jueves. 28.03.2024
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Gustavo Petro

El líder del Movimiento Colombia Humana le ha dado otro color a unas elecciones en las que la mayor parte del territorio colombiano se ha teñido de ese azul “de la mano firme y el corazón grande”

En la primera vuelta, con una participación del 53,38 %, diecinueve millones seiscientas treinta y seis mil setecientas catorce personas han votado en unas elecciones que dejan al exalcalde de Bogotá, Petro, y al delfín del líder del Centro Democrático, Duque, como candidatos a la presidencia de la República.

El líder del Movimiento Colombia Humana le ha dado otro color a unas elecciones en las que la mayor parte del territorio colombiano se ha teñido de ese azul “de la mano firme y el corazón grande”. Petro ha ganado en los departamentos de La Guajira, Atlántico, Sucre, Córdoba, Chocó, Cauca, Nariño, Putumayo y Vaupés, y Fajardo ha sido el candidato más votado en el distrito capital. Las urnas han recogido 7.569.693 votos para Duque, el 39,14 %, y 4.851.254 sufragios, el 25,08 %, para Petro.

Ahora la ocasión la pintan calva. Por una vez en la historia de Colombia hay posibilidades de que acceda a la presidencia de la República un candidato de izquierdas. Una oportunidad que se ha demorado demasiados años y para la que habrá que ver si el país está ya preparado.

Es el momento de que todas aquellas personas que creen que otra Colombia mejor para la mayoría es posible arrimen el hombro y le apuesten al cambio. Si los candidatos y sus fórmulas vicepresidenciales no quieren, la población sí debe remar unida para contrarrestar al otro aspirante. Habrán de agachar las orejas los seguidores de quienes no han pasado de ronda y apoyar a un candidato que le apuesta a la paz y que promueve luchar contra la violencia y la exclusión.

Enfrente tendrá toda la maquinaria del Centro Democrático, un partido que busca el enfrentamiento, no sólo dialéctico, que ha dinamitado los acuerdos de paz de La Habana y que juega con la ventaja del poder y la política del miedo.

Colombia se merece un presidente que le dé otra mirada a la realidad, que afronté un cambio profundo en sus estructuras para luchar contra la corrupción y la inequidad social. Hace falta un humanismo mestizo en un territorio diverso y pluricultural. No es hora de retroceder en la historia y entregar el mando a un personaje que no se ha declarado abiertamente a favor de la paz y que le juega a los clientelismos.

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Resultados elecciones presidenciales de 27 de mayo de 2018 en la web de la Registraduría de la República

Toca hacer fuerza para empujar hasta el Palacio de Nariño a alguien que le cree a la paz sin ambages, a alguien que, en lo que podría ser su primer discurso como candidato a la segunda vuelta, le dice al país que defenderán toda la diversidad de Colombia, incluida la política.

Si Petro llegara a la presidencia, la composición del Senado y de la Cámara no le permitirían mucho margen de maniobra, pero su propuesta, tal vez utópica pero deseable, merece ser tenida en cuenta: educación pública, universal, gratuita y de calidad; salud para la vida, no para el negocio; economía productiva, no extractivista, buscando enriquecer a las personas empobrecidas, no empobrecer a las ricas; una política libre de corrupción; una justicia independiente, libre de presiones políticas, y el reconocimiento y el respeto por un país diverso y multicolor que necesita superar las discriminaciones.

La ciudadanía tiene la palabra, la que ha votado por Petro pero, sobre todo, la que lo ha hecho por Fajardo y De la Calle y ese cuarenta y seis por ciento que no ha acudido a las urnas. Queda por delante un reto fundamental, elegir entre retroceder a la falacia de la “seguridad democrática” o darle una oportunidad a una Colombia más humana, solidaria y equitativa.

El próximo 17 de junio la población colombiana tendrá que votar por su futuro y el de su país. Creo que la paz se merece un chance y Colombia necesita un cambio.

Gustavo Petro alcanza la segunda vuelta de las elecciones presidenciales