jueves. 25.04.2024
AMLO-Petro

La construcción comunicativa de los liderazgos progresistas en Latinoamérica parece reverdecer después de una sequía de largo aliento, provocada por el avance del neoconservadurismo en la región durante los últimos años. La lucha jurídica de la derecha regional en contra de los liderazgos del progresismo, el golpe “blando” con el que deshabilitaron el Gobierno de Dilma Rousseff en Brasil –por la vía del impeachment– y una estrategia comunicacional de acoso y derribo a los presidentes y presidentas de la década ganada, fueron insuficientes para que durante la pasada oleada de procesos electorales en la región dos líderes del progresismo pasaran desapercibidos: Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por ganar las elecciones de México el pasado 1 de julio y Gustavo Petro de Colombia, que alcanzó el segundo lugar (8.034.189 votos), algo inédito para el progresismo en Colombia.

Aunque son varios los factores políticos y sociales que condujeron a estos dos líderes a los resultados que lograron, se estima que el giro discursivo fue uno de los factores clave, desde la perspectiva de la comunicación política, en las dos campañas electorales.

El mito

El mito es un elemento de la comunicación política con amplia trayectoria, en la medida en que es una representación colectiva que incluye doctrinas, ideas y conceptos compartidos por los miembros de un determinado grupo. Cuenta la historia política de una determinada sociedad, y es útil para la concreción de una narrativa política cargada de emotividad. Esta herramienta comunicacional fue usada por Hugo Chávez, quien rescató la figura mítica de Simón Bolívar y Rafael Correa, que se apoyó en la construcción mitológica del prócer Eloy Alfaro.

Su uso como estrategia narrativa permite a los políticos “hablar de temas sensibles, al tiempo que obtienen cierta inmunidad comunicativa”[1]. La virtud de esta herramienta también se basa en la capacidad de interpelación a grupos de la ciudadanía que no se involucran de manera frecuente en las actividades políticas, toda vez que el mito en sí mismo hace parte de la memoria colectiva de toda la sociedad que fija “los marcos de sentido que una sociedad brinda a sus individuos”[2]. Barthes[3] explica la forma en que el mito “constituye un sistema de comunicación, un mensaje. Esto indica que el mito no podría ser un objeto, un concepto o una idea; se trata de un modo de significación, de una forma”. Cuando se hace uso de esta estrategia narrativa lo que se capta no es un término por separado, uno y luego el otro, sino la correlación que los une.

Colombia

En el caso particular de Colombia, los últimos veinte años han experimentado variaciones importantes en los relatos políticos con impacto en la opinión pública. Esto se debe a que la misma dinámica política ha proporcionado reformas estructurales que han dado lugar al surgimiento de nuevas formas argumentativas: si a principios de siglo el uribismo usó una narrativa belicista y orientada a la mitificación de la seguridad como el núcleo angular de su accionar político, en la segunda presidencia de Juan Manuel Santos la paz o pacificación del país –azotado por más de cincuenta años de guerra– se convirtió en el leitmotiv del gobernante. Cada uno de estos liderazgos, a su manera, se cultivó en la construcción de una narrativa asociada a su labor, sus objetivos políticos e ideológicos y el contexto histórico social que los circundaba.

El giro discursivo de Gustavo Petro obedece a un cambio en la forma de ilustración de sus objetivos políticos, que se basa en la preexistencia de una lucha social perenne en la historia política colombiana y que se ha consolidado en el surgimiento de liderazgos – ‘mártires’ que se han sacrificado buscando el bien del común.

Esta plaza vio morir allá en esa esquina a hachazos al general Rafael Uribe Uribe, el único liberal que estaba en ese Congreso, el único que pedía por allá en el año 1914, hace casi un siglo, que se derogara la Constitución de 1886 porque era una constitución retrógrada, que le había quitado los derechos y las libertades a toda la ciudadanía colombiana. El general Rafael Uribe en aquel entonces, quizá desangrándose en esa esquina, había suplicado a su país, después de luchar en tres guerras civiles derrotado siempre, que Colombia no tendría otra posibilidad para la paz que volverse un país moderno, y justo en esa esquina lo asesinaron[4].

