sábado. 20.04.2024
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En muchas ocasiones el cine ha ayudado a eliminar los prejuicios de la sociedad, pero mitos como el del “amor romántico”, muy recurrente en la ficción, ofrecen a la población adolescente una idea equivocada y machista del amor. Además, el 87% de las personas guionistas son hombres, algo que fomenta la representación de los habituales tópicos femeninos y la sexualización de las mujeres.

En la sociedad actual, el cine es uno de los medios con mayor capacidad de difusión. Desde sus orígenes ha tenido la habilidad de cambiar actitudes, estilos de vida y pensamientos de la sociedad, influyendo así en nuestra percepción de la realidad y en nuestras pautas de consumo, determinando lo que está “de moda” o lo que “está bien”.

El cine es capaz de eliminar prejuicios y fomentar la aceptación de lo diferente. Por ello, si el cine ofrece una visión positiva de algún colectivo o conducta, los espectadores y las espectadoras acabarán aceptando esas cuestiones.

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Por ejemplo películas como “Brokeback Mountain” ayudan a que la homosexualidad deje de ser un tabú. También se ofrece una nueva visión sobre la ruptura familiar e incluso sobre el adulterio en cintas como “Memorias de África” o “Los puentes de Madison”. O sobre la eutanasia con filmes como “Million Dollar Baby” o “Mar adentro”.

A pesar de esos filmes, hoy en día la mayoría de las películas se centran en los asuntos de blancos, no transgénero, heterosexuales, masculinos y sin discapacidad alguna. Se supone que el cine es el reflejo de la sociedad, por ello es muy importante que se adopten medidas inclusivas de género, raza o sexualidad, entre otras.

El cine adolescente y la violencia machista en la juventud

Si el cine influye en la sociedad, lo hace aún más en la población adolescente. Películas como “Tres metros sobre el cielo” ofrecen a las adolescentes una idea del amor en el que todo vale, en el que si no duele o si no hay celos no es amor, en el que hay que acatar todo lo que diga su pareja por miedo a que las dejen. De esta manera se representa una idea de dependencia y unas prácticas amorosas que pueden llegar a ser tóxicas y que son dañinas para la mujer e incluso para el hombre, puesto que se transmite la idea de una masculinidad alfa que los adolescentes creen que deben asumir. 

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Muchas jóvenes en la actualidad creen firmemente en el mito del “amor romántico”, uno de los más peligrosos. Esta idea asegura que el amor es capaz de reformar a los “chicos malos”. Lo que termina justificando toda clase de comportamientos violentos, supuestamente, por amor.

Este modelo se suma a los mitos de “la media naranja” o “el príncipe azul”, que contribuyen a reforzar los roles de género creando mujeres pasivas, frágiles y delicadas, y hombres activos, protectores y dominantes, promoviendo de esta manera la desigualdad entre hombres y mujeres.

La representación de las mujeres en el cine

La vertiente más predominante, genérica y habitual en el cine siempre ha sido representar a las mujers en roles de subordinación asignados por una sociedad patriarcal y desigual. De esta manera, los protagonistas de las películas son mayoritariamente masculinos y representan ese concepto de héroe salvador de la humanidad. Tal y como afirma María Castejón, Doctora en Historia, profesora, investigadora y crítica de cine, “los roles de las mujeres en el cine se han basado en esperar a ese héroe para finalmente ser su trofeo”.

Aunque también podemos encontrar gloriosas excepciones de mujeres heroínas con papeles protagonistas como Escarlata O’hara (“Lo que el viento se llevó”) y en el cine actual con Katniss Everdeen (“Los juegos del hambre”), Diana (“Wonder Woman”), Furia (“Mad Max: Fury Road”), “Thelma y Louise” o “Frida”. También en películas de animación como “Brave” o en las series “Big Little Lies” o “El cuento de la criada”.

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Google y el Geena Davis Institute llevó a cabo un estudio sobre las películas estrenadas en Estados Unidos entre 2014 y 2016. Llegaron a la conclusión de que en el cine de terror las mujeres aparecen un 53% de tiempo de promedio en pantalla, superando con diez puntos las cifras del género romántico, y situándose por encima de la comedia, la ciencia ficción, el drama, el cine de acción, el biográfico y el de crimen. A pesar de que los hombres hablan mucho más y aparecen más tiempo en pantalla que las mujeres en la mayoría de géneros, el cine de terror es una excepción. Concluyeron que en los largometrajes de terror las mujeres hablan más que en cualquier otro género cinematográfico.

