sábado. 20.04.2024
addic

La adicción al trabajo o síndrome trabajólico, del inglés workaholic, popularizado en 1971 por Wayne Oates en su libro Confessions of workaholic, es un trastorno caracterizado por dedicar al trabajo una desmedida cantidad de tiempo y energía de una manera compulsiva, que conlleva desajustes severos tanto en el trabajo,  como en el  resto de los aspectos de su vida.

En el desarrollo de esta adicción confluyen rasgos de personalidad y factores ambientales, con dificultad para distinguir el límite entre una dedicación al trabajo y la adicción al mismo.

Hay un desarrollo evolutivo de esta adicción: Primero, una etapa de máxima dedicación al trabajo con un comportamiento autoritario con su entorno laboral y familiar. En segundo lugar, aparece un deterioro del rendimiento laboral debido al estrés emocional y deterioro de las relaciones con su entorno laboral, en este período puede empezar el consumo de tranquilizantes. En tercer lugar, surgen las complicaciones físicas (psicosomáticas) y emocionales. En una última fase pueden aparecer graves crisis de enfermedades médicas e incluso la muerte súbita.

Se ha descrito un perfil psicosocial de estas personas adictas al trabajo: Son negadores de su situación, tienen una deficiente comunicación interpersonal, tienen alta necesidad de control debido a su baja autoestima, utilizan esta adicción para compensar sus sentimientos de inferioridad. Todo esto le lleva a un excesivo compromiso con la organización para la que trabajan.

A diferencia de otras adicciones, en esta hay una clara aceptación social, trabajar más de la cuenta como en fines de semana o vacaciones se considera respetable e incluso es valorado positivamente

Hay una serie de complicaciones físicas y somáticas ligadas a esta adicción: Así, problemas de mala alimentación con tendencia a la comida basura, derivado de esta mala alimentación y del sedentarismo son frecuentes las complicaciones cardiovasculares.

También hay complicaciones a nivel neurocognitivo como un pensamiento en bucle alrededor de temas relacionados con el trabajo, más ansiedad, más irritabilidad, humor variable en función de logros o fracasos laborales

A diferencia de otras adicciones, la recompensa de la adicción no es inmediata por el consumo, aquí la recompensa es diferida y el placer viene dado por el éxito laboral y el poder derivado de su ejercicio profesional. También a diferencia de otras adicciones, en esta hay una clara aceptación social, trabajar más de la cuenta como en fines de semana o vacaciones se considera respetable e incluso es valorado positivamente.

Se han descrito tres patrones de adictos al trabajo: Uno es el complaciente, menos ambicioso y más sociable, necesita la aprobación de sus jefes y compañeros, su personalidad tiene marcados rasgos de dependencia. El segundo patrón corresponde al tipo controlador, ambicioso y que le horroriza perder el control de cualquier situación, tiene rasgos de personalidad obsesivo-compulsivos. Un tercer tipo de patrón es el narcisista, con un marcado egocentrismo, en este, el sustrato de su personalidad marca la necesidad de ser idolatrado por su grupo laboral, como necesidad básica de compensación de su complejo de inferioridad.

En la prevención de este síndrome adictivo es necesario considerar tres niveles. En el nivel primario, es eficaz realizar talleres de control emocional y reducción del estrés junto con aprendizaje de estrategias de afrontamiento. En el segundo nivel de prevención, formar grupos de apoyo entre compañeros que favorezcan el apoyo a adictos o posibles adictos. En el nivel terciario, es necesario la aplicación de psicoterapia cognitivo para adquirir patrones de comportamiento más adaptativos y así mismo técnicas conductuales dirigidas a disminuir su nivel de autoexigencia, modificando sus hábitos como es seguir un horario razonable, realizar ejercicios de relajación, aprender a gestionar bien los descansos y ser capaz de detectar situaciones que faciliten recaer en la adicción.

Adicción al trabajo: el síndrome trabajólico