Pues ya está aquí la madre de todos los estrenos nacionales de este 2015 que ya empieza a dar sus últimos coletazos de ballena. Nos referimos como no a la secuela de Ocho 
apellidos vascos titulada Ocho Apellidos Catalanes (todas las palabras con mayúscula inicial bajo petición expresa de la distribuidora, aunque vaya en contra de lo establecido por la RAE). Estaba claro que después del clamoroso y muy inesperado éxito de una película cuyos objetivos iniciales no pasaban de ser resultones había que tirar de veta e intentar repetir la hazaña económica lograda con anterioridad. Incluso los mismos protagonistas han confesado que todo el revuelo provocado por la que ya se ha considerado como película más taquillera del cine español les había pillado tan desprevenidos que tenían la sensación de no haber participado de los cuantiosos beneficios obtenidos. Así que con mejoras de contratos incluidas se nos presenta esta nueva muestra de choque culturo-autonómico cuya trama se localiza en esta ocasión en la actual Catalunya secesionista. Allí las alarmas de Koldo (Karra Elejalde) se encienden cuando se entera de que su hija Amaia (Clara Lago), tras romper con Rafa (Dani Rovira), se ha enamorado de un catalán (Berto Romero). Decide entonces poner rumbo a Sevilla para convencer a Rafa de que lo acompañe a Cataluña para rescatar a Amaia de los brazos del joven y de su ambiente. Es curioso y hasta cierto punto lógico el secretismo con el que se ha llevado el rodaje y cualquier otra noticia acerca de esta producción; incluso ha trascendido que a los actores se les entregó el guión con una portada donde se podía leer el surrealista título de Marcianos en la Tierra, todo para evitar cualquier tipo de filtración que 
diera al traste con la sorpresa que debe ser su ansiado visionado. Ya veremos y opinaremos, porque pocos serán los que no pasen por caja aunque sólo sea para hablar mal de ella. El resto de estrenos palidece ante vascos, andaluces y catalanes. Abrazando el drama social, llega a las pantallas Sonata para violonchelo, de Anna Bofarull, que atrasó su estreno en una semana y trata el tema de la fibromialgia, una enfermedad crónica sin causa conocida, en la figura de una reconocida violonchelista que una vez diagnosticada, intenta seguir tocando aunque su vida se convierta en un combate con su propio cuerpo. Dos documentales completan la oferta nacional de esta semana: por un lado el muy curioso I am your father, de Toni Bestard y Marcos Cabotá, donde se repasa la figura de David Prowse, el hombre que encarnó a Darth Vader, el villano más memorable de la historia del cine, de forma anónima y sin mostrar nunca su cara. El actor, que vive en completo anonimato Londres, explica el porqué de sus desavenencias con Lucas y Spielberg que le llevaron a ser despedido de la saga. El segundo documental es Tchindas, de Pablo García Pérez de Lara, y trata sobre la figura de Tchinda Andrade, la transexual que ha dado nombre a todos los trans de San Vicente, una pequeña isla ubicada en Cabo Verde. Los estrenos internacionales llegan con cierto aire indie norteamericano con títulos como Mistress América y Grandma. El primero es el último trabajo de Noah 
Baumbach, director entre otras de Frances Ha o la más reciente Mientras seamos jóvenes, y nos cuenta las peripecias de una universitaria aspirante a escritora que hallará la inspiración para su obra en la figura de una nuevayorquesa que por su ímpetu recuerda al más histriónico Woody Allen. Grandma por su parte es una comedia salpicada de momentos dramáticos que nos habla de solidaridad y conflictos intergeneracionales. El polar francés siempre ha sido uno de los géneros por excelencia del cine galo. Esta semana nos llega un buen ejemplo Conexión Marsella, un thriller de acción dirigido por Cédric Jiménez que se adentra en el mundo del crimen organizado y más concretamente de La French Connection, una operación de la mafia que exporta heroína a todo el mundo. Protagoniza el film Jean Dujardin, ganador del Oscar en 2011 por la silente The Artist. De Gran Bretaña arriba Life, de Anton Corbjin, vehículo ideal para mitómanos que nos explica la amistad entre el fotógrafo Dennis Stock y el actor James Dean. Por último, el toque exótico viene de la mano de la coreana Niebla (Haemoo), un tremebundo drama que tiene lugar en alta mar cuando la tripulación de un barco de pesca se ve obligada por culpa de la crisis a cambiar sus labores rutinarias por otras un poco más peligrosas.