Aun así, estas representaciones siguen siendo mínimas y esporádicas, ya que la tendencia entre los guionistas es crear el guion en función de personajes que inicialmente son intrínsecamente masculinos, a no ser que haya algo específico que los haga femeninos. Es decir, la primera idea de un guion mayoritariamente será concebida con un personaje principal masculino.

Raphael Bob-Waksberg, creador de la serie de animación “BoJack Horseman”, afirmó que "asumimos que cualquier personaje, por defecto, es masculino, por lo que hacer que sea femenino es como un detalle adicional", y añadió "en caso de que no esté siendo cien por cien claro, este pensamiento es estúpido y equivocado y se perpetuará a menos que trabajes activamente contra ello".

El problema reside en que la mayoría de las mujeres no nos reconocemos en los personajes femeninos, puesto que estos están creados mayoritariamente por hombres. Estos roles tradicionales que proyecta el cine sobre las mujeres poco tienen que ver con las identidades reales de las mujeres y sus experiencias.

La profesora E. Ann Kaplan en su obra “Las mujeres y el cine: A ambos lados de la cámara” de 1983, afirma que los personajes femeninos son pensados, escritos y dirigidos en base al “subconsciente del patriarcado”, es decir, se representa a la mujer desde la subjetividad masculina como algo desconocido, volátil, traicionero, de lo que hay que cuidarse y hay que dominar.

¿Son las mujeres relevantes en los relatos?

Laura Mulvey, profesora, cineasta y feminista británica, llegó en 1975 a la conclusión de que la mujer es colocada en el cine básica y únicamente como un objeto de deseo. El hombre, en cambio, participa activamente y lleva toda la narración siendo dueño del discurso y de la acción. La mujer simplemente le acompaña y sufre las consecuencias de las acciones de otros personajes masculinos. Además, la mujer es fragmentada por la cámara y su desnudez siempre implica erotización. 

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“Resulta llamativo que el héroe suele ser hombre y la mujer suele ser parte de la recompensa. De aquí surge la idea de la mujer como acompañante romántico, dama en peligro (como parte de las pruebas) y la mujer como objetivo; estos podrían ser los 3 roles más comunes que ofrece Hollywood a las mujeres, y los que han permanecido con mayor fuerza en la actualidad”, afirma el guionista Christopher Vogler en su libro “The Writer’s Journey: Mythic Structure For Writers” de 2007. Además, en el cine siempre se representan los habituales “tópicos femeninos tradicionales como “la chica buena”, “la chica mala” o “la femme fatale”. Algunas más hipersexualizadas, otras menos, pero en todos los casos su apariencia física tiene una gran importancia. Todas ellas se ajustan a los cánones de belleza occidentales actuales”.

María Castejón puntualiza que “hay una gran diferencia entre las mujeres que utilizan la sexualidad como una estrategia o arma”, y las mujeres que son explotadas y exhibidas en la pantalla por su sexualidad. Películas como “Instinto Básico” muestran a la protagonista como “la agente de su sexualidad, pero eso no quiere decir que ya no se sexualice a la mujer”.

Test de Bechdel

Desde hace años, muchos espectadores y espectadoras, debido a su conciencia feminista, revisan todas las películas y series y las ponen a prueba para determinar si existe algún tipo de desigualdad o discriminación entre sexos. Para ello, una de las herramientas más utilizadas es el famoso Test de Bechdel.

En 1985 la dibujante Alison Bechdel publicó una tira cómica titulada “The Rule” en la que mostraba una conversación entre dos mujeres que querían ir al cine. Una de ellas comenta que solo accede a ver películas que cumplan tres requisitos: que incluyan al menos dos personajes femeninos con nombre, que estos compartan escena y hablen entre sí, y que la conversación no trate acerca de hombres.

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Desde entonces, se ha utilizado esta sencilla prueba para determinar la presencia de la mujer respecto al hombre especialmente en el cine.

Contamos con muchas películas taquilleras que no pasan este test: “Star Wars”, “El Señor de los Anillos”, “X-Men”, “Avatar”, “Regreso al Futuro”, “Piratas del Caribe”. Incluso películas cuya protagonista es una mujer como “Desayuno con diamantes”, “Lara Croft: Tomb Raider” o “Gravity”.

