viernes. 03.05.2024
Foto: Angel Tomás Monedo López

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

Angel Tomás Monedo López

Cada concierto supone una parte previa basada en unas expectativas basadas en referencias propias o ajenas, de escuchas previas de programas musicales o videos que dan una forma previa de lo que se va a encontrar luego en la sala de conciertos. Hay artistas que rompen cualquier de estas ideas previas con su puesta en escena, un buen ejemplo lo llevo a cabo el artista sevillano Quentin Gas en su actuación el sábado 13 de abril en la sala Caracol dentro de la programación de SoundIsidro. Describir su actuación lleva a un viaje por la improvisación teatral y un viaje al cante flamenco que rompe con de los cánones de este arte. Su cante recuerda por momentos la voz de Juan Moneo Lara ‘El Torta’, uno de los cantaores más influyentes de las últimas décadas del flamenco jerezano que acercó siempre sus inquietudes a las del público adolescente, al rostro flamenco le añade una fusión electrónica, con una atmósfera de samples a lo Black Sabbath. Quentin actuó en la sala madrileña en formato solo dejando para otra ocasión su colaboración con los Zíngaros, aunque estaba anunciado en la programación, Quentin se disculpó en el escenario por no poder llevar a una banda como acompañante. Si ya la sensación sonora envolvente que crea el artista sevillano en solitario es significativa, no quiero pensar la potencia y fuerza que tiene que crear con una banda de apoyo que ayude en su proyecto musical. Es capaz de deconstruir el compás flamenco, inundándolo de beats y enriqueciendo cada verso con bases de sonidos urbanos y cambios de ritmo; en el que aparece la fusión del Flamenco, rock, electrónica y hip hop que muestra influencias que van desde Lole y Manuel por un lado y Tame Impala Thom Yorke por otro.

Quentin, un artista aventurero e innovador que propone una fusión de sonidos y voces tan necesarios en la escena musical más vanguardista

Hay que destacar la invitación que hizo Quentin a su hermano Curro Vargas a la guitarra flamenca que le acompañó dando fuerza a sus raíces flamencas y el apoyo familiar a su propuesta musical. Presentó esbozos de nuevo disco “El mundo se quema” manteniendo su filosofía de coger algo que ya está hecho en la música y darle un poco la vuelta, un proyecto musical que trata de hacer algo arriesgado en la escena más trasgresora del flamenco del siglo XXI. Quentin, mestizo de madre gitana y padre payo, incluye en sus letras mensajes transgresores dirigidos a los dos mundos en los que se desenvuelve de manera natural. En su tema “el mundo se quema” se atreve a exclamar “y tu gitano cambia un poco que llevas siglos con los mismos cantando”. Sobre el escenario es pura pasión y aventura, algo que demostró en su actuación en el siroco cuando saltó del escenario y se mezcló con el público hasta alzarse en la barra de la sala, sorprendiendo a un público que recibía a un palmo de sus rostros letras como “tienes que pasar fatigas por todo aquello que a mí me has hecho” acelerando las pulsaciones de la audiencia, ya en el escenario Quentin decía “me va a dar un infarto”, pero solo era un amago de la energía y química que se creó en un concierto irrepetible. 

Saliendo del Siroco nos encontramos de nuevo a Quentin en la calle cantando unas estrofas y después juntándose con los que acudieron al concierto vendiendo parte del merchandising en la calle de manera improvisada. Agradecer la propuesta de Quentin, un artista aventurero, innovador y que propone una fusión de sonidos y voces tan necesarios en la escena musical más vanguardista, que dejará más citas futuras de su exploración continua de instrumentos y sonidos.

'Quentin gas', bandera del flamenco más psicodélico