domingo. 28.04.2024

Adrián Guerrero del Carmen 

Maddie, una joven alocada que trabaja de conductora de uber, se ve asediada por las deudas. Ha perdido su coche, y si no vuelve a trabajar, pronto perderá su casa. De pronto, se topa con un curioso anuncio de trabajo: unos padres adinerados regalarán un coche a aquella mujer que salga con el introvertido de su hijo, Percy, que pronto irá a la universidad. Maddie descubrirá que el trabajo es más complicado de lo que parecía, y que, bajo la máscara de antisocial, Percy es un chico maravilloso. 

La película engarza grácilmente la narración a golpe de escena cómica. Muchas de ellas tremendamente divertidas. Fuera de ese efecto, lo que queda no tiene demasiado brillo. Juega la carta de la risa. Si entras en su humor, la película te es de provecho, si, por el contrario, el gag no tiene demasiado efecto, emerge el aburrimiento. Pero la gracia de Stupnitsky tiene el suficiente nervio, la suficiente entereza, como para que los remansos dramáticos no adormezcan la película, como para que continuamente estés pidiendo más. 

Una película desternillante, picante, absurda, cruel, que ahonda en la crisis social de la adolescencia, y en la crisis económica de la emancipación

El film bebe y disfruta de dos intérpretes en estado de gracia. La sinergia entre ellos brinda comicidad en el juego de polarización de caracteres en el que se encuentran. Jennifer Lawrence saca su lado más gamberro, más histriónico, y lo sublima en la macarra sinvergonzonería a la que su autor aspira. Andrew Feldman da buena cuenta de sus amplias dotes artísticas y de su capacidad para hacer de pardillo. 

sin_malos_rollos

La película goza de una inexistente autocensura y de una orgullosa inclinación estética hacia el cine chorra. La tontería como esencia no deviene, sin embargo, en una película carente de estilo. Stupnitsky le brinda el suyo propio, el domado y moldeado durante tantos años de comedias y chistes tontos. Así, nos encontramos con una película desternillante, picante, absurda, cruel, que ahonda en la crisis social de la adolescencia, y en la crisis económica de la emancipación, todo con la suavidad y tacto de un martillo. 

'Sin malos rollos' es una comedia de verano estupenda. Con la frescura del cine noventero más absurdo destapa el bote de las risas y el de las esencias olvidadas. 

'Sin malos rollos'