Mujeres cineastas: detrás de las cámaras

Ya hemos visto la escasa y desacertada representación de la mujer en la pequeña y gran pantalla, pero ¿qué ocurre si nos centramos en las mujeres cineastas que trabajan detrás de las cámaras?

La Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales ha presentado recientemente el “INFORME CIMA 2017” sobre “La representatividad de las mujeres en el sector cinematográfico español”, realizado por Sara Cuenca. De los 131 largometrajes analizados, 80 era de ficción, 3 de animación y 48 documentales. Los datos indican que las mujeres representan un 24% del total del cine, frente a los hombres que representan el 76%. Además, los hombres ocupan más del 70% de los cargos de responsabilidad. 

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El informe afirma que siguen existiendo trabajos y tareas totalmente masculinizadas en las que predominan los hombres, como producción (74%), dirección (88%), guion (87%), composición musical (96%), dirección de fotografía (93%), montaje (80%), responsable de sonido (93%) y efectos especiales (99%).

Al igual que existen áreas feminizadas como diseño de vestuario (86%) y maquillaje y peluquería (72%).

Teniendo en cuenta que solo el 13% de los guiones son escritos por mujeres, es imposible que se muestre una imagen acertada y real de las mujeres en los personajes femeninos, puesto que la gran mayoría son creados por guionistas hombres.

El profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco A. Zurian, ha dirigido un proyecto del Grupo de Investigación Complutense “GECA: Género, Estética y Cultura Audiovisual”. Fruto de este proyecto han surgido dos libros: “Miradas de mujer: cineastas españolas para el siglo XXI” y “Construyendo una mirada propia: mujeres directoras en el cine español. De los orígenes al año 2000”.

El objetivo de los dos estudios es dar visibilidad a las mujeres en el ámbito del arte audiovisual. De esta manera, los investigadores e investigadoras, coordinados por el profesor Zurian, realizan “un estudio crítico de las diversas cinematografías, poética, estéticas y creaciones de las directoras tratadas, tan diferentes y distintas entre sí pese al tópico que se ha querido generalizar de que todas las mujeres directoras hacen un cine muy semejante”. 

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Francisco Zurian cree que “es difícil cambiar las cosas pero hay que darse cuenta de que es un problema social, educacional y cultural. Lo que ocurre en el cine también ocurre en todos los ámbitos de trabajo, por lo que la solución es cambiar la forma de pensar de toda la sociedad”, y afirma que “el esquema cultural general de la sociedad es machista puesto que llevamos toda la historia siendo así”. Por ello, en la industria del cine siempre ha sido y sigue siendo más difícil confiar en un proyecto que presenta una mujer que en uno presentado por un hombre.

A pesar de ello, “hay que reconocer que en el ámbito audiovisual está mejorando muchísimo la representación de la mujer. Ya vemos mujeres que tienen peso argumental en la película y que no son un simple objeto decorativo, pero también es cierto que falta mucho por hacer”.

Alaba el trabajo de CIMA por clamar siempre contra la desigualdad que sufre el mundo femenino en el mercado audiovisual y celebra iniciativas como la firma de la “Carta de paridad e Inclusión del mundo femenino en la industria audiovisual” que se llevó a cabo el pasado 23 de septiembre en el Festival de San Sebastián. Y defiende que “cuanto más concienciados estén directores, guionistas y sobre todo los productores, las cosas mejorarán de verdad.”

Fotos: Archivo AmecoPress.

Pie de foto: 1) Heath Ledger y Jake Gyllenhaal en “Brokeback Mountain” del año 2005; 2) Fotograma de la película "Tres metros sobre el cielo" del año 2010; 3) La directora Patty Jenkins con la actriz Gal Gadot en el rodaje de la película “Wonder Woman”; 4) Fotograma de la película “El lobo de Wall Street” del año 2013; 5) Tira cómica titulada “The Rule” de 1985 publicada por la dibujante Alison Bechdel en “Dykes to Watch Out For”; 6) Tabla del “INFORME CIMA 2017”; 7) Alice Guy, primera mujer en ser realizadora de una película.

Fuente: AmecoPress

La mujer en el cine: el trofeo del héroe