crítica literaria se ha confundido de manera descarada con la promoción editorial. La historia de la literatura reciente aparece aquí como un teatro de sombras chinescas. Pulsos, talentos y situaciones se dejan ver por las esquinas del tablero. Este es un libro para aprender, para volver a ciertos libros o para descubrirlos, perfilados siempre desde la visión del autor.

No podemos desatender, puesto que la vida es múltiple, llena de prismas y límites que alimentan a las letras, las vetas que se dejan ver en estas páginas. Así, observamos al padre de familia que lleva a su hija al cole, al hombre comprometido con la justicia social, al paseante que recorre los pueblos (y los barrios) con mirada atenta, al poeta que trata de no perderse en sus versos, al lector pertinaz o al emprendedor inquieto de líneas editoriales. Con sus luces cotidianas y sus sombras perpetuas (o a la inversa), compañeras inevitables de la musa Calíope, Manuel Rico se narra a través de este libro. Es, en definitiva, un autorretrato de un tiempo cambiante y de un autor que ha hecho de la creación y de la cultura su camino, su motor y su casa.

MANUEL RICO. Diarios completos. Punto de Vista Editores. Madrid, 2022. COMPRA ONLINE


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JUAN LABORDA BARCELÓ. Escritor e historiador

De lo cotidiano e intangible | Sobre "Diarios completos", de Manuel Rico