martes. 19.03.2024
rajoy_y_macri

Retendré siempre fresca en mis retinas la imagen de Mariano Rajoy en el Parque de la Memoria que rinde homenaje perpetuo a los desaparecidos de la última dictadura militar argentina. El presidente español, en un alarde de hipocresía –televisada en vivo y en directo- acudió junto a su par argentino, Mauricio Macri, al sitio que sólo existe gracias a la infame perversidad de las prácticas llevadas a cabo por la derecha criminal y su devota tradición de muerte. Tradición que al otro lado del océano, y pocas décadas antes, el franquismo ya había practicado.

Para esta performance hizo falta que ambos mandatarios representasen fielmente el significado de Hipocresía: Que deriva del griego “Hipocrités” y que se traduce como “actor o actriz”. De esta forma los medios pudieron retratar para sus portadas las expresiones más adecuadas que Rajoy y Macri lograron ensayar en sus respectivos e improvisados roles, que por un instante los puso en la piel de dos defensores de la memoria, la verdad y la justicia.

Esta suerte de sátira no incluyó a las auténticas figuras de renombre que han hecho de los Derechos Humanos un auténtico estandarte, quizás porque no es ajeno a ellos el verdadero sentir de Macri y Rajoy respecto de los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en los países que presiden. Quizás la delegación española que acompañó al presidente en su visita a Argentina desconoce que Mauricio Macri intenta decretar una ley que reduce las condenas que cumplen los criminales de la dictadura, quizás no sepan que miembros del gobierno de Macri insisten en minimizar el genocidio o acusan a las Madres de Plaza de Mayo de “currar” con los Derechos Humanos. Quizás tampoco sepan que fue durante la última dictadura militar cuando las empresas del ahora presidente Macri lograron millonarios beneficios.

“¿Va a hacer algo con los crímenes del franquismo?”, le preguntó un periodista argentino a Rajoy, quizás con el fin de que esos mismos medios que reprodujeron la farsa interpretada por los actores Macri-Rajoy, sepan que allá, en la España de Don Mariano, las víctimas de la dictadura aún siguen sin justicia, y que sólo exalta a Don Mariano el recuerdo del Caudillo y no de quienes fueron perseguidos y fusilados por él.

Pero las incongruencias de los “hipocrités” del poder son ya moneda corriente, que difícilmente puedan esconder los medios que a diario dibujan fantasías con el iluso fin humanizar a los actores de las democracias neoliberales. De nada sirve el titular que resalta la defensa de la vida y de la justicia de uno u otro de estos mercaderes del poder que pretenden apropiarse de dignidades ajenas. Los argumentos que esgrimen se desmoronan, no se sustentan ante el peso de incoherencias sólo dignas de actores mediocres que, sin embargo, siempre tendrán admiradores.

Una mala actuación