La virtud de la lucha en la “unidad” del pueblo colombiano es visible para establecer  una dicotomización del discurso que evidencia la existencia de una élite alejada de los intereses populares. La unidad de la ciudadanía fue otro de los ejes discursivos del ‘gran mártir’ del siglo XX en Colombia, Jorge Eliécer Gaitán, cuyo asesinato dio inicio al periodo de La Violencia en el país. Jorge Eliécer Gaitán le había dicho al pueblo de Colombia:

“no se dejen dividir por aquellas élites que lo han usufructuado todo”, aquellas élites que se consideran bajo un designio divino, quizás herederas eternas del poder, sólo por la gracia de su apellido.

“No se dejen dividir” porque el hambre liberal es igual que el hambre conservador y porque la oligarquía liberal se reúne con la oligarquía conservadora a tomar whisky mientras le ordenan a su pueblo matarse entre sí.

El uso de figuras históricas provenientes de partidos políticos tan opuestos como son el Conservador y el Liberal refleja la impronta pluirideolígica que buscó continuamente (pero con escaso éxito) salir del marco comunicacional que se creó bajo la expresión comúnmente usada del ‘castrochavismo’ y que logró estigmatizarlo a lo largo de la campaña:

Álvaro Gómez Hurtado [partido Conservador] decía ya vivimos un régimen de corrupción, ya los asesinos de Galán están gobernando, ya estamos en una dictadura de la corrupción y hay que derribarla. Y la manera de derribar ese régimen de corrupción es a través de un acuerdo sobre lo fundamental, fíjense ustedes en las paradojas de la historia, Álvaro Gómez Hurtado de joven ardoroso defensor de ideas anacrónicas cuasi fascistas en el laureanismo, enemigo acérrimo de Jorge Eliécer Gaitán, termina por esas paradojas del fluir histórico de los pueblos recogiéndose en una misma concepción.

México

En el caso mexicano, AMLO logró con éxito recrear el ethos de la Revolución y presentar su victoria como un hito histórico, al tiempo que el contexto de violencia generalizada en el país es tierra fértil para reavivar el mito de los mártires de la transformación[5]. Uno de los personajes históricos que recreó como fuente de inspiración fue el líder revolucionario Francisco I. Madero, cuya proclamación contra Porfirio Díaz suele considerarse como el puntapié inicial del proceso revolucionario y quien, además, fue presidente por un breve lapso ya que sería asesinado tras un golpe de Estado.

“México ha pasado por cuatro transformaciones, la tercera se dio con la Revolución de 1910 con el apóstol de la democracia, Francisco I. Madero para lograr la democracia, la justicia, porque Porfirio Díaz se quedó en la presidencia 34 años y se convirtió como un dictador, entregó los bienes de la nación“[6]. (25 de junio de 2017, en Guanajuato, el estado con más muertos diarios en el país).

La asociación al líder no sólo le permitió recrear un hito clave de la mexicanidad; también ha mencionado que su partido (MORENA) se parece al que llevó a Madero a la presidencia en 1911, el Partido Constitucional Progresista. Esto le permitió extrapolar la disputa con el partido hegemónico –Partido Revolucionario Institucional (PRI)[7]– al plano simbólico y posicionarse como una alternativa de cambio al status quo. Recreó también la “larga espera” ya que mientras Porfirio Díaz gobernó por más de treinta años, el PRI lo hizo por setenta.

Una de las operaciones más grandes que sufrió AMLO en su campaña hacia la Presidencia fue una guerra comunicacional sucia que intentó –sin éxito- instalar el miedo. Miles de teléfonos móviles recibieron audios vía WhatsApp con mensajes como: “Los rusos vienen a quitarnos nuestro petróleo”.[8] En este sentido, una de las defensas más grandes que ha tenido López Obrador ha sido la del petróleo, cuya nacionalización fue posible el siglo pasado por el general Lázaro Cárdenas del Río, otro de los políticos que ha convertido en emblema el líder de MORENA. Cárdenas remite a un pasado de soberanía nacional sobre los recursos energéticos.

