jueves. 18.04.2024
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No siempre los sueños acaban convirtiéndose en realidad. Factores externos o situaciones que se escapan a nuestro control toman el mando de las operaciones y acaban por hacer añicos nuestras ilusiones. Y si esto ya ocurre en los llamados países del primer mundo ya nos podemos imaginar lo que pasa en aquellos lugares donde las leyes estrictas privativas de libertad campean a sus anchas.

Este el caso de la República islámica de Afganistan, un país en el que cuando parecía que empezaban a asomar la cabeza tras la intervención estadounidense a raíz de los atentados del 11-S, paulatinamente fue retrocediendo en su democratización para volver a caer en las sangrientas y restrictivas manos talibanes (por desgracia hace muy pocos días hemos tenido que lamentar la pérdida de dos compatriotas en un brutal ataque del ejército talibán a la embajada española en Kabul).

La historia de Boxing for Freedom se centra en la figura de las hermanas Rahimi, Shabnam y Radam, dos mujeres que se dedican al noble arte del boxeo en un país donde a duras penas las mujeres tienen algún derecho equiparable al de los hombres. Es brutal observar como sus entrenamientos tienen lugar en el mismo estadio de Kabul que pocos años antes servía de campo de exterminio y ejecuciones a quemarropa e parte de la población. De este y otros contrastes se nutre un documental que, desde la deriva en la trayectoria deportiva de ambas hermanas, nos enseña lo dura que es creer en una quimera cercenada por la ilógica de unas leyes retrógradas. El brutal esfuerzo individual de unas deportistas que sueñan con ir a los Juegos Olímpicos de Londres para representar a su país se verá truncado por políticos corruptos y retrógrados que cada día se desayunan un derecho humano distinto sin atisbo de pudor ni arrepentimiento. Y lo curioso del tema es que ellas aman a un país que las repudia y que las relega aun rol secundario en el que su único fin en la vida ha de ser el contentar a su marido y cuidar de sus hijos.

En un momento de este valioso documento la hermana mayor confiesa que ha tenido la suerte de nacer en Afganistán, aunque nosotros desde el otro lado de la pantalla pensemos que esa fortuna sea en realidad una rémora. Atendemos a su esforzado día a día, intentando progresar y ser mejor como boxeadora aunque la carencia de recursos sea alarmante. La prometedora época de transición se va diluyendo como un azucarillo mientras la esperanza se somete al totalitarismo. El presidente de la federación de boxeo destituye a su entrenador de toda la vida y deja las riendas a otro más afín a aquéllos cuyo uno único fin es ahogar las mentalidades más avanzadas. El sacrificio y el pundonor por alcanzar un objetivo en la vida languidecerá sin remedio ante el despropósito y la irracionalidad. Resultado final: nada de competiciones internacionales y mucho menos de participar en Juegos Olímpicos. Como siempre la cruda realidad golpea a los más débiles y a estos solo les quedan dos caminos: agachar la cabeza o rebelarse. Aquí se optará por uno de los dos caminos, que no desvelaremos para no restar interés en su visionado, aunque vaya por delante que en ocasiones sea peor el remedio que la enfermedad. A fin de cuentas se trata de darse de bruces ante los que imponen su ley a sangre y fuego, aunque sea a base de dar puñetazos al aire y recibir los ajenos en todo el rostro.

Hay que aplaudir el trabajo de Juan Antonio Moreno y Silvia Venegas, directores de Boxing for freedom en su afán de mostrar y demostrar una realidad en la que la injusticia y la religión impositiva se traducen en un montón de sueños truncados, aunque también sea loable su capacidad por dar voz a quienes anhelan y luchan diariamente a contracorriente por un futuro mejor; personas clarividentes como la madre de las protagonistas que sobreviven en un mundo donde la lógica parece no tener cabida. Este imprescindible documento está trufado de frases contundentes que cobran todo su sentido cuando son dichas por personas que tan sólo ansían la paz, amén de los emocionantes créditos finales, donde se pone nombre y apellidos a muchos de esos valientes.   

KO en Kabul