Sin duda, el personaje histórico más mencionado por AMLO es Benito Juárez, presidente de origen indígena conocido como el ¨Benemérito de las Américas¨, debido al reconocimiento que recibió de América Latina por sus triunfos en la intervención francesa, la invasión del ejército francés a suelo mexicano, y la Guerra de Reforma. Su tercera campaña presidencial comenzaría, precisamente, en Ciudad Juárez, iniciando su discurso recuperando el significado y perspectiva histórica del lugar y ganándose a la audiencia local.

“Iniciamos aquí la campaña como homenaje a este legendario Paso del Norte donde se refugió y resistió Juárez y su gabinete en los tiempos de la lucha contra los conservadores y la invasión francesa. […] Ciudad Juárez ha sido testigo de hechos históricos trascendentes y punto de partida de importantes transformaciones. […] Ciudad Juárez representa el pasado glorioso, también el presente de los grandes y graves problemas nacionales. Y también aquí en Ciudad Juárez como en todo México se está expresando, manifestando la posibilidad de lograr juntos un mejor porvenir para nuestro pueblo y para nuestra nación”[9].

La identidad étnica de Juárez también fue resaltada, en un contexto en que la construcción del muro fronterizo con Estados Unidos representa una humillación para el pueblo mexicano por parte de los discursos xenófobos y racistas del presidente Donald Trump.

“Juárez encarnaba la tolerancia y él, Benito Juárez, fue objeto de la discriminación racial. Era un indígena zapoteco extraordinario y nuca se sintió menos”[10]. (21 de marzo de 2017).

Juárez murió siendo presidente y aún hoy es reconocido como el padre del liberalismo mexicano y el gran impulsor de las Leyes de Reforma, que separaron a la Iglesia del Estado, sin embargo el carácter laico del ex-mandatario es matizado en sus discursos: “Recordamos a Juárez también porque fue un hombre perseverante, nunca perdió la fe en la causa que defendía. Y así fue como se triunfó y se logró la segunda Independencia de México. Perseverancia. Terquedad, firmeza cuando se lucha por causas justas“[11].

En lugar de recrear un discurso laico en un país de mayorías católicas[12] AMLO propuso un interesante giro discursivo: “separar el poder económico del poder político” captando el hartazgo de los mexicanos hacia la corrupción, su gran bandera de campaña.

“Hace relativamente poco, un migrante poblano, un hombre mayor en San Quintín, Baja California, se acercó y me dijo: “licenciado, así como Juárez separó la Iglesia del Estado, usted busque, procure con el apoyo del pueblo, separar al poder económico del poder político”[13].

En el mismo sentido AMLO afirma que admira a Jesús y ha relacionado la historia de la máxima figura del cristianismo con su propia disputa política; en este sentido presenta ciertas similitudes con la llamada “opción por los pobres”, a la que el Papa Francisco ha hecho referencia en más de una ocasión. Asimismo, las referencias a la fe permiten recrear la idea de esperanza en contraposición con la campaña del miedo recreada por sus adversarios. “Yo soy cristiano en el sentido amplio, creo en el pensamiento y la obra de Jesús, él lucha por los pobres, por eso los potentados, los poderosos de su época, lo seguían, lo espiaban y lo sacrificaban, esa es mi historia“[14]. (Entrevista con el periodista Jorge Ramos, 16 de mayo de 2017).

En ese mismo diálogo, aseguró que otro de los personajes que admira es Ernesto Che Guevara, el líder de la revolución Cubana, a quien consideró un hombre ejemplar. Tanto la figura de Francisco I Madero, como Jesús o el Che Guevara retoman la figura mítica del mártir. La admiración por estas figuras históricas es tal, que su hijo menor lleva el nombre de ambos personajes: Jesús Ernesto.

“Él (Ernesto Guevara) es un revolucionario ejemplar, fue un hombre que ofreció su vida por sus ideas, por lo que él creía“[15].

De esta forma AMLO combinó figuras y mitos con diagnóstico certero: la corrupción y el neoliberalismo como el origen de todos los males, ejemplificando con argumentos simples y racionales. Por último, combinó la racionalidad con argumentos emocionales sacando rédito del “voto castigo” y la indignación de la ciudadanía.

“Por ejemplo un trabajador de la industria automotriz en Ciudad Juárez gana dos dólares con 47 centavos por hora, mientras en Estados Unidos un obrero con la misma especialidad recibe 29 dólares por hora, es decir 10 veces más. Pero lo más injusto e indignante ha sido la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo. El más reciente reporte del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM afirma que hace 30 años un salario mínimo alcanzaba para comprar 51 kilos de tortilla, y ahora solo alcanza para adquirir 6 kilos de tortilla”.

A modo de conclusión

Tanto Petro como López Obrador han tenido óptimos resultados electorales -entre otros factores- gracias a nuevas estrategias de comunicación política como el rescate de los liderazgos de la historiografía de cada uno de los países, cuya finalidad es recrear mitológicamente las hazañas de los grandes héroes latinoamericanos. En las pasadas elecciones en México, Andrés Manuel López Obrador posicionó frecuentemente en sus discursos a Lázaro Cárdenas y Benito Juárez, entre otros, como figuras insignia de la política mexicana. De igual manera, el ex-candidato presidencial Gustavo Petro rescató de la historiografía colombiana figuras tan distantes, temporal e ideológicamente, como la de Rafael Uribe Uribe o Álvaro Gómez Hurtado.

De alguna forma ambos han retomado los hilos conductores de otras luchas mediante la historiografía, combinando los rasgos de la política nacional y formando un mosaico ideológico que ha logrado reinventar al progresismo latinoamericano. Si bien ninguno de los dos puede considerarse un outsider en lo político han hilvanado un nuevo sentido, fundiendo sus trayectorias personales con la historia de sus respectivos países. En tiempos donde el márketing político era considerado una herramienta infalible al servicio de los neoconservadurismos, ambos han demostrado que los mitos nacionales siguen gozando de buena salud.

[1] Ávila, C. (2012), El mito como elemento estratégico de comunicación política: aplicación del modelo de Barthes al caso ecuatoriano. Pg. 143

[2] Duch, L. y Chillón, A. (2012), Un ser de mediaciones: Antropología de la Comunicación. Pg. 410

[3] Barthes, R. (1999[1957]), Mitologías. Pg. 108

[4] Extracción del discurso de cierre de campaña de Gustavo Petro: https://www.youtube.com/watch?v=w03n-jyIp28

[5] La campaña electoral de México en 2018 ha sido la “más violenta” de los últimos años, según un informe de la consultora Etellekt, desde el inicio de la pre campaña en septiembre de 2017 registra 124 políticos asesinados, entre ellos 29 precandidatos y 18 candidatos, según recuentos de la firma y medios locales. http://www.eluniversal.com.mx/estados/acaban-campanas-con-record-en-el-nivel-de-violencia

[6] http://www.nacion321.com/partidos/los-personajes-que-inspiraron-a-amlo-en-la-politica

[7] Desde 1929 todos los presidentes de México fueron miembros del PRI o sus partidos antecesores, hasta que se produjo la primera alternancia en las elecciones federales del año 2000, cuando ganó por primera vez un representante del Partido Acción Nacional (PAN). Sin embargo, el PRI y el PAN forjaron un acuerdo de facto, lo que le permitió seguir siendo el partido dominante.

[8] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-42986979

[9] http://www.letraslibres.com/mexico/politica/los-aciertos-y-errores-del-discurso-arranque-campana-amlo

[10] http://www.nacion321.com/partidos/los-personajes-que-inspiraron-a-amlo-en-la-politica

[11] Íbid. Ant.

[12] Aún cuando se observa una tendencia a la baja, el último censo población del INEGI reveló que el 82.9% de los mexicanos se identificó como católico. Ver: https://www.animalpolitico.com/2016/02/el-numero-de-catolicos-en-mexico-va-a-la-baja-aumentan-los-ateos-y-de-otras-religiones/

[13] http://www.letraslibres.com/mexico/politica/los-aciertos-y-errores-del-discurso-arranque-campana-amlo

[14] https://www.youtube.com/watch?v=CzZAbspTJKg

[15] Íbid. Ant.

López Obrador, Petro y el reverdecer del mito